Pero como hemos aprendido de nuestra amarga experiencia, las fórmulas no son sino enfoques pálidos y no reflejos fehacientes de la verdadera realidad, y en ocasiones pueden inducir a un error y causar grandes daños (Otras áreas donde se toman decisiones basadas en ciencias matemáticas en las que no siempre se puede confiar, son las ciencias climáticas, la erosión de las playas y la seguridad nuclear, entre otras). Son estos modelos sin confiabilidad para la evaluación de riesgos, los que han dado a varias empresas el coraje de utilizar fondos de préstamos para apuestas financieras que han costado muy caras a muchas personas.
Estos y muchos otros ejemplos ilustran cómo, en nombre de la ciencia, damos demasiada credibilidad a modelos basados en cimientos inestables. Y sorprendentemente, lo hacen una y otra vez. Dicen: ¿Y qué opción tenemos? ¿En qué más se puede confiar al intentar evaluar riesgos, es decir, predecir futuros?
Y la respuesta es antigua. Existe una "técnica" completamente libre de riesgos para la evaluación de riesgos y la predicción del futuro: La profecía. La profecía es la única herramienta en la que no hay ni puede haber error. Aunque la mayoría de nosotros no comprendemos su mecanismo de acción (las "fórmulas"), lo principal es que sea completamente preciso y fiable. Y esto contrasta con las matemáticas, que se utilizan para modelos futuristas inestables, que además son incomprensibles para muchos y también mucho menos precisas y eficientes.
¿Y dónde está un profeta hoy? Una mirada a nuestras fuentes revela un descubrimiento maravilloso: Maimónides establece que en el futuro, la profecía regresa a Israel, como preparación para la llegada del Mashíaj. De hecho, en las charlas del Rebe de Lubavitch ER"M, hay una referencia explícita a que sus palabras, con certeza, son proféticas. Incluso sin su referencia personal, el seguimiento científico de sus profecías demuestra de forma empírica que sus palabras no son vacías sin sentido, sino que todas sus profecías se materializan plenamente.
Cientos y miles de visiones, tanto para particulares como a nivel nacional e internacional, han demostrado ser completamente acertadas y exactas. Parte de ellas, en el momento en que fueron dichas, parecían claramente imposibles, y aun así, la visión del Rebe, que excedía toda imaginación, se hizo realidad.
De hecho hoy, estamos ante la materialización de la profecía principal, una profecía que concierne a todos los seres humanos, a todos los tiempos y a todos los lugares juntos: La profecía de que "He aquí, el Mashíaj viene", aquí está la Redención verdadera y completa a punto de cumplirse en cualquier momento por medio del Mashíaj, enseguida e inmediatamente.
