Lo que llamamos "calor" no es más que una forma de energía cinética a nivel atómico. Cuando sentimos que algo se está calentando, significa que sus átomos se están moviendo muy rápido. En cambio, cuando hace "frío", significa que los átomos se mueven lentamente. Esto nos dice que lo que sentimos como "calor" es en realidad, una forma de energía de movimiento.
La comprensión de que el "calor" podía explicarse de esta manera, fue uno de los logros de la física del siglo 19. Esta comprensión proporciona un vínculo de conexión entre el mundo macroscópico (visible para el ojo, revelado a nuestros sentidos) y el mundo microscópico oculto del átomo, el lugar donde tienen lugar, las causas de las cosas que experimentamos en lo "macro".
Incluso en el mundo macroscópico humano, esto funciona así. Cada movimiento (acción, tarea) que en especial se hace con rapidez, expresa un calor y una energía interior, que posibilitan que la "acción" espiritual acontezca. La frialdad es percibida como indiferencia, y sus resultados son: Poner en duda la fe, ralentización general y satisfacción espiritual baja. La realización de una Mitzvá de forma lenta, seca y fría, "Mitzvot que las personas hacen de forma mecánica".
Sobre Di-s, Bendito Sea, está escrito: "Porque Di-s, tu Di-s, es fuego que consume". El judaísmo es una materia activa que requiere movimiento y ferviente actividad. El judaísmo no es una mera cultura y tradición. No equivale a un club social, en el que hay reuniones en un salón. El judaísmo verdadero es un movimiento pujante y una energía enfocada sin fin. Es el corazón palpitante del mundo. Es aquella iluminación sobrenatural que comenzó a brillar en el cielo del mundo con el nacimiento de Abraham nuestro padre en Babilonia, continúa iluminando al mundo entero con una luz brillante y lo mueve hacia su Redención Divina.
El propósito de toda esta energía siempre fue uno: La revelación del Mashíaj. Como una chispa atraída hacia la luminaria, toda la energía, el movimiento y la actividad humana en la tierra, son absorbidas hacia este gran fuego. En el lenguaje de la Cábala, este movimiento se llama: "Absorberse hacia en el cuerpo del rey". Estar incluidos, por así decirlo, en el alma ardiente del Mashíaj, que es la revelación más concreta del Reino de Di-s.
Similar a la ley de conservación de la masa y la energía, lo mismo aquí: Nada se pierde. La energía no se crea por sí sola, ni se puede destruir. El sistema está cerrado. Las fuerzas que fluyen del Mashíaj hacia nosotros se "transforman" en actividad vigorosa, en un movimiento de Torá y Mitzvot, una energía que regresa a Él. Nuestra rapidez añade fuerzas y renueva la vida en el rey, un aporte de fuerza y vitalidad que es fundamental para él, a la hora de completar su misión: La redención del mundo entero de las tinieblas y la frialdad del exilio, de la lentitud, la indiferencia y la ignorancia. en lo que respecta al descubrimiento de la verdad. Fuerza para levantar el velo que ocultó la cálida realidad infinita, la verdadera: Es el Ser Divino que lo abarca todo.