En medio de la crisis del Golfo Pérsico, el viernes 12 de octubre de 1990, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, condenó a Israel por sus actos de autodefensa en reacción a los disturbios árabes y pasó a pedir a Israel que entregue porciones de la Tierra Santa. En esta charla pronunciada por el Rebe al día siguiente de este hecho, el Rebe conecta tanto la crisis del Golfo Pérsico como este llamado a dañar la integridad de la tierra de Israel, con la Redención y observa incluso el segundo acontecimiento negativo como una señal de la Redención.
En nuestra época, milagros y maravillas suceden alrededor del mundo. Esto incluye grandes maravillas y no sólo de una forma que estos milagros son sólo discernibles para Di-s, “Quien obra grandes maravillas solo” y donde “el beneficiario no reconoce el milagro”, sino también de una forma abierta a los ojos de todos, lo que constituye un modelo, analogía y preludio de los milagros y maravillas de la Redención futura, que llega de forma inminente, sobre la cual está dicho: “Como en los días de tu salida de Egipto Les mostraré maravillas”.
Por ejemplo:
A) En grandes y poderosos países se está experimentando un progresivo cambio para bien en el orden de los gobiernos y los regímenes, en las esferas de la bondad, la justicia y la rectitud. Estas transformaciones son similares, una muestra y una preparación a la rectificación y perfección del mundo en el días del Mashíaj. Además, esto afecta a los hijos de Israel, otorgándoles libertad en todo lo relacionado a las cuestiones del judaísmo, la Torá y sus Mitzvot, incluso permitiendo la salida de cientos de miles de judíos a la libertad [de la ex Unión Soviética, etc.], estos cambios también son representativos, análogos y un preparativo para la reunión de los diásporas (en una categoría de “los que la saborean merecen vida”) que se producirá en los días del Mashíaj.
B) Los acontecimientos en el Golfo Pérsico están entre las señales de la Redención, como las palabras de nuestros Sabios, su recuerdo sea para bendición, con respecto a las “naciones que se enfrentan, etc”, que presagian la llegada del Mashíaj. Más específicamente, nuestros Sabios presentan el siguiente escenario como una indicación de la era de la Redención: “El rey de Persia (que se refiere obviamente a todo el territorio de Irak) provoca al rey árabe, etc., y todas las naciones del mundo se estremecen y se asustan, etc., y Les dice (El Santo, Bendito Sea Él) a ellos (Israel)… no teman, llegó el tiempo de vuestra Redención. El Midrash continúa y concluye: “En el momento en que el rey Mashíaj viene, se para sobre el techo del Beit HaMikdash y le anuncia a Israel diciendo: Humildes llegó el tiempo de vuestra Redención”.
Por otro lado, en estos días las (setenta) naciones del mundo se reunieron de una forma de “¿Por qué las naciones se reúnen con furia y los pueblos traman en vano?”, acusando a Israel de “ustedes son ladrones por haber conquistado la tierra de Israel”, ellos no sólo se refieren a Gaza o Samaria, sino también (y principalmente) a Judea que incluye a Jerusalem, la ciudad capital de la Tierra de Israel, “la ciudad de Jana y David”. Esto llega en el momento en que todos saben la respuesta a esta demanda, que está explícita al principio de la explicación de Rashi sobre la Torá: “Toda la tierra es de Di-s, Él la creó y la entregó a quien consideró justo a sus ojos… Él la entregó a nosotros”.
(Y para gran sorpresa, este conjunto de naciones, incluyó también a aquellas, que tradicionalmente se esfuerzan para promover la justicia y la rectitud en el mundo, como se observa en su reacción en relación a los sucesos en el Golfo Pérsico, allí basaron su comportamiento en la justicia y la rectitud (para impedir una situación de saqueo de un hombre a su semejante, de un país a otro país, etc), sin embargo, en este asunto se condujeron de una forma incorrecta con los hijos de Israel).
La lógica de esta paradoja (que este suceso tan negativo ocurre justamente en la época en que vemos milagros revelados) es como se mencionó anteriormente [en el texto completo de la Sijá]: En el orden Divino en el mundo, el ocultamiento y la oscuridad preceden a la revelación de luz, por lo tanto, se entiende, que no hay que afectarse de “¿Por qué las naciones se reúnen con furia y los pueblos traman en vano?”, porque esto es “en vano” (como la conclusión del versículo), como comenta el Midrash: “Todo su alboroto … es en vano”, porque “el habitante del cielo se reirá, Di-s se burlará de ellos”. Por lo tanto, los hijos de Israel se mantienen firmes en todo lo relacionado a la integridad de la Tierra de Israel (particularmente, Jerusalem), sabiendo que “Toda la tierra es de Di-s, Él la creó y la entregó a quien consideró justo a sus ojos… Él la entregó a nosotros”.
Además, el fenómeno mismo de “¿Por qué las naciones se reúnen con furia y los pueblos traman en vano?, es una de las señales de la Redención, como Rashi escribe que “nuestros sabios explicaron que este versículo se refiere al rey Mashíaj”.
(De las charlas de Shabat Bereshit (Isru Jag de Shemini Atzeret y Simjá Torá 5751)
