Incluso entre los que fueron definidos como "usuarios de Internet para mal" (una categoría por debajo de los "adictos"), la tasa más alta se registró entre los jóvenes israelíes. Los daños de la adicción se manifiestan en el desperdicio de muchas horas todos los días, desconexión de amigos y familiares, vagancia e interrupción de estudios, pérdida de otras áreas de interés, y hasta cambios en la estructura del cerebro.
Un judío siempre está comprometido en la búsqueda de la verdad. Hay quienes saben dónde buscar y por ende, encuentran y hay quienes no saben y continúan equivocándose y complicándose más y más.
La fe innata que es inherente al alma judía, no le da descanso. Un judío siempre buscará el verdadero nombre de la experiencia de la fe supra-consciente y esto lo empujará hacia adelante para voltear cada piedra que aparece en su camino y dar vuelta cada situación estable para ver qué se esconde debajo suyo. Nuestra juventud está buscando, y como toda cosa en una edad juvenil, con mayor intensidad que los adultos. Por lo tanto, son mucho más vulnerables a los peligros de vida que acechan en Internet.
En todas las generaciones, nuestros antepasados dieron sus almas por una educación correcta, la única educación que puede calmar el alma judía turbulenta: Una educación con la pureza de lo Sagrado. Una educación en la palabra de Hashem que aparece en la Torá y es explicada auténticamente por los grandes sabios de Israel, sin que hayan modificado nada por sí mismos. Solo en la Torá se encuentran las respuestas, las vivencias y los verdaderos nombres de los componentes de la existencia y de Quien hace hallar a la existencia a cada instante a partir de la nada, y por ende solo la Torá puede llevar al alma a la tranquilidad, satisfacción y buen funcionamiento.
El Rebe de Lubavitch, ER"M, nos instruye a comenzar este tipo de educación lo antes posible, para evitar que nuestros hijos lleguen hacia el borde la caída. Los niños deben conocer las cosas de su primera fuente, porque tienen un sentido especial para identificar la verdad y también para desenmascarar la mentira.
Nuestros profetas aseguran que los niños de esta generación serán los primeros en notar que la Redención se está materializando, incluso en sus primeras etapas, mientras que todos los demás aún temerán desde los reflejos de sus corazones. En el momento en que las mentes seguirán aún cautivas de las interpretaciones que la imaginación da a la realidad, ellos, los niños, comprenderán lo que ven, señalarán con claridad y nos informarán en voz alta: "Este es nuestro Di-s, en Quien hemos depositado nuestra esperanza y él nos salvará" (Ieshaiahu 25:9).
Así fue con los hijos de Israel en Egipto, que fueron los primeros en sacar la cabeza de la cosmovisión egipcia e identificar a Di-s, y así será también con nuestros hijos. Solo debemos darles lo que les corresponde y veremos de lo que son capaces.