El nombramiento de David, el rey Mashíaj, ya ha ocurrido, como está escrito: “Hallé a Mi siervo, David, con Mi aceite sagrado lo ungí” (Tehilim 89:21). Lo que se requiere, es sólo la aceptación de su soberanía por parte del pueblo, y un vínculo completamente revelado entre el rey y el pueblo, con la Redención verdadera y completa.
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(De las charlas de Shabat Parshat Mishpatim, Parshat Shekalim, Mevarjim HaJodesh Adar, 5751)
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