los terroristas árabes y sus organizaciones, que están en Gaza y el Líbano, pero también, de los poblados de Judea y Samaria e incluso en los pueblos y ciudades de las distintas zonas de Israel.
La gran conmoción da paso a la comprensión de que ha llegado el momento de un cambio, no sólo en el plano militar, sino también en la fe. Muchos son los que buscaron darnos fuerzas en estos días, con la protección espiritual y el fortalecimiento de la relación con el Creador, por medio del cumplimiento de las Mitzvot. Hay muchísimos hombres que decidieron colocar Tefilín todos los días y mujeres encender velas de Shabat, además de fortalecerse de otras maneras.
La exigencia de recibir respuestas no se dirige sólo a los responsables del gobierno y del ejército:
La sensación de que todo se ha derrumbado conduce también a un verdadero grito hacia el Cielo, a una Redención definitiva e inmediata.
En una famosa carta, el Rebe escribe: "Desde el día en que fui a la escuela e incluso antes de eso, comenzó a tomar forma en mi imaginación la futura Redención, la Redención del pueblo de Israel
de su último exilio, una Redención de tal magnitud, que por medio de ella, se entenderán los tormentos del exilio, los decretos y las destrucciones. Y como parte de este futuro brillante, y como parte de esta Redención sucederá que, "este líder es un rey, no el líder de una tribu, sino que sobre sus espaldas no hay nadie más que Di-s" (Horaiot 11), y todo será de manera que con el corazón íntegro y con pleno entendimiento se cumplirá el versículo “Será dicho en aquel día, te agradezco Di-s, porque me has afligido”.
La compresión es que no tenemos otro consuelo, a excepción del consuelo definitivo, que traerá el final de todas las desgracias, cuando se nos revelará Di-s, Bendito Sea, de una forma plena, entonces podremos consolarnos de verdad. Esta comprensión es la única salida mental a la situación en la que nos encontramos.
Palabras de consuelo leímos en la Haftará de la Parshat Noaj hace una semana: "En un pequeño momento te abandoné y con gran misericordia te reuniré. Con un pasaje de ira escondí Mi rostro un momento de ti y con compasión eterna, tendré misericordia de ti, dijo Di-s tu Redentor".
Estas son las palabras que estamos obligados a transmitir ahora y a todos los que nos rodean, a medida que los fortalecemos y nos fortalecemos con la profecía de la Redención del Rebe, quien aseguró la Redención y el consuelo definitivo muy pronto, realmente.
Y mientras tanto, debemos fortalecernos en el cumplimiento de las instrucciones del Rebe, y hacer un llamado claro a quienes toman las decisiones: ¡No debemos ceder a la presión externa! No detenerse las operaciones de guerra, hasta su completa erradicación y destrucción, no sólo de las infraestructuras terroristas sino también de todos los terroristas de todo tipo que infestan la Tierra de Israel.
Debemos responder con firmeza a la presión internacional y decirles que cuando se trata de salvar las vidas de nuestro pueblo, no son ellos quienes pueden expresar una opinión y determinar el destino de las personas que viven en Tzión. Y enseguida seremos consolados al escuchar la voz anunciante de que "ha llegado el tiempo de la Redención".
Colabora con la difusión de Mashíaj y dona a través de PayPal a la cuenta vienemashiaj@gmail.com
