Mientras las conversaciones entre funcionarios estadounidenses e iraquíes en Ginebra, a principios de enero de 1991, terminan sin éxito, las amenazas iraquíes se vuelven oficiales cuando el ministro de Relaciones Exteriores iraquí responde a un reportero, que en caso de guerra, sin dudas, atacarán a Israel. Comenzó una gran prisa por salir de Israel, pero en medio de esto, estaba la voz clara y santa del Rebe, que anunciaba una y otra vez en conversaciones públicas o en respuesta a preguntas privadas a través de cartas o durante los “dólares de los domingos” si debía irse o permanecer en Israel: La tierra de Israel es el lugar más seguro del mundo, no hay nada de que temer; esta guerra solo tendrá buenos resultados para el pueblo judío y es un componente fundamental de la Redención.
En estos tiempos, cuando las naciones se enfrentan unas con otras,
el pueblo judío tiene el aseguramiento especial del Santo, Bendito Sea Él, de que “Hijos míos, no teman, todo lo que hice, no lo hice sino por ustedes”, además de la gran cantidad de promesas mencionadas en la Torá en el sentido de “No dormita, ni duerme, el Guardián de Israel”, “Yo estoy con él, en el sufrimiento” y “Di-s rescatará a Israel de todas sus angustias” (y sólo luego de esto “y Él rescatara a Israel de todas sus iniquidades”) etc. y etc.Es una certeza, que “No dormita, ni duerme el Guardián de Israel” en cada lugar del mundo en dondequiera se halla judíos, incluso en la diáspora,
y más aún en la Tierra Santa, llamada por nuestra Torá sagrada y verdadera: “La tierra que los ojos de Di-s, tu Di-s, están en ella, desde el comienzo del año y hasta el final del año”.
...Y como se dijo, El Santo, Bendito Sea Él, notifica y proclama a Israel en dondequiera que se encuentren y más aún, en especial, en la Tierra Santa: “Hijos míos no teman”.
(De las charlas del Shabat Parshat Vaerá, 26 de Tevet, Mevarjim HaJodesh Shevat, 5751)
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