En este preciso momento, más de treinta mil objetos flotan sobre nuestras cabezas en el espacio. Menos de seis mil de ellos son satélites activos. Todo lo demás es "basura espacial". Objetos arrojados desde estaciones espaciales, restos y fragmentos de satélites obsoletos. Todos estos se mueven en órbitas descontroladas, dañando los satélites y esencialmente poniendo en peligro todo lo que hay en el espacio alrededor de la Tierra.
Pero eso no es todo. El profesor Donald Kessler de la NASA fue el primero en notar que cada impacto de este tipo rompe algo y, en cualquier caso, crea fragmentos adicionales que continúan el peligroso camino de otros impactos. Afirma que hoy tratamos el espacio como tratamos a los océanos hace un siglo y pagamos un alto precio. Si sumamos la contaminación del espacio a la contaminación de los océanos, a la contaminación del aire y a la contaminación de las aguas subterráneas, se crea un eslabón más de la cadena de desastres ecológicos que la humanidad ha traído a la creación. Buscan soluciones fáciles y no piensan en las consecuencias de sus actos.
Y así también es en el campo espiritual. Una persona comete transgresiones y no considera que las cosas siguen "orbitando" en el mundo, toman impulso para causar daño y vuelven a él, "caen" sobre él y lo golpean.
Pero aún así, la comparación no es totalmente idéntica, ya que en todo lo que se ha dicho con respecto a los daños físicos, normalmente no tenemos capacidad real para reparar lo destruido. Pero en el nivel espiritual, por otro lado, no sólo todo se puede arreglar, sino que también la suciedad más grande se puede convertir en un jardín floreciente. La Teshuvá tiene el poder de reparar cualquier daño espiritual, y si es sincera y profunda, tiene el poder incluso de llevar al antigua transgresor a una situación mucho mejor de la que tenía antes de pecar. Sobre tal situación está escrito: "Sus malicias se le hicieron a él como méritos", porque fueron los pecados los que finalmente empujaron a la persona a acercarse y comunicarse con Hashem.
Ahora estamos muy cerca de la Redención general. Todavía no tenemos idea de cómo El Santo, Bendito Sea Él, "utilizará" la contaminación del aire, del mar y del espacio, y qué beneficio obtendremos todos nosotros de las transgresiones personales y ecológicas, pero es totalmente claro, que nuestro mundo pronto se convertirá en algo que es mucho más que el Gan Edén. Aunque la Redención tendrá lugar en una dimensión física y material conocida, sin embargo, el universo entero experimentará una tremenda mejora que no podemos captar en absoluto, actualmente. Y en palabras de Maimónides: "No sabremos qué pasará hasta que suceda".
No queda mucho tiempo para juegos e intentos. Debemos aprovechar cada fracción de segundo, cada uno según sus capacidades. Lo que no hagamos ahora, lo lamentaremos mucho más adelante, porque la fuerza de nuestra conexión con todas las maravillas y maravillas del mundo de la Redención se basará en lo que hicimos antes.