Con una carencia de fortalecimiento por parte del ambiente en que la persona vive, incluso los conceptos más triviales dejan de ser reales para ella. Después de un tiempo adicional, él está propenso a perder la confianza en la esencia de su existencia.
Varios de los métodos de "lavado de cerebro" se basan en este principio. Una persona es llevada a una realidad en la que ciertas cosas no existen y no se mencionan en absoluto, hasta que después de un tiempo, cuando no las siente ni habla sobre ellas, toda su percepción de la realidad cambia. A pesar de que aparentemente sabe que las cosas existen, su existencia para él es teórica y no es práctica.
También el alma, cuando está investida en el cuerpo, está en una especie de calabozo hermético. Una parte muy pequeña de sus percepciones y conocimientos anteriores de cuando estaba "arriba", quedó real para ella. Durante décadas, solo ve la "jaula" en la que está prisionera y su conexión con lo que está más allá de lo material está bloqueada.
No es de extrañar, entonces, que con el tiempo, al alma le resulte difícil incluso creer que hay algo más allá de la realidad física en la que se encuentra. También si ella tiene recuerdos de su visión certera de la luz Divina en el Gan Edén y sus otras experiencias antes de ser investida en un cuerpo, rápidamente se vuelven borrosos e indefinidos.
Para mantener la claridad transparente de la experiencia de la Presencia Divina, todos debemos hacer lo que las personas que se encuentran en las situaciones descritas hacen para mantener la cordura: Volver atrás y recordar que, de hecho, hay una realidad más allá de lo que vemos.
Todas las historias de personas que lograron mantener la mente despejada en tales condiciones, describen un trabajo constante de ejercer la memoria y esforzar la meditación. Aferrarse con fuerza a cualquier punto de recuerdo o de información. Con esta práctica espiritual constante de forzado cuidado del contacto con el otro lado del mundo, las personas salieron de su debilidad y quien no se comportó así, colapsó.
Incluso nosotros: Si nuestro deseo es sentir la Realidad Divina dentro de nuestras vidas, debemos recordar una y otra vez de dónde venimos y, lo más importante, no olvidar el objetivo: "Todos los días de tu vida - son para traer la Era del Mashíaj" (Berajot 12:B).
Un estudio en profundidad de la Torá de la Gueulá (Redención) tal como está citada en las palabras de los Profetas y los Sabios, en la Torá del Jasidismo y especialmente en las charlas del Rebe de Lubavitch ER"M, nos recuerda y nos internaliza lo que está más allá de lo que vemos. Gracias a él, cuando llegue la Redención que está tan cerca, no estaremos paralizados, desconectados, sino que nos encontraremos en un estado adecuado y óptimo.
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