Hace solo 4 años, el 12 de Agosto de 2018, mucho fuego y humo rodearon a "Delta 4", una enorme plataforma de lanzamiento espacial, pues envió a la "Parker Solar Probe" (Sonda Solar Parker), una nave estadounidense no tripulada de la NASA desde el Centro Espacial de Cabo Cañaveral en Florida. Esta nave espacial avanzada y sofisticada, fue diseñada, según sus ingenieros, para "tocar el sol":
Alcanzar una distancia de 5,9 millones de kilómetros desde la ardiente esfera de fuego, frente a los 42 millones de kilómetros alcanzados por su antecesor (Helios 2 en 1976).
Estamos hablando de un salto de categoría de todos los tiempos. En este artefacto espacial se han invertido aproximadamente ocho años de esfuerzos de un gran equipo de ingenieros y científicos, los mejores desarrollos y tecnologías, y está destinado a lograr mucho más que todas las misiones espaciales que lo precedieron. El propósito de la misión es explorar la corona solar y proporcionar una comprensión más profunda del viento solar y los materiales que llegan al sistema solar a través del por medio del propio sol. Debido a la gran proximidad al sol, la sonda está equipada con un escudo térmico especial, una capa de carbono de 12 cm de espesor, que puede soportar una temperatura de 1.400 grados centígrados.
La sonda alcanza una velocidad máxima de 724.000 kilómetros por hora o 201 kilómetros por segundo y usa al planeta Venus como asistencia gravitatoria, es decir, se utiliza su gravedad para acelerar la velocidad de la nave espacial. En la NASA afirmaron que en la práctica, esta nave espacial es la más rápida en la historia espacial americana. A modo de comparación, dijeron que a esa velocidad se puede llegar de Washington a Filadelfia en un segundo. Por cierto, todo su tamaño no supera al de un automóvil medio y es increíblemente ligera.
Esta aspiración del hombre de "tocar el sol" intensifica dentro nuestro a la experiencia emergente en nuestro tiempo en el camino hacia la Redención verdadera y completa: La experiencia de conexión con el infinito. Es el anhelo humano de acercarse a la luz y a la mayor fuente de calor - de comprenderla y contenerla - sin quemarse. El sol es la mayor fuerza de la naturaleza que no cambia ni se enfría y tiene un efecto continuo. El sol constituye una parábola y una referencia al poder ilimitado del Santo, Bendito Sea Él, como en el versículo: "Porque Di-s es sol y escudo". Como el mismo sol que es imposible mirarlo, aproximarse o tocarlo, así es la irradiación infinita del Santo, Bendito Sea Él, no puede ser contenida, disuelve y oculta a toda existencia que se acerca sin "el protector", el poder de ocultamiento y encubrimiento Divino.
Pero la persona curiosa no retiró su mano. Se está acercando al sol y ya lo tocará. Y esto no es más que una parte del proceso de la Redención, una parte del futuro en el que podremos mirar y contener a la "luz infinita", los niveles más elevados y espirituales, sin quemarnos, sin convertirnos instantáneamente en polvo floreciente.
Todo este proceso está dirigido por las manos de un Hombre de Di-s, una persona que conecta la tierra y el cielo, las dimensiones superiores y las dimensiones inferiores. Este es el profeta de la generación y su líder: El Rebe de Lubavitch, ER"M. Con una pequeña acción de nuestra parte, con el siguiente chasquido positivo del dedo, avanzaremos en este maravilloso proceso y daremos la bienvenida al Mashíaj. Así es como de repente, nos encontraremos más cerca que nunca del verdadero concepto que ejemplifica el sol: El infinito Divino.
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