El éxito de un buen medicamento también depende de la capacidad del paciente para soportar los efectos secundarios que puedan surgir y sobrevivir a los mismos. Esto se vuelve claro en años de experimentos con animales y con humanos sanos y enfermos. Por lo tanto, el desarrollo de fármacos puede llevar diez años o más.
Incluso en los intentos espirituales de sanar el alma de toda la generación, existen diferentes medicinas. Hasta hace poco, los métodos eran bastante violentos, desde golpear a niños y estudiantes para educarlos, hasta azotes espirituales de intimidación y amenazas de castigos físicos y espirituales como el "Guehinom", infierno y similares. La gente asumió deliberadamente sufrimientos, penitencias y ayunos para expiar las malas acciones y purificar el alma.
Las generaciones fueron lo suficientemente fuertes para soportar los "efectos secundarios" de estos métodos, y como evidencia: Los "tratamientos" continuaron y la gente creció honesta y equilibrada. Pero últimamente la salud espiritual se ha debilitado mucho. Niños y adultos ya no sostienen castigos físicos ni angustias espirituales. Golpes, regaños y amenazas dejan heridas abiertas en el alma. Cualquier malestar o dolor se convierte en un trauma, y tal educación se transforma en una pérdida. Produce personas golpeadas emocionalmente.
La situación también se ha invertido en el ámbito religioso. No más amenazas. De hecho, el infierno todavía existe, pero la recompensa de una mitzvá es más convincente que el castigo por su transgresión. La gente espera aliento, fortalecimiento y ayuda.
Incluso en los lugares de trabajo encontramos cada vez más gerentes que entienden que solo "con lo positivo" es posible crear un equipo eficaz con motivación y dedicación, optimizando así el trabajo y ganando más.
Aunque la razón de la transición a métodos de educación y trabajo más simpáticos y refinados es la debilidad de la generación, hay otra razón interna y más significativa para esto: Nos acercamos rápidamente a un momento en que todo estará bien. El tiempo de la Redención verdadera y completa. Ya nada amenazará a nadie. No habrá transgresiones ni castigos. Sin enfermedades y sin necesidad de sermones morales. Todo de entrada, será bueno, correcto, honesto y justo. El único miedo será el temor celestial puro, que es un sentimiento elevado que proviene del amor. Y por supuesto, todos estarán sanos para siempre y vivirán eternamente. Hoy estamos muy cerca de ello. Ya se pueden oler los aromas de la Redención. Es por eso que incluso ahora la tendencia natural es vivir "en positivo".
Pensemos bien, hablemos bien, hagamos bien, y de inmediato todos tendremos lo mejor que pueda existir.
