Hace unos cien años tuvo lugar la revolución más importante desde la invención de la rueda: La primera revolución verde. Desde entonces hasta hoy, miles de millones de personas dependen del éxito continuo de las cuatro características de la agricultura moderna: Riego inteligente, fertilizantes derivados del petróleo, pesticidas químicos e ingeniería genética.
Hoy parece que estamos al borde del final de tres de ellos: Las fuentes de agua dulce para riego se están agotando rápidamente, los precios de los combustibles son más altos que los precios de los alimentos que este combustible puede producir, y nubes tóxicas de insecticidas están contaminando el aire, creando "zonas de muerte" en los océanos y envenenando el agua potable. La población mundial, consumidora de cultivos agrícolas, se ha multiplicado varias veces y, por tanto, el mundo está al borde de una grave crisis alimentaria.
Sólo la cuarta opción, la ingeniería genética, aún no se ha agotado y promete nuevos récords. Es posible programar las plantas para que consuman menos agua, "acepten" crecer en zonas áridas y necesiten muchos menos pesticidas y fertilizantes. Programarlos para que sean más grandes, más nutritivos y más duraderos.
Esta es, por un lado, la esencia de la segunda revolución verde en la que nos encontramos. Pero no todo el mundo sabe que ya ha comenzado una tercera revolución verde, que producirá cosechas que dejarán boquiabiertos incluso a los genetistas más valientes. No tenemos idea de cómo sucederá exactamente, sólo está claro que marcará una nueva era en la que nadie de la población mundial sufrirá nunca más la vergüenza del hambre. Una descripción parcial de la agricultura en la época de la Redención se encuentra en nuestras fuentes de la Torá. Por ejemplo: En el futuro, el trigo se transformará como una palmera, y sus granos se hinchará como los riñones de un gran toro.
En realidad, esta no será una innovación tan grande. La Torá describe un enorme racimo de uvas (que pesa aproximadamente ocho toneladas) que transportado por ocho espías. Otro espía se esforzó en cargar un solo higo, y otro espía, en sostener una granada. Especies por las que se elogiaba la Tierra de Israel, en su tamaño natural...
Muchos años después, la bendición Divina todavía reinaba en la tierra. Los sabios hablan de un hombre que se sustentó dignamente toda su vida, con el producto de un solo arbusto de alcaparras, que era increíblemente sabroso y nutritivo. Por ende, era posible saciarse con un poco y gozar de una salud óptima. Pero luego los pecados estropearon este estado de la naturaleza y expulsaron de aquí a la bendición. También nosotros fuimos exiliados. La tierra quedó desolada y con ella se deterioró el estado de las plantas en todo el mundo, como todos sabemos.
Pero la bendición maravillosa y mucho más que ella, regresará aquí en los próximos días, realmente, como una pequeña parte de una revolución que incluirá a todos y a todo: La revolución de la Redención verdadera y completa.