Incluso en nuestro Mar Muerto que progresivamente se seca, hay organismos vivos, algunos de los cuales eran completamente desconocidos para la ciencia hasta que fueron sacados de allí en la primera inmersión en el Mar Muerto por buzos europeos, a diferencia de los israelíes que se dedican a investigar criaturas extremófilas (criaturas que prosperan en condiciones ambientales extremas). En algún lugar del fondo del Mar Muerto brotan manantiales de agua dulce de bocas de un impresionante diámetro de hasta diez metros y en ellas viven diminutas criaturas que se empeñan en vivir a pesar de todo.
¿Qué puede explicar este deseo de vivir que emana, en todas partes, en todas las condiciones, común a todas las criaturas? ¿Una vida que en su misma existencia contradice la ley de la naturaleza que demuestra que todo tiende a descomponerse, a desintegrarse, a dispersarse y, de hecho, aspira a la nada?
La naturaleza incierta de la vida misma, es mucho más que la suma de todos los componentes del cuerpo normal. Esto no es susceptible de investigación científica convencional. La información de que disponen los investigadores se refiere a los diferentes estados del cuerpo, pero no a su vida real. Según la ciencia, la vida misma es el mayor interrogante científico.
Quien maneja el tema con gran habilidad y ofrece una gran cantidad de explicaciones es la dimensión interior de la Torá, el Jasidismo. Esta parte de la Torá trata sobre la parte interior de la vida: El alma. Cuando está presente, el cuerpo está vivo, y cuando no está, no está vivo. Se ha escrito mucho sobre las interrelaciones entre el cuerpo que depende del alma y el alma misma, en las obras del Jasidismo.
Es importante saber que el alma en sí, no es autónoma como nos parece. Ella extrae su vida de una "raíz" espiritual que vuelca vida en ella. Siendo ella misma espiritual, está cerca de su raíz y no necesita "mediación" entre ella y su fuente, por lo tanto su vida es continua. Sin embargo, no es así con el cuerpo, al ser físico, está muy alejado de su raíz espiritual, y necesita de la mediación del alma para vivir.
En el tiempo de la Redención, el cuerpo físico que fue purificado al cumplir sus Mitzvot "ascenderá" y podrá recibir su vida directamente desde su raíz.
En este estado, la vida del cuerpo no estará condicionada a la relación con el alma, ni a ninguna otra cosa, y su vida será eterna. ¿Qué pasará entonces con el alma? Ella será "alimentada por el cuerpo". Es decir, se invertirán las funciones. ¿Cómo nos sentiremos entonces? No tenemos idea. Pero está cerca, muy cerca, tal como afirma la profecía del Rebe de Lubavitch, ER"M. Y esto es lo principal.
