En las últimas décadas, el mundo ha estado atravesando una revolución silenciosa y dramática, que apenas se expresa en la conciencia de la sociedad: La revolución de la edad. "Durante la mayor parte de la historia humana, la vida era corta y cruel", explica el profesor Israel Doron, director del departamento de gerontología de la Universidad de Haifa. "Las personas nacían sanas, vivían vidas poco saludables y morían rápidamente".
El concepto del agricultor saludable que vive en la naturaleza, come alimentos orgánicos, ejercita muchos músculos en su trabajo aeróbico, se despierta con los pájaros y se va a dormir con las gallinas, en la mayoría de los casos no se ajustaba a la realidad. Para la mayoría de la especie humana, si no pertenecías a la aristocracia, la vida era difícil, y estadísticamente hablando, la mayoría de la gente no llegaba a la vejez. La pirámide humana era clara: Muchísimos niños, mucho menos adultos, y un pequeño pico de ancianos.
La revolución comenzó hace unos cien años, y desde entonces, la esperanza de vida se ha duplicado de los 40 a los 80 años. Si además tenemos en cuenta la reducción de la tasa de natalidad en la mayor parte del mundo, encontraremos que la pirámide ha girado al revés: En Japón, una de cada cuatro personas ha superado los 67 años. En Israel, el grupo de la población que crece más rápido es la franja que va de 75 en adelante y de 85 años en adelante.
Esta es una percepción individual y pública que cambia por completo las reglas del juego: Las económicas, médicas, publicitarias, psicológicas, ¡¿y qué no?! Se empieza a pensar en destinar mayores recursos para satisfacer las necesidades de una población de adultos mayores. La afirmación de que una persona debe dejar de trabajar a la edad de 67 años (y entrar en el aburrimiento, la depresión y dedicarse a sus enfermedades) es una afirmación obsoleta que se origina en una forma de vida que hoy ya no existe. Las personas mayores y saludables, con experiencia de vida y experiencia profesional pueden seguir funcionando bien en la mayoría de las áreas, y no hay razón para excluirlos solo porque su documento de identidad tiene escrita una u otra fecha de nacimiento.
El Rebe de Lubavitch ER"M se opone a la salida del campo laboral. Su propia vida es un ejemplo sorprendente, de trabajar a un ritmo increíble a una edad extremadamente avanzada. Para aquellos que, sin embargo, optaron por retirarse del trabajo, el Rebe estableció una red de marcos educativos de Torá destinados a la tercera edad.
En el futuro inmediato esperamos una verdadera revolución en este campo: La edad dejará de jugar un papel, definitivamente. La salud en estado óptimo, para la que el tiempo no es en absoluto uno de sus parámetros, será parte de nuestra vida. Todos nos encontraremos en un estado de eterno bienestar y salud. Un estado ideal de unión del cuerpo y el alma de tal manera que ya no se puedan separar, similar al que ya tenían en el inicio de la Creación, el estado del primer hombre, Adam, antes de pecar, antes de que se establezca la muerte sobre él y su descendencia. Quien lidera esta revolución o más exactamente Redención, es el mismo que dio tan maravilloso ejemplo personal.