Llega el Mashíaj y todo el pueblo judío va a saludarlo. Algunos sabios en la primera fila le preguntan: “Mashíaj, ¿Te gustaría escuchar una disertación talmúdica en tu honor?
El Mashíaj está de acuerdo y uno de los sabios comienza a hablar.
Luego pregunta: "Nu, Mashíaj ¿Cómo estuvo?" No está mal", responde Mashíaj" ¡¿Solo que no está mal?!" protesta el sabio. "Bueno, francamente", explica el Mashíaj, "podría haber estado mejor".
El sabio admite avergonzado: "Me temo que no estábamos del todo esperándote ... Si hubieras venido uno o dos días después, habría estado mejor".
Se sirven vasos y se hace un brindis. Uno de los jasidim pregunta: “Nu, Mashíaj, ¿Cómo estuvo la bebida?
Y el Mashíaj dice: "En verdad, la bebida era buena, pero había muy poca". El jasid explica: "Todos los días estábamos tan seguros de que estabas viniendo ese día, que decíamos Lejaim todo el tiempo! Si tu
hubieras llegado un día antes, hubiera habido más".
"...si el Mashíaj se dirige a una oficina comercial, será detenido en la puerta por la secretaria. "El Mashíaj quiere verte", le dice al jefe por el intercomunicador. “Puede tener una cita en dos semanas”, responde el jefe".
Ya sea que esté ocupado reuniendo riqueza espiritual o material, a cada uno nos preocupa el aquí y ahora inmediato, en el que estamos viviendo. Esta es la verdadera razón por la que algunas personas se oponen al discurso actual sobre Mashíaj. Su llegada alteraría la rutina diaria y evitaría que el mañana sea igual que ayer.
(Farbrenguen del Rebe - Besorat HaGueula, introducción edición inglesa)