Si hay algo que caracteriza la vida de Rabí Shimon bar Iojai es que habitó una realidad que para las personas de su generación y las siguientes, aún se encontraba en el futuro: La realidad del Mashíaj, el mundo de la Redención, la armonía y la perfección.
"Había una vez un discípulo de Rabí Shimon que salió de la Tierra de Israel y regresó siendo un hombre rico. Los otros discípulos vieron esto y tuvieron envidia y también querían irse. Rabí Shimon sabía de esto. Los llevó a un valle frente a Miron y dijo: “¡Valle! ¡Valle! ¡Llénate de monedas de oro!” El valle comenzó a fluir con monedas de oro ante ellos. Dijo Rabí Shimon a sus discípulos: “Si es oro lo que deseáis, aquí está el oro; tómalo por ti mismo. Pero sepan que quienquiera que tome ahora está tomando su porción del Mundo Venidero. Porque la recompensa de la Torá solo está en el Mundo Venidero”. (Midrash Rabá, Shemot 52:3)
El Rebe de Lubavitch explica el significado más profundo de esta historia: La Torá es el modelo de Di-s para la Creación y el canal a través del cual toda la vitalidad y el sustento de la Creación fluyen desde Arriba. Así que todo en nuestro mundo, desde las bendiciones espirituales más elevadas hasta la riqueza mundana que viene en forma de monedas de oro, es facilitado por la Torá. Pero nuestro mundo es un alma deshikra, un lugar de ocultamiento y engaño. Las cosas nos llegan pero su fuente permanece oculta; vemos el resultado pero, en el mejor de los casos, solo tenemos una percepción distorsionada de su causa. En nuestra realidad, es posible que mientras la Torá es la fuente de todo el oro en el universo, alguien cuya vida está dedicada a la Torá aparentemente puede sufrir pobreza, mientras que alguien que abandona la Torá aparentemente puede adquirir riquezas.
Ese es nuestro mundo. El mundo futuro del Mashíaj, sin embargo, es el mundo de la verdad. Un mundo en el que la mano es visible dentro del guante, la causa es evidente en el efecto y la fuente de todo se revela sin distorsión. En el Mundo Venidero, es claramente visible que incluso el oro físico fluye de las fuentes de la Torá.
Rabí Shimon bar Iojai habitó esa realidad futura. Sus discípulos, sin embargo, aún vivían en el mundo actual. Los discípulos de Rabí Shimon se sintieron perturbados cuando la realidad que experimentaron estaba en desacuerdo con la verdad tal como la conocían. Les inquietaba que un colega que abandonó el estudio de la Torá se hiciera rico, mientras que ellos, que la estudiaban día y noche, padecían pobreza, a pesar de que sabían que la Torá es el conducto de todas las bendiciones mundanas.
Así que Rabí Shimon bar Iojai les concedió un vistazo del Mundo Venidero. Les mostró el mundo que habitó en cada momento de su vida. Y si no podían habitarlo y acceder a él por sí mismos, al menos lo contemplarían.
Cada año en Lag BaOmer, somos atraídos a la órbita del mundo futurista de Rabí Shimon. En nuestra generación, la última del exilio y la primera de la Redención, no hay ninguna contradicción en "vivir el futuro", el Talmud insiste en que “en el lugar donde reside la mente de una persona, allí es donde ella está”. El Rebe de Lubavitch nos enseñó hace 30 años en el momento que anunció la Redención, que debemos "vivir el futuro", tener un actitud y una postura en la vida de la Era del Mashíaj. Nosotros ya podemos (y debemos) comenzar a vivenciar esta realidad pues estamos ingresado en la Era del Mashíaj.
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