En un estudio del año 2008, los investigadores descubrieron que cuando surge la curiosidad, las áreas del cerebro llamadas ganglios basales "se encienden". Estas áreas corresponden a las áreas de recompensa del cerebro, que son las áreas que controlan el deseo de lograr y otorgan la experiencia de placer cuando se ha logrado lo que queríamos. Y en el caso de la curiosidad, cuando el signo de interrogación que despertó nuestra curiosidad recibió una respuesta adecuada, problema resuelto. El misterio fue revelado. Y entonces nuestra mente nos premia con un despertar de las zonas que nos provocan placer y nos tranquilizamos.
De hecho, la curiosidad humana ha sido el motor que siempre ha empujado a la humanidad hacia adelante. La curiosidad de Eva nos costó la expulsión del Jardín del Edén. La curiosidad del patriarca Abraham, el primer judío, lo llevó a la búsqueda Divina. La curiosidad de Moisés lo transformó en alguien con dificultades en el habla, pero también lo llevó a la zarza ardiente. La curiosidad de Miriam salvó la identidad judía de Moisés y finalmente permitió la salida de Egipto. Hasta el día de hoy, basamos el gran evento educativo de cada el año en "La noche del Seder de Pesaj", en las cuatro preguntas que se supone que surgirán en la mente intrigada del niño, al ver los cambios inusuales a los que está expuesto durante la comida.
Desde Newton en adelante, los científicos hablaron con entusiasmo sobre el papel fundamental de la curiosidad científica. Albert Einstein escribió en 1921: "No tengo talentos especiales, simplemente soy apasionadamente curioso". Hoy se invierten muchos esfuerzos en el desarrollo de la didáctica, para que no se conformen con complacer a los alumnos con hechos y datos, sino que proporcionen a su mente estímulos de curiosidad y capacidad de autoaprendizaje.
Lo que los investigadores no suelen tener en cuenta es que, con el debido respeto al maravilloso mecanismo cerebral que llevamos en la cabeza, el cerebro es sólo la vestimenta (el medio de expresión y transición, el "modem") del alma, y quien determina qué y por qué nos va a intrigar un asunto en particular y no otro, es el alma, y por lo tanto, es adecuado e importante brindarle la información que es importante para ella.
A lo largo de la historia somos testigos de una pregunta gigante que ocupa a la mayoría de las personas en el mundo. La mayoría de la gente sabe que un día llegará el Mashíaj y con él vendrá una Redención maravillosa. Lo que la mayoría de ellos todavía no sabe, -aunque le gustaría mucho saber- se divide en dos preguntas esenciales: A) Cuándo vendrá el Mashíaj b) Quién es él.
¡Fieles a lo que escribimos aquí, aquellos que son realmente curiosos pueden comenzar a investigar y encontrar las respuestas por sí mismos!
La información está entrelazada a lo largo de toda la literatura de la Torá, como dice Maimónides: "Todos los libros están llenos de este tema". En especial, se recomienda estudiar las charlas del Rebe de Lubavitch ER"M, entre ellas las que fueron pronunciadas en los año 5751/5752 (1991-1992). Las respuestas se hallan ahí, con perfecta claridad.