El jasid Reb Zushe Wilmowsky conocido como "el partisan" (el partisano) solía contar en los farbrenguens (reuniones jasídicas) la siguiente historia:
El transporte principal en Rusia, como sabemos, era el tren, más aún en tiempos de guerra cuando había cuestiones de vida o muerte.
Todos buscaban escapar del lugar de batalla y llegar a un lugar lejano y seguro, la única posibilidad de poder escapar era con el tren. El tren en Rusia no se caracterizaba por cumplir los horarios y esto aumentaba en momentos de confrontación bélica, que pasaba a ser totalmente impuntual.
No había forma de saber cuándo iba a llegar el tren ni cuando iba a salir. Todos los habitantes esperaban en la estación del tren con todas sus valijas y objetos ya que nadie se quería perder el tren.
La espera podría tardar a veces días, semanas y meses pero era la única manera de salvarse.
Mientras que esperaban en la estación, la gente iba abriendo y sacando cosas de la valija, uno sacaba comida para alimentarse, otro un libro para leer y otro sacaba los juguetes para los chicos para que se entretengan.
En una ocasión, de pronto, se escuchó el sonido de la sirena del tren, la sirena tan esperada y el tren entró a la estación.
Toda las personas comenzaron a despertarse de su quietud y empezaron a juntar las cosas, cerrar las valijas y subir al tren.
Pero el tiempo era corto, el tren no esperaba a la gente que se demoraba, quien no subía a tiempo se quedaba abajo y era posible que pierda toda posibilidad de salvarse.
Estaba Reuben apurándose y apurando a su familia, poniendo las cosas en la valija, los libros en la mochila, los juguetes en las cajas y trabajaba duro para cerrar bien todo el equipaje, pero justo aconteció que se le hizo difícil concluir esta tarea. Siguió intentando y escuchó de nuevo la sirena del tren que comenzó a moverse y él se quedo atrás con todos sus pekalej (paquetes).
Pero, en otra parte de la estación, había un tonto, que cuando vio que el tren se estaba por mover, abandonó todos los pekalej en el lugar, tomó lo que tenía en la mano y saltó y subió al tren. Él viajó y llegó a un lugar seguro.
Y así terminaba Reb Zushe, el Rebe de Lubavitch nos lleva con el tren de la Gueulá (Redención) que nos lleva a recibir al Mashíaj, la verdad que cada uno tiene muchos pekalej (paquetes) de muchas cosas buenas y puede ser que aún son necesarias, pero hay veces que uno se puede quedar con los pekalej y quedarse afuera.
Colabora con la difusión de Mashíaj y dona a través de PayPal a la cuenta vienemashiaj@gmail.com
El transporte principal en Rusia, como sabemos, era el tren, más aún en tiempos de guerra cuando había cuestiones de vida o muerte.
Todos buscaban escapar del lugar de batalla y llegar a un lugar lejano y seguro, la única posibilidad de poder escapar era con el tren. El tren en Rusia no se caracterizaba por cumplir los horarios y esto aumentaba en momentos de confrontación bélica, que pasaba a ser totalmente impuntual.
No había forma de saber cuándo iba a llegar el tren ni cuando iba a salir. Todos los habitantes esperaban en la estación del tren con todas sus valijas y objetos ya que nadie se quería perder el tren.
La espera podría tardar a veces días, semanas y meses pero era la única manera de salvarse.
Mientras que esperaban en la estación, la gente iba abriendo y sacando cosas de la valija, uno sacaba comida para alimentarse, otro un libro para leer y otro sacaba los juguetes para los chicos para que se entretengan.
En una ocasión, de pronto, se escuchó el sonido de la sirena del tren, la sirena tan esperada y el tren entró a la estación.
Toda las personas comenzaron a despertarse de su quietud y empezaron a juntar las cosas, cerrar las valijas y subir al tren.
Pero el tiempo era corto, el tren no esperaba a la gente que se demoraba, quien no subía a tiempo se quedaba abajo y era posible que pierda toda posibilidad de salvarse.
Estaba Reuben apurándose y apurando a su familia, poniendo las cosas en la valija, los libros en la mochila, los juguetes en las cajas y trabajaba duro para cerrar bien todo el equipaje, pero justo aconteció que se le hizo difícil concluir esta tarea. Siguió intentando y escuchó de nuevo la sirena del tren que comenzó a moverse y él se quedo atrás con todos sus pekalej (paquetes).
Pero, en otra parte de la estación, había un tonto, que cuando vio que el tren se estaba por mover, abandonó todos los pekalej en el lugar, tomó lo que tenía en la mano y saltó y subió al tren. Él viajó y llegó a un lugar seguro.
Y así terminaba Reb Zushe, el Rebe de Lubavitch nos lleva con el tren de la Gueulá (Redención) que nos lleva a recibir al Mashíaj, la verdad que cada uno tiene muchos pekalej (paquetes) de muchas cosas buenas y puede ser que aún son necesarias, pero hay veces que uno se puede quedar con los pekalej y quedarse afuera.
Idn (judíos) gritaba Reb Zushe con emoción, salten al tren.
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