Cuando la persona está inmersa fuertemente en un tema específico, la naturaleza humana es, que cuando le llegan temas adicionales, primero y principal, ella busca y encuentra el punto en común con el tema en el que está inmerso, a pesar de que en el tema nuevo pueden haber otros factores y conceptos fundamentales.
Como judíos, y en particular, en el final del tiempo del exilio (luego de que se vencieron todos los plazos y la Honorable Santidad de mi maestro y suegro, el Rebe, testificó que ya hicimos Teshuvá [retornamos a Di-s] y culminamos todas las tareas necesarias), - nosotros estamos totalmente inmersos en “lo esperaré a él, cada día que venga”, que en el transcurso del día (y cada día) esperamosy anhelamos la Redención verdadera y completa.
Y por cuanto que los judíos están involucrados apasionadamente con la llegada del Mashíaj, es razonable, que en cada cuestión, ellos buscan, principalmente, la relación con “lo esperaré a él, cada día que venga”.
Aplicando esto al tema del momento: Nos encontramos en los días de Januca y aunque es una festividad multifacética, debemos enfatizar, principalmente, su conexión con la Redención: El motivo de esta festividad es por el milagro de la vasija de aceite que ocurrió en relación al encendido del candelabro en el Beit HaMikdash. Luego los hasmoneos re-inauguraron el Templo (limpiaron tu santuario y purificaron tu templo). Esto le recuerda al judío, inmediatamente, la Redención y sirve para aumentarle más su fe en “lo esperaré a él, cada día, que venga”, en la construcción e inauguración del tercer Beit HaMikdash y en el encendido del candelabro por medio de Aharón, el Cohen Gadol, con la Redención verdadera y completa a través de nuestro justo Mashíaj.
...de manera similar, se entiende esto también, con respecto a la lectura de la Torá del Shabat de Januca: Enseguida cuando un judío escucha y comprende la palabra “Miketz” (el fin), se excita: ¡Ajá! Esto alude al final del exilio, se refiere al “fin de los días - Ketz Haiamim” [escrito con una letra mem al final, que connota el final del exilio] y así también a “el final de los días - Ketz Haiamin” [escrito
como está en el cierre del libro de Daniel, con una letra nun al final que connota] la fecha límite para la ¡Redención!
Y luego cuando uno lee y escucha la Haftará [selección de los profetas que se lee cada semana, luego de la lectura de la Torá] que dice: “Vi el candelabro enteramente de oro…”, uno capta inmediatamente que se habla en relación a ¡la Redención futura!
Del mismo modo, al leer acerca de los Nesiím [líderes de las tribus] en general y en relación a la tribu de Reuben [el primogénito de Iaakov] en particular, a un judío se le recuerda, en un instante, que con la Redención verdadera y completa estarán todos los Nesiím y entonces se revelará como los hijos de Israel son el “primogénito” del mundo entero.
Además, la cuarta vela de Januca es un recordatorio inmediato de la “cuarta [y última] Redención”, el tiempo en el cual, habrá una revelación Divina perfecta en todos los cuatro puntos cardinales del mundo.
(De las charlas de Shabat Parshat Miketz, Shabat Januca, 5751)