1. El 24 de Tevet, iortzait (aniversario del fallecimiento) del Alter Rebe, generalmente cae en la semana de la Parshá Vaerá. Basándonos en el principio de que las festividades tienen una conexión con las secciones de la Torá leídas en ese mismo momento, podemos asumir que existe una conexión entre el iortzait del Alter Rebe y la Parshá Vaerá.
Esa conexión se puede ver en el segundo versículo de la lectura de la Torá que dice: “Y Me revelé a Abraham, a Itzjak y a Iaakov [los patriarcas (Rashi)] como Di-s, el Todopoderoso”. La palabra hebrea para Todopoderoso, ש-די, (Sha-Dai) es un acrónimo de los nombres Shneor שניאור, que es el nombre del Alter Rebe; DovBer דובער, que es el nombre de Maguid de Mezritch; e Israel ישראל, que es el nombre de Baal Shem Tov. Estos tres Rebes representan a los “patriarcas” del movimiento jasídico.
La tarea espiritual de los patriarcas fue una etapa preparatoria para la entrega de la Torá y la entrada a la Tierra de Israel. De hecho, Di-s redimió a los judíos debido al pacto que había hecho con los patriarcas. De manera similar, el servicio de los “patriarcas” del Jasidismo nos prepara para la Redención Futura y la revelación de Pnimiut HaTorá (la dimensión interior de la Torá) que llega en ese momento.
Debemos explicar lo anterior con mayor profundidad: La Torá es eterna y sus narraciones no son simplemente relatos de la historia pasada, sino directivas que se aplican en todo momento. En particular, esto se aplica con respecto a los patriarcas porque, “las obras de los patriarcas son una señal para sus descendientes” y los patriarcas dotan a sus descendientes, los judíos de cada generación, con su inmenso legado espiritual.
En este contexto, la relevancia del comienzo de la sección de la Torá, "Y me revelé a Abraham, a Itzjak y a Iaakov como Di-s, el Todopoderoso, pero no les revelé Mi nombre Havaiá" (el nombre de cuatro letras, llamado "Tetragramatón"), plantea una pregunta. Dado que el nombre Havaiá ha sido revelado, que es la dimensión más completa de esta revelación que viene con la entrega de la Torá, ¿Qué importancia tiene que a los patriarcas no se les haya concedido tal revelación?
Además, es necesario entender: El nombre ש-די (Sha-Dai) está asociado con la Creación como dice el Talmud: “Yo soy Aquel que dijo די (Dai, “basta - es suficiente”) al mundo”. Si es así, ¿Qué tiene de especial la revelación del nombre ש-די (Sha-Dai) a los patriarcas?
Esta narración plantea otra pregunta. Sobre las palabras: “Pero no les revelé Mi nombre Havaiá”, Rashi comenta: “No dejé que Mi atributo (Midá) de verdad les fuera conocido”. El uso de la palabra "Midá" es problemático porque también tiene la connotación de “Medida”. ¿Cómo se puede asociar el nombre Havaiá, que refleja una dimensión infinita de Divinidad, con una "Medida" en particular?
El concepto se puede explicar de la siguiente manera. Hay dos explicaciones del nombre ש-די (Sha-Dai): “Yo soy Aquel que dijo די (Dai "suficiente") al mundo”, y “Hay די ("suficiente") dentro de Mi potencial Divino para cada Creación”.
Según la primera explicación, "Dai" se refiere al mundo e indica que el mundo estará confinado dentro de ciertos límites. Según la segunda explicación, Dai se refiere a Di-s y señala Su potencial para satisfacer todas las necesidades de Sus criaturas.
Así, la revelación del nombre Sha-Dai a los patriarcas se refiere a la segunda dimensión. En el momento de la Creación, la revelación de la primera dimensión de Sha-Dai estableció los límites de nuestra existencia mundana. Al revelarse a Sí mismo a los Patriarcas, Di-s provocó una influencia de beneficencia Divina que satisfizo a “cada Creación”.
Lo anterior implica que los patriarcas pudieron revelar la Divinidad dentro del contexto de los límites del mundo. La revelación que trajeron, sin embargo, también fue limitada, solo esa dimensión de Divinidad que podía ser investida dentro de las propias creaciones, porque hasta la entrega de la Torá hubo "un decreto" que separaba lo espiritual de lo físico. “Mi nombre Havaiá”, el potencial para atraer la dimensión de Divinidad que trasciende el mundo, no les fue revelado.
Sin embargo, en la entrega de la Torá, Di-s anuló este decreto y otorgó el potencial para que la Divinidad que trasciende la Creación se revele dentro del contexto de nuestra existencia limitada. Esto no significa que la revelación anule estos límites. En cambio, la intención es que el mundo mismo se convierta en un recipiente para la Divinidad, que las infinitas revelaciones se internalicen dentro de él, y de esta manera, el mundo se transforme en “una morada para Di-s”.
Para que esto se cumpla, fue necesario que haya etapas preparatorias para esta revelación. Primero, la dimensión de Sha-Dai que estableció las limitaciones del mundo tuvo que ser revelada y luego, la dimensión de Sha-Dai que produjo la revelación de la Divinidad que pudo ser investida dentro de los límites de la Creación. Esto refinó el mundo y lo preparó para la revelación de la entrega de la Torá. Por lo tanto, incluso después de que se entregó la Torá, la revelación a los patriarcas es importante porque otorga el potencial para que nuestro mundo limitado internalice la revelación del nombre Havaiá. Esto nos permite apreciar que, desde una dimensión interior, la revelación del nombre Sha-Dai a los patriarcas no es una revelación independiente, sino más bien una fase en la revelación de Havaiá.
En este contexto, podemos apreciar la declaración de Rashi: “No dejé que Mi atributo (מדה) de verdad les fuera conocido”. La intención es que el nombre Havaiá se revele en un contexto de Midá ("medida"). Sin embargo, la medida en la que se revela es “Mi Midá”, la medida infinita de Di-s, y no la medida limitada del mundo mismo.
Hay que explicar lo anterior desde una perspectiva más profunda: La diferencia entre las dos fuentes de revelación, Havaiá y Sha-Dai, tal como existen después de la entrega de la Torá, refleja la diferencia entre la Torá (que está por encima de las limitaciones) y el mundo (que es limitado). En particular, este contraste puede verse como un reflejo de la diferencia entre la Torá y las Mitzvot. Las Mitzvot también están relacionadas con los límites del mundo y, por lo tanto, tienen ciertas limitaciones con respecto a los tiempos y lugares donde deben cumplirse. En contraste, la Torá está por encima de las limitaciones del mundo. Por lo tanto, la obligación del estudio de la Torá es constante, aplicándose en todo tiempo y en todo lugar.
Además, este contraste entre la Torá y sus Mitzvot se aplica solo con respecto al cumplimiento real de las Mitzvot. Como las Mitzvot existen dentro de la Torá misma, entonces, tal como la Torá, las Mitzvot están por encima de las limitaciones de tiempo y espacio. En consecuencia, aunque el Beit HaMikdash sea destruido, cuando un judío en la diáspora estudia las leyes de las ofrendas incluso durante la noche, su estudio se considera equivalente a la realización concreta de la ofrenda.1
De manera similar, como las Mitzvot existen dentro de la Torá, no hay diferencia entre los mandamientos positivos y los negativos. Tal como existen en el mundo, los mandamientos positivos representan la realización de una actividad y los mandamientos negativos, un acto de moderación. Sin embargo, tal como existen dentro de la Torá, ambos representan fuerzas positivas.
La forma en que las Mitzvot existen dentro de la Torá se ejemplifica en la declaración de nuestros sabios de que cuando los judíos recibieron la Torá, respondieron "sí", cuando se les indicó que cumplieran tanto los mandamientos positivos como los negativos. Esto implica que uno se compromete con la esencia de las Mitzvot, la conexión (Tzavta) con Di-s establecida por las Mitzvot. Además, los mandamientos negativos también son apreciados como medios para atraer la Santidad.
Estos conceptos deben reflejarse en la existencia de un judío dentro de este mundo material. Debe ver sus 248 miembros y 365 conductos como extensiones de los 248 mandamientos positivos y los 365 mandamientos negativos.
En base a lo anterior, podemos entender el cambio provocado por la entrega de la Torá desde una perspectiva más profunda. La intención de la entrega de la Torá fue que la Divinidad que trasciende la Creación no debe permanecer por encima de las limitaciones del mundo, sino que debe impregnar esas limitaciones como se explicó antes. Esto se logra a través de las Mitzvot que, por un lado, están asociadas con las limitaciones de la existencia mundana, ya que las mitzvot dependen de los límites de tiempo y lugar y, sin embargo por otro lado, están conectadas con el potencial infinito de la Torá. Esto permite que se revele la fuente espiritual de cada entidad e incluso aquellas entidades que parecen negativas se conviertan en fuerzas positivas que revelan la voluntad de Di-s.
La revelación del nombre Havaiá es provocada por la Torá. Antes de la entrega de la Torá, cuando había un decreto que separaba lo espiritual y lo físico, el mundo solo podía recibir una revelación de Divinidad que no negaba los límites del mundo (Sha-Dai). Por lo tanto, era posible decir que la revelación de este nivel estaba separada de la revelación del nombre Havaiá. A través de la revelación de la entrega de la Torá que permitió que la Divinidad infinita de Havaiá impregnara todos los aspectos de la existencia, se reveló que la revelación de la Divinidad dentro de la Creación es también una dimensión de esta revelación infinita.
Esto se relaciona con la declaración de nuestros sabios de que los patriarcas observaron toda la Torá antes de que fuera entregada. De esta manera, revelaron el nivel Sha-Dai dentro del mundo. La dimensión interior de esta revelación es el nombre Havaiá.
Entre los patriarcas, el más asociado con la Torá es Iaakov.2 Así, la Torá lo describe como “una persona sencilla, un habitante de tiendas”, es decir, “las tiendas de Shem y Ever”. De manera similar, encontramos el versículo, “instruirán Tus juicios a Iaakov y Tu Torá a Israel”. Por lo tanto, aunque en mayor medida que los otros patriarcas, Iaakov se vio obligado a enfrentar dificultades y problemas en el mundo en general, las dificultades con Lavan, Esav, Dina y Iosef, la Torá enfatiza cómo permaneció en un nivel de integridad como está escrito: “Y Iaakov llegó completo a la ciudad de Shejem”. Nuestros sabios enseñan que: "Completo en su cuerpo, pues su renguera fue curada; completo en sus finanzas, pues no le faltaba nada del gran presente [enviado a Esav], completo en su Torá, pues no había olvidado sus estudios”.
Iaakov permaneció completo a pesar de que "un hombre luchó con él". Al contrario, “luchó con un ángel y con los hombres, y prevaleció”. Pudo obligar al ángel a bendecirlo y, además, sanó la herida que sufrió al luchar con el ángel.
Este es un reflejo de la conexión entre Iaakov y la Torá. Dado que la Torá es la fuente de toda perfección, incluso en los aspectos de la perfección relacionados con asuntos mundanos, Iaakov, quien está asociado con la Torá, confronta lo mundano y permanece “completo”.3
Con base en lo anterior, podemos apreciar la conexión entre el 24 de Tevet, el iortzait del Alter Rebe y la Parshá Vaerá. De los tres “patriarcas” del movimiento jasídico, el Alter Rebe, como el Patriarca Iaakov, está asociado con el estudio de la Torá. Esto se refleja en el hecho de que se hace referencia al Alter Rebe como “el autor del Tania y el Shulján Aruj”. Estos dos textos son de fundamental importancia, siendo el Tania “la Ley Escrita de Pnimiut HaTorá” (el interior de la Torá) y el Shulján Aruj, un texto básico de Nigle, las dimensiones reveladas de la ley de la Torá.4
Se puede explicar que así como la revelación de la Divinidad por parte de los patriarcas fue una preparación para la revelación de la Torá, la revelación de Pnimiut HaTorá por parte de los “patriarcas del Jasidismo” sirve como etapa preparatoria para la revelación de Pnimiut HaTorá en todo el mundo en la Era de la Redención. Esta será la revelación completa del nombre Havaiá. Esta revelación permeará incluso la dimensión más baja de la existencia mundana.
Así como entre los patriarcas, Iaakov ejemplificó la expresión más completa de su servicio, de manera similar, entre los "patriarcas del Jasidismo", el Alter Rebe personificó la difusión de Pnimiut HaTorá, revelando sus enseñanzas dentro de un patrón intelectual estructurado. Esta transición al reino del intelecto refleja cómo Pnimiut HaTorá, la dimensión interior de la Torá, es atraída a los límites del mundo en general.
Estos dos conceptos, el énfasis en la Torá y los esfuerzos para descargar a la Torá hasta los límites del mundo en general, se reflejan en el nombre del Alter Rebe, Shneor Zalman. Shneor se relaciona con las palabras Shnei Or ("dos luces"), la luz de Nigle (el área revelada) y la luz de Pnimiut HaTorá. Zalman comparte las mismas letras que la palabra lizman (“al tiempo”), lo que refleja cómo estas luces de la Torá permean los límites del tiempo (y por lo tanto del espacio) que definen nuestro mundo material.5 Dado que el Alter Rebe fusionó las dos dimensiones de la Torá, Nigle y Pnimiut HaTorá, juntos, también tenía el potencial de revelar la Torá, la Divinidad que trasciende la Creación, dentro de la Creación misma.
Así como Iaakov, nuestro patriarca, se vio obligado a enfrentar muchas dificultades y tribulaciones, también el Alter Rebe estuvo sujeto a las dificultades de ser encarcelado. Sin embargo, estas dificultades no entorpecieron su servicio. Por el contrario, fue redimido y su Redención aumentó la expansión de los manantiales del Jasidismo hacia el exterior. Esta tarea fue continuada por los Rebes que lo siguieron, cada uno difundiendo más el Jasidismo y preparando así a todo el mundo para la revelación de Pnimiut HaTorá en la Era de la Redención.
2. La palabra hebrea Avot es traducida como “patriarcas” y significa literalmente “padres”. Al referirnos a Abraham, Itzjak y Iaakov como los padres del pueblo judío, la Torá enseña, que así como el patrimonio de un padre se convierte en propiedad de sus hijos, cada judío, descendiente de los patriarcas, hereda su gran legado espiritual.
Por lo tanto, debemos ver a cada judío como heredero de los patriarcas y darnos cuenta de cómo, “Su nación es parte de Di-s; Iaakov es la soga de Su heredad”. De manera similar, todo judío se llama Israel, uno que “luchó con un ángel y con los hombres y prevaleció”. Debido a su esencia, cada judío, independientemente de su situación actual, incluso como él existe en la oscuridad del exilio en este mundo material, puede “luchar con un ángel y con los hombres y prevalecer”.
Por lo tanto, debemos ver a cada judío como heredero de los patriarcas y darnos cuenta de cómo, “Su nación es parte de Di-s; Iaakov es la soga de Su heredad”. De manera similar, todo judío se llama Israel, uno que “luchó con un ángel y con los hombres y prevaleció”. Debido a su esencia, cada judío, independientemente de su situación actual, incluso como él existe en la oscuridad del exilio en este mundo material, puede “luchar con un ángel y con los hombres y prevalecer”.
Además, cada judío, independientemente de su situación actual, hereda toda la Torá, como está escrito: “La Torá que nos ordenó Moshe es la herencia de la congregación de Iaakov”. Dado que cada judío es miembro de “la congregación de Iaakov”, es un heredero de la Torá. Un heredero recibe su herencia independientemente de su situación personal. De manera similar, cada judío recibe toda la Torá como su herencia.6
Esto es lo que debemos percibir cuando miramos a otro judío. Si no se perciben estas cualidades positivas, debemos entender que están siendo ensombrecidas por la oscuridad del exilio, y es necesario seguir buscándolas. Si uno ve cualidades negativas, debe dase cuenta de que la otra persona es, para citar al Baal Shem Tov, solo un espejo y esas cualidades indeseables son, de hecho, propias. La apreciación de las cualidades positivas de cada judío son enfatizadas por las enseñanzas de los “patriarcas del Jasidismo”. De este modo, el Baal Shem Tov enseñó que Di-s ama a cada judío tanto como los padres aman a su hijo único.
La conciencia de estos conceptos debe inspirar mayor Ahavat Israel, amor al prójimo. En este contexto, vemos un énfasis especial en las enseñanzas del Alter Rebe quien dedicó un capítulo completo del libro Tania, el Capítulo 32,7 al tema de Ahavat Israel. Además, en el primer borrador del Tania, el Alter Rebe no incluyó el Capítulo 32. Esto implica que el contenido de los capítulos 31 y 33 podría entenderse sin tal adición. Por lo tanto, el hecho de que se haya hecho tal agregado resalta su trascendencia y refleja que la lección del Capítulo 32 es de fundamental importancia.8
En este contexto, podemos apreciar la relevancia del hecho de que Rosh Jodesh Shevat se celebre el miércoles, “el día en que las luminarias quedaron suspendidas en los cielos”. La palabra “luminarias” es plural y se refiere tanto al sol, “la gran luminaria”, como a la luna, “la pequeña luminaria”.
Esto proporciona a cada judío una doble lección en su servicio a Di-s. En primer lugar, debe darse cuenta de que es una “luminaria”, que puede y debe brillar y dar luz a los demás. En segundo lugar, la mención de las dos luminarias, el sol y la luna, le enseña a uno que debe ser tanto una gran luminaria como una pequeña luminaria.
Ser una “gran luminaria” implica que una persona se da cuenta de que posee potenciales importantes que quiere utilizar de manera contributiva. (No hace falta decir que para que sus contribuciones sean recibidas, es necesario que las dé de manera generosa y positiva).
Ser una “pequeña luminaria implica que una persona debe apreciar e irradiar a los demás y que otros individuos pueden contribuir con él, como comentan nuestros sabios, “¿Quién es un hombre sabio? Uno que aprende de cada persona”. Como una pequeña luminaria, uno refleja las virtudes positivas que poseen los demás.
Una persona debe saber expresar ambas dimensiones en su vida y debe tener la sensibilidad para apreciar qué cualidad se le exige en cada momento en particular.
Las afirmaciones anteriores sobre las cualidades positivas de cada judío son particularmente apropiadas en relación con la generación actual, heredera del legado de Santidad dejado por los mártires de la generación anterior. Somos “un leño salvado del fuego”, un claro ejemplo de cómo, a pesar de los grandes desafíos, “Iaakov llegó completo a la ciudad de Shejem”9.
Uno debe darse cuenta de cuánto ama Di-s al pueblo judío como un todo y a cada judío en particular como recitamos en nuestras plegarias: “Con amor eterno, nos has amado”. En particular, la época actual es un tiempo en el que se expresa este amor. Se asemeja al mes de Elul, un tiempo en que “el Rey está en el campo” y recibe a todos con un semblante agradable y muestra a todos un semblante sonriente. Ahora es el momento en que podemos acercarnos a Di-s con nuestras peticiones y Él las concederá.
En particular, después de la Shoá, Di-s le debe al pueblo judío, por así decirlo, compensar los horrores que sufrió10 y traerles bendiciones, incluso llevarlos a la Teshuvá, que acelerará la llegada de la Redención Futura. Los judíos, cada individuo y el pueblo como un todo, serán bendecidos con un bien visible y revelado y solo con el bien.
Además de ser cierto esto en todos los tiempos y en particular, en nuestra generación, también tiene una relevancia especial en el presente cuando “las naciones se están desafiando unas a otras”. Di-s les da a los judíos una promesa especial de que “todo lo que hice, no lo hice sino por ustedes, llegó el tiempo de vuestra Redención”. A lo largo de todo el mundo, se nos promete: “El Guardián de Israel no se adormece ni duerme”. En particular, esto se aplica en la Tierra de Israel, donde “los ojos de Di-s, tu Di-s están siempre sobre ella desde el comienzo del año hasta su fin”.
3. El versículo “Y Iaakov llegó completo a la ciudad de Shejem”, nos brinda una lección aplicable en la práctica. Al principio, Iaakov temía una guerra por Shejem. Sin embargo, cuando todas las naciones que lo rodeaban se juntaron para atacarlo, se puso la armadura y conquistó a Shejem “con su espada y su arco”.
Aplicando esto en términos actuales, todas las naciones que rodean a la Tierra de Israel la atacaron y los judíos fueron obligados a “ponerse armadura” y conquistaron Shejem y las áreas de Iehuda y Shomrón con “una espada y un arco”. Después de que Di-s ha entregado estas tierras al pueblo judío, está absolutamente prohibido devolverlas; hacerlo pondría en peligro la vida de millones de judíos. En lugar de esto, deben ser consolidadas por el pueblo judío.
Con una Hashgajá Pratit (Providencia Divina) única, en este momento, cientos de miles de judíos están llegando a la Tierra de Israel desde Rusia. Se les debe dar la oportunidad de asentarse en estas tierras en paz y seguridad. De esta manera, a través de la Teshuvá, estos judíos podrán rectificar y compensar los setenta años que les impidieron observar la Torá y las Mitzvot.11
4. En relación con el iortzait del Alter Rebe, es apropiado aumentar nuestro estudio de sus obras, estableciendo tiempos fijos para estudiar el Tania y su Shulján Aruj, junto con la explicación de estas obras en los textos de los Rebes que le siguieron. Esto se aplica a todos, tanto hombres como mujeres, ya que a las mujeres también se les exige que estudien las leyes que rigen aquellas Mitzvot en las que están obligadas y también las enseñanzas del Jasidismo, ya que nos permiten cumplir las Mitzvot de amor y temor a Di-s, que las mujeres también están obligadas a cumplir.
(En este contexto, vale la pena mencionar los esfuerzos de mi madre, que era conocida por su habilidad para copiar cuidadosamente los textos jasídicos para que pudieran circular entre la comunidad jasídica).
El estudio de las obras del Rebes se ve facilitado por el hecho de que en la actualidad hay una cantidad enorme de textos del Jasidismo y las explicaciones de los Rebes en Nigle que se están imprimiendo. Además, incluso muchos de los textos que antes se imprimían con los caracteres de la escritura Rashi, ahora se reimprimen con letras cuadradas.
Que la impresión de estos textos jasídicos acelere la llegada de la era, en la que ningún judío permanecerá en el exilio y, mejor aún, procederemos “con nuestros jóvenes y nuestros ancianos, con nuestros hijos y con nuestras hijas”, hacia la Redención final. 12 Que sea en un futuro inmediato.