Basado en el Rebe de Lubavitch en su obra Likutei Sijot, tomo 24, Ki Tavo. La parte principal de la parshá Ki Tavo está consagrada al tema de las "bendiciones" (o lo que parece lo contrario). Ezra HaSofer estableció que se lean las maldiciones de la parshá Bejukotai antes de la festividad de Shavuot y en cambio, las maldiciones de la parshá Ki Tavo sean leídas antes de Rosh HaShaná. Y hasta hoy en día,
nosotros cumplimos su resolución. Los sabios de la Torá, tales como Najmánides y Abarbanel, explican que estas maldiciones no fueron destinadas solo como una amenaza excesiva sobre el pueblo judío sino ellas son palabras proféticas Divinas sobre lo que iba a suceder en el futuro en el tiempo del exilio. Najmánides según su idea sostiene, que la división de las maldiciones en dos parshiot separadas, tiene como finalidad dividir lo que iba a acontecer en la destrucción del primer Beit HaMikdash con su consecuencia del exilio de Babilonia (parshá Bejukotai) y el exilio actual (parshá Ki Tavo). Abarbanel (y otros sabios) en contraste, argumenta, que las maldiciones están mezcladas, parte se cumplieron en la primera destrucción del Templo y parte en el exilio de Edom. Él también se extiende en demostrar como muchos versículos de nuestra parshá evidentemente se cumplieron de forma total en los diversos exilios de Israel.
Todo niño, que estudia estos versículos en la Torá, se pregunta a sí mismo: ¿Por qué, para qué? ¿Cuál es la intención de las maldiciones, cuál es la finalidad del exilio? ¿Para qué Di-s creó este tipo de cosas...?
En el Talmud (Sucá 52B) hay una referencia a esta pregunta, y allí mismo podemos encontrar una respuesta sorprendente: "Sobre cuatro cosas El Santo, Bendito Sea Él, se arrepiente y estas son: El exilio, los caldeos, los ismaelitas y el "ietzer hará" (la mala tendencia)". ¡El Santo, Bendito Sea Él, se arrepiente! También Él está harto del exilio (y de los problemas con los árabes...) y también busca como salir de esta situación...
No obstante, la respuesta del Talmud nos introduce a un problema mucho más grave. Nos encontramos en el mes de Elul, el mes del arrepentimiento y el retorno a Di-s. Arrepentimiento significa que hice algo no bueno por error y me arrepiento y retracto. Nosotros como seres humanos estamos llenos de arrepentimientos, cada día nos arrepentimos de lo que pasó el día anterior. ¿Pero, Di-s? ¿Di-s necesita arrepentirse de algo que creó? ¿Acaso es factible que Di-s cometa errores, para luego arrepentirse de ellos?
Además de esto, si Di-s se arrepiente del exilio, ¿para qué Él lo continúa creando? ¡¿Acaso es inteligencia y grandeza arrepentirse de una transgresión?! Lo fundamental es dejar de cometer la transgresión, ¡dejar de hacerla! Si Di-s se arrepiente del exilio, ¡Él tiene que interrumpirlo ya!
La respuesta a estas preguntas está escrita con una exactitud interesante en las palabras del Talmud Ierushalmi. También allí hay un dicho similar al mencionado en el tratado de Sucá, parecido pero distinto...
"El Santo, Bendito Sea Él, creó tres cosas y Él se cuestiona porque las creó, y estas son: Los caldeos, los ismaelitas y el ietzer hará" (Talmud Ierushalmi Taanit 3:4). Esta fuente omite al exilio, y también cambia la expresión de las palabras, El Santo, Bendito Sea Él, no se arrepiente sino ¡se cuestiona!
El Talmud Ierushalmi, a diferencia del Talmud Babli, es el Talmud del futuro, con la frente hacia adelante en dirección a la Redención. Éste, observa cada tema con un enfoque innovador y revolucionario. No importa como la cosa se ve hoy en día, sino como será y se verá mañana, en el futuro, en el tiempo de la Redención. En contraste, el Talmud Babli, es definido por el versículo "en las oscuridades me alojaste" (Ejá 3:6) que "es una referencia al Talmud Babli" (Sanhedrin 24A), que observa cada cosa tal como se la ve y funciona hoy, en la actualidad, en el tiempo del exilio.
El Talmud Babli observa el presente, el estado actual. En este instante, mira al exilio, a los caldeos, a los ismaelitas y al ietzer hará, observa frente a sus ojos, el lado negativo, el mal que hay en estas criaturas. Por ello, se expresa con una definición clara, contundente, que no da lugar a entender otra cosa: "Sobre cuatro cosas, El Santo, Bendito Sea Él se arrepiente". Por lo tanto, incluye también al exilio, que es el mal mayor.
El arrepentimiento Divino es totalmente distinto al arrepentimiento humano. El primero no viene luego de la acción sino durante ésta. Mientras que El Santo, Bendito Sea Él crea la cosa, se arrepiente de su creación. ¿Por qué, siendo así, la crea?
La respuesta es simple, Di-s es eterno y por lo tanto "sus obras son eternas", todo lo que Di-s crea está destinado a mantenerse por siempre, sin embargo, hay situaciones y cosas (por ejemplo, el ietzer hará o las naciones del mundo) que son duales, tienen dos lados, el lado principal y revelado es muy negativo, mientras que la misma cosa tiene también un lado o consecuencia muy positivo. Veamos al ietzer hará (el mal instinto), si bien lucha en nosotros para que no cumplamos Torá y mitzvot, pero por otro lado nos estimula y despierta para fortalecernos y vencerlo. Las naciones del mundo (por lo menos una parte) nos recuerdan que hay en el mundo conductas inadecuadas, de las que es apropiado alejarse. La voluntad verdadera de Di-s es solo el bien, solo la parte positiva de la cosa mala. Por lo tanto, que Di-s se arrepienta de una cosa, significa que todo el sentido de la creación de esta cosa es para una finalidad específica solamente, no es una creación verdadera, no tiene existencia eterna, ésta al fin y al cabo se halla por un tiempo específico (para el objetivo positivo que existe en ella) y finalmente será anulada.
Esta es la mirada "Babli", El Santo, Bendito Sea Él se arrepiente del exilio, ya desde el instante en que es creado, pues no hay en éste ningún deseo propio, verdadero y eterno; es definitivamente una existencia negativa, que nosotros utilizamos para bien, mientras que haya sido necesario...
El Talmud Ierushalmi en oposición a esto, ya se encuentra en la era de la Redención. Entonces, en la era del Mashíaj, el ietzer hará y las naciones del mundo cambiarán totalmente de un extremo al otro, éstos serán solo bien (no como antes, un mal con una finalidad positiva). El lado antiguo y negativo que tienen desaparecerán. Por lo tanto, El Santo, Bendito Sea Él solo "se cuestiona" sobre su existencia y no se arrepiente, pues sobre algo bueno no hay de que arrepentirse. Por este mismo motivo no menciona en absoluto al exilio, en aquella categoría. Pues con la Redención futura, no existirá para nada, pues su esencia es negativa y por lo tanto, no tiene ninguna existencia eterna.
Entonces, ¿quién tiene la razón? ¿El Babli o el Ierushalmi? La respuesta: ¡Los dos!
Los dos juntos, nos enseñan cual es la mirada correcta sobre el exilio. Por un lado, debemos recordar siempre que El Santo, Bendito Sea Él, se arrepiente sobre la creación del exilio y por eso, el judío debe sentir a cada instante una falta de satisfacción del exilio y recordar siempre que ésta no es la verdadera existencia de él.
Por otro lado, está prohibido caer, Di-s libre, en depresión o tristeza como consecuencia del exilio, por su dureza y su extensión. Debemos recordar que el exilio no es una existencia verdadera y muy pronto, realmente, se anulará por completo.
Esta mirada recibe un importante refuerzo, cuando un judío sabe que ya nos encontramos sobre el umbral de la Redención y se nos exige solo acelerarla por medio de un incremento en el estudio de la Torá y el cumplimiento de las mitzvot.
Culminamos con una historia que pone hincapié en la capacidad especial del Rebe de observar la luz de la Redención que llega de dentro y por medio de la oscuridad del exilio.
En Motzaei Rosh HaShaná del año 5737 (1976), Natan Yalin Mor, un periodista famoso y polémico, fue a ver al Rebe durante el reparto de vino de la copa de bendición de Havdalá a todos los presentes en el 770. Luego de que su compañero y amigo, el Rab Guershon Jacobson, periodista del "Algemeiner Journal" lo presentara a Natan Yalin Mor al Rebe, el Rebe le dijo que él acostumbra a leer sus notas de opinión regularmente y lo alentó para que continúe escribiendo. Yalin Mor le cuestionó al Rebe, cómo puede ser que lea sus artículos que están llenos de palabras de re-negación al judaísmo e incluso lo aliente a seguir escribiendo. El Rebe le contestó que cada uno debe aprovechar las aptitudes que recibió de Di-s y por eso él lo alienta a seguir aprovechando su capacidad. Luego el Rebe lo estímulo para que se fortalezca en el cuidado de la Torá y las mitzvot.
Antes de su fallecimiento, Yalin Mor le trajo a Guershon Jacobson un sobre con un artículo que escribió y le pidió que lo haga público luego de su partida de este mundo.
En el artículo describió como es que llega al infierno, sobre su guerra contra la Santidad de Israel, hasta que él observa una luz que penetra las paredes del infierno. Se preguntarán qué es esta luz. "Esta es la luz del alma del líder de Israel, Su Santidad Rabí Menajem Mendl Schneerson Shlita". Yalin Mor narró su encuentro con el Rebe y agregó que su único mérito en la vida es este encuentro con el Rebe.
nosotros cumplimos su resolución. Los sabios de la Torá, tales como Najmánides y Abarbanel, explican que estas maldiciones no fueron destinadas solo como una amenaza excesiva sobre el pueblo judío sino ellas son palabras proféticas Divinas sobre lo que iba a suceder en el futuro en el tiempo del exilio. Najmánides según su idea sostiene, que la división de las maldiciones en dos parshiot separadas, tiene como finalidad dividir lo que iba a acontecer en la destrucción del primer Beit HaMikdash con su consecuencia del exilio de Babilonia (parshá Bejukotai) y el exilio actual (parshá Ki Tavo). Abarbanel (y otros sabios) en contraste, argumenta, que las maldiciones están mezcladas, parte se cumplieron en la primera destrucción del Templo y parte en el exilio de Edom. Él también se extiende en demostrar como muchos versículos de nuestra parshá evidentemente se cumplieron de forma total en los diversos exilios de Israel.
Todo niño, que estudia estos versículos en la Torá, se pregunta a sí mismo: ¿Por qué, para qué? ¿Cuál es la intención de las maldiciones, cuál es la finalidad del exilio? ¿Para qué Di-s creó este tipo de cosas...?
En el Talmud (Sucá 52B) hay una referencia a esta pregunta, y allí mismo podemos encontrar una respuesta sorprendente: "Sobre cuatro cosas El Santo, Bendito Sea Él, se arrepiente y estas son: El exilio, los caldeos, los ismaelitas y el "ietzer hará" (la mala tendencia)". ¡El Santo, Bendito Sea Él, se arrepiente! También Él está harto del exilio (y de los problemas con los árabes...) y también busca como salir de esta situación...
No obstante, la respuesta del Talmud nos introduce a un problema mucho más grave. Nos encontramos en el mes de Elul, el mes del arrepentimiento y el retorno a Di-s. Arrepentimiento significa que hice algo no bueno por error y me arrepiento y retracto. Nosotros como seres humanos estamos llenos de arrepentimientos, cada día nos arrepentimos de lo que pasó el día anterior. ¿Pero, Di-s? ¿Di-s necesita arrepentirse de algo que creó? ¿Acaso es factible que Di-s cometa errores, para luego arrepentirse de ellos?
Además de esto, si Di-s se arrepiente del exilio, ¿para qué Él lo continúa creando? ¡¿Acaso es inteligencia y grandeza arrepentirse de una transgresión?! Lo fundamental es dejar de cometer la transgresión, ¡dejar de hacerla! Si Di-s se arrepiente del exilio, ¡Él tiene que interrumpirlo ya!
La respuesta a estas preguntas está escrita con una exactitud interesante en las palabras del Talmud Ierushalmi. También allí hay un dicho similar al mencionado en el tratado de Sucá, parecido pero distinto...
"El Santo, Bendito Sea Él, creó tres cosas y Él se cuestiona porque las creó, y estas son: Los caldeos, los ismaelitas y el ietzer hará" (Talmud Ierushalmi Taanit 3:4). Esta fuente omite al exilio, y también cambia la expresión de las palabras, El Santo, Bendito Sea Él, no se arrepiente sino ¡se cuestiona!
El Talmud Ierushalmi, a diferencia del Talmud Babli, es el Talmud del futuro, con la frente hacia adelante en dirección a la Redención. Éste, observa cada tema con un enfoque innovador y revolucionario. No importa como la cosa se ve hoy en día, sino como será y se verá mañana, en el futuro, en el tiempo de la Redención. En contraste, el Talmud Babli, es definido por el versículo "en las oscuridades me alojaste" (Ejá 3:6) que "es una referencia al Talmud Babli" (Sanhedrin 24A), que observa cada cosa tal como se la ve y funciona hoy, en la actualidad, en el tiempo del exilio.
El Talmud Babli observa el presente, el estado actual. En este instante, mira al exilio, a los caldeos, a los ismaelitas y al ietzer hará, observa frente a sus ojos, el lado negativo, el mal que hay en estas criaturas. Por ello, se expresa con una definición clara, contundente, que no da lugar a entender otra cosa: "Sobre cuatro cosas, El Santo, Bendito Sea Él se arrepiente". Por lo tanto, incluye también al exilio, que es el mal mayor.
El arrepentimiento Divino es totalmente distinto al arrepentimiento humano. El primero no viene luego de la acción sino durante ésta. Mientras que El Santo, Bendito Sea Él crea la cosa, se arrepiente de su creación. ¿Por qué, siendo así, la crea?
La respuesta es simple, Di-s es eterno y por lo tanto "sus obras son eternas", todo lo que Di-s crea está destinado a mantenerse por siempre, sin embargo, hay situaciones y cosas (por ejemplo, el ietzer hará o las naciones del mundo) que son duales, tienen dos lados, el lado principal y revelado es muy negativo, mientras que la misma cosa tiene también un lado o consecuencia muy positivo. Veamos al ietzer hará (el mal instinto), si bien lucha en nosotros para que no cumplamos Torá y mitzvot, pero por otro lado nos estimula y despierta para fortalecernos y vencerlo. Las naciones del mundo (por lo menos una parte) nos recuerdan que hay en el mundo conductas inadecuadas, de las que es apropiado alejarse. La voluntad verdadera de Di-s es solo el bien, solo la parte positiva de la cosa mala. Por lo tanto, que Di-s se arrepienta de una cosa, significa que todo el sentido de la creación de esta cosa es para una finalidad específica solamente, no es una creación verdadera, no tiene existencia eterna, ésta al fin y al cabo se halla por un tiempo específico (para el objetivo positivo que existe en ella) y finalmente será anulada.
Esta es la mirada "Babli", El Santo, Bendito Sea Él se arrepiente del exilio, ya desde el instante en que es creado, pues no hay en éste ningún deseo propio, verdadero y eterno; es definitivamente una existencia negativa, que nosotros utilizamos para bien, mientras que haya sido necesario...
El Talmud Ierushalmi en oposición a esto, ya se encuentra en la era de la Redención. Entonces, en la era del Mashíaj, el ietzer hará y las naciones del mundo cambiarán totalmente de un extremo al otro, éstos serán solo bien (no como antes, un mal con una finalidad positiva). El lado antiguo y negativo que tienen desaparecerán. Por lo tanto, El Santo, Bendito Sea Él solo "se cuestiona" sobre su existencia y no se arrepiente, pues sobre algo bueno no hay de que arrepentirse. Por este mismo motivo no menciona en absoluto al exilio, en aquella categoría. Pues con la Redención futura, no existirá para nada, pues su esencia es negativa y por lo tanto, no tiene ninguna existencia eterna.
Entonces, ¿quién tiene la razón? ¿El Babli o el Ierushalmi? La respuesta: ¡Los dos!
Los dos juntos, nos enseñan cual es la mirada correcta sobre el exilio. Por un lado, debemos recordar siempre que El Santo, Bendito Sea Él, se arrepiente sobre la creación del exilio y por eso, el judío debe sentir a cada instante una falta de satisfacción del exilio y recordar siempre que ésta no es la verdadera existencia de él.
Por otro lado, está prohibido caer, Di-s libre, en depresión o tristeza como consecuencia del exilio, por su dureza y su extensión. Debemos recordar que el exilio no es una existencia verdadera y muy pronto, realmente, se anulará por completo.
Esta mirada recibe un importante refuerzo, cuando un judío sabe que ya nos encontramos sobre el umbral de la Redención y se nos exige solo acelerarla por medio de un incremento en el estudio de la Torá y el cumplimiento de las mitzvot.
Culminamos con una historia que pone hincapié en la capacidad especial del Rebe de observar la luz de la Redención que llega de dentro y por medio de la oscuridad del exilio.
En Motzaei Rosh HaShaná del año 5737 (1976), Natan Yalin Mor, un periodista famoso y polémico, fue a ver al Rebe durante el reparto de vino de la copa de bendición de Havdalá a todos los presentes en el 770. Luego de que su compañero y amigo, el Rab Guershon Jacobson, periodista del "Algemeiner Journal" lo presentara a Natan Yalin Mor al Rebe, el Rebe le dijo que él acostumbra a leer sus notas de opinión regularmente y lo alentó para que continúe escribiendo. Yalin Mor le cuestionó al Rebe, cómo puede ser que lea sus artículos que están llenos de palabras de re-negación al judaísmo e incluso lo aliente a seguir escribiendo. El Rebe le contestó que cada uno debe aprovechar las aptitudes que recibió de Di-s y por eso él lo alienta a seguir aprovechando su capacidad. Luego el Rebe lo estímulo para que se fortalezca en el cuidado de la Torá y las mitzvot.
Antes de su fallecimiento, Yalin Mor le trajo a Guershon Jacobson un sobre con un artículo que escribió y le pidió que lo haga público luego de su partida de este mundo.
En el artículo describió como es que llega al infierno, sobre su guerra contra la Santidad de Israel, hasta que él observa una luz que penetra las paredes del infierno. Se preguntarán qué es esta luz. "Esta es la luz del alma del líder de Israel, Su Santidad Rabí Menajem Mendl Schneerson Shlita". Yalin Mor narró su encuentro con el Rebe y agregó que su único mérito en la vida es este encuentro con el Rebe.
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