Como cualquier estudio científico que se precie, ellos formulan hipótesis y analizan todas las direcciones posibles para sus resultados y sus consecuencias en cada posibilidad. Se examinan una variedad de catástrofes, como una guerra nuclear total (los resultados dependen de quién contra quién, la intensidad de las bombas, cuándo llegará y dónde, qué sucederá inmediatamente y cuáles serán las consecuencias después de uno, cinco y diez años) o el impacto de un asteroide en la Tierra (aquí los resultados dependen de qué tamaño, qué tan fuerte, si en el mar o en tierra). Elaborados escenarios de terror son bellamente analizados.
Y hay también un análisis positivo: Los medicamentos genéticos, por ejemplo, que resolverán la mayor parte de nuestros problemas de salud (incluido el envejecimiento) o el éxito en la clonación de personas inteligentes, saludables, bellas y quizás también completamente felices. Y así sucesivamente. sucesivamente.
Ninguno de estos científicos (todavía) prestó atención en una posibilidad futura cierta. Una posibilidad que no se deriva directamente de ningún campo de la acción humana como la ciencia o la política, ni se deriva del comportamiento científico-natural. Pero, por otro lado, definitivamente se relaciona con todo esto y cambiará la vida de todos y cada uno de nosotros y de todos los seres vivientes, vegetales y minerales sobre la faz de la tierra, haciéndolos irreconocibles. La ignorancia de los científicos es especialmente flagrante a la luz del hecho de que una descripción precisa y detallada de este hecho se encuentra en casi todos los hogares del mundo, en un estante de la biblioteca o en uno de los cajones: En los libros del Tanaj.
En él está escrito, que desde hace miles de años se sabe con certeza, que está por aparecer en el mundo un hombre superior a todos los seres humanos. Él logrará establecer un régimen monárquico universal de justicia, honestidad y paz. Al mismo tiempo que la transformación del gobierno, aparecerán nuevas leyes de la naturaleza (y las antiguas serán comprendidas en niveles profundos y hasta completamente nuevos). No, ningún asteroide o bomba aterrizará aquí. Todo lo que pase solo será bueno. Millones de personas han sabido y creído esto durante miles de años, y esperan que la Redención completa llegue.
Y, sin embargo, cuando finalmente suceda (y va a suceder en cualquier momento, según la profecía del Rebe de Lubavitch, ER"M), muchos reaccionarán señalando con un dedo acusador a todos los que ya vivieron esta fe durante el exilio y les recriminarán: ¡¿Por qué no nos dijiste?! ¿Por qué no nos ahorraste el sufrimiento, el vacío? ¡Podrías habernos salvado, redimirnos un segundo antes!
Por lo tanto, todos deberían saltar ahora la valla imaginaria del escepticismo y unirse al campo de los que dicen, difunden, anuncian y gritan: ¡Prepárense! ¡Aquí viene el Mashíaj!
