A mediados del siglo veinte la ciencia era casi una cuestión individual. Detrás de los grandes descubrimientos se encontraba un pequeño número de genios, que cada uno de forma individual en su propio campo, impulsaba la ciencia. En el último cuarto del siglo veinte, el trabajo de investigación experimentó un tremendo cambio organizativo y, por ende, cambios sociológicos muy significativos. Por ejemplo, la física experimental en el campo de las partículas elementales es hoy la física de las corporaciones. Hablamos de gastos de inversión de miles de millones de dólares necesarios para construir aceleradores gigantes y dispositivos de medición; sin ellos es imposible avanzar en la investigación sobre este tema, con los cuales, muchos grupos de entre 400 y 600 investigadores y técnicos participan en la investigación que comparten entre ellos y entre otros grupos de investigación de tamaño similar en todo el mundo, con una cooperación verdadera y estrecha entre sí, con la ayuda de una comunicación integral.
Las personas clave en los grandes grupos de investigación son personas con una notable "cultura corporativa y asociativa" que no necesariamente tienen una imaginación profesional sobresaliente.
En tales marcos, es necesario tener en cuenta consideraciones económicas complejas. Un error en el pronóstico puede resultar en una pérdida económica de decenas o incluso cientos de miles de millones de dólares. Por ejemplo, la decisión de invertir en la investigación y el desarrollo de nuevos medicamentos depende definitivamente de la previsión de los beneficios futuros que pueden o no derivarse de ellos. Es decir: Para algunas personas esto supondrá una mejora en la calidad de vida o en la esperanza de vida. El bien de la mayoría, y no la inesperada brillantez accidental del individuo, es lo que determina hacia dónde se desarrollará la ciencia hoy.
Esta colaboración científica global expresa una profunda tendencia que se origina en las capas más profundas de la realidad. Como muchos de los fenómenos sin precedentes de nuestro tiempo, éste en realidad, tiene sus raíces en el futuro: En el momento de la Redención completa. El mundo está dando pasos de gigante hacia un período de conciencia colectiva, en el que una colaboración mutua se convertirá en una unidad. Una experiencia compartida de la Esencia Divina que incluye todo, será propiedad de todos nosotros y no necesitaremos Internet para comunicarnos entre nosotros.
De hecho, el pueblo de Israel ya es un solo cuerpo, pero en este preciso momento, la mayoría de nosotros carece de la conciencia colectiva de este cuerpo. Lo que separa a las personas ahora es la escasa conciencia de este cuerpo. La comprensión y la colaboración entre ellos proviene de la emoción y el intelecto, que son funciones espirituales. Pero en el Futuro por Venir, la raíz Divina se revelará en el cuerpo mismo, y la experimentación de la verdad real unificada se revelará en los cuerpos con más fuerza, ¡incluso más que en las almas! (Esta es también la razón por la cual, el proceso de Redención no debe realizarse de forma completamente espiritual, sino por una persona en un cuerpo físico; el Rey Mashíaj).
En la Redención, la experiencia física no sólo ya no separará a una persona de su semejante, sino que fortalecerá y expresará con más fuerza la unidad de la creación. La creación entera con todos sus componentes será absorbida hacia una unidad eterna y nada limitará la experiencia del yo físico limitado. El Yo infinito - "Yo soy Hashem, vuestro Di-s" - palpitará en todo.