¿Por qué la Torá se entregó exactamente en el desierto?
La Torá y también la Redención, infunde tranquilidad y paz incluso...¡en el desierto!
La parshá Bamidbar se lee siempre cerca de la festividad de Shavuot, la festividad de la entrega de la Torá. Son conocidas las palabras del "Shela" que existe una relación entre las parshiot de la Torá y el momento del año en que ellas son leídas, entonces, ¿Cuál es la relación entre la parshá Bamidbar y la entrega de la Torá?
Simplemente, se puede hallar una relación directa en el mismo nombre de la parshá:"Bamidbar" que significa en "En el desierto", que es el lugar donde se entregó la Torá. Sin embargo, esta relación despierta una inquietud y una gran pregunta: ¿Por qué se entregó la Torá en el desierto? El desierto es un lugar solitario, falto de vida, una tierra no habitable para el hombre, entonces, ¿Cuál es la razón de entregar la Torá al mundo en un desierto? Aparentemente, hubiera sido mejor que la Torá se entregue en un lugar estable, un lugar habitado por los seres humanos, pues el objetivo de la Torá es encaminar e indicarle al judío como debe desempeñar su vida, entonces, ¿cuál es el mensaje entregando la Torá en un lugar tan desolado, falto de vida, como el desierto?
Una de las necesidades básicas del hombre es la paz y tranquilidad, el equilibrio emocional que alienta y fortalece su capacidad de trabajar en si mismo y en su entorno. En oposición a esto, la naturaleza del mundo está compuesta de alteraciones y carece de estabilidad. Las bases de la existencia del mundo son las variables espirituales/materiales del tiempo y el espacio. El tiempo y el espacio incluyen en su interior al mundo con todos sus componentes, sus elementos y sus criaturas. Sin embargo, en estas dos variables elementales, tiempo y espacio, su esencia es el cambio. El tiempo se halla siempre en movimiento y cada "pedazo" de espacio es diferente al otro. A la luz de lo mencionado, el mundo con todos sus componentes, se encuentra en cambio permanente, lo que provoca una falta de estabilidad y carencia de tranquilidad en la vida del hombre. No solo el aspecto físico del mundo genera inestabilidad en la vida del hombre, sino también la falta de armonía espiritual, la perturbación eterna de todas las cosas que nos ocupamos a diario, comer, beber, dormir, la vida familiar, el trabajo, y más y más factores que nos hacen sentir confundidos, perdidos, "clavados" y para nada tranquilos...
Y ciertamente en el mundo mismo no se halla nunca tranquilidad. La paz y la armonía son opuestos totales a la experiencia terrenal que está compuesta de cambios y alteraciones. La tranquilidad es traída al mundo solo por el Santo Bendito Sea Él desde más allá del mundo, por medio de la Torá.
La Torá revela la intención y el objetivo único en la Creación del mundo: "Bereshit bará" que significa que lo creó por la Torá, y revela el objetivo de la vida del hombre: "Yo fui creado para servir a mi nido".
La Torá no solamente otorga un significado y sentido total a la vida del hombre sino también lo encamina en todos los elementos particulares de su vida para saber conducirse acorde al único objetivo general. Y así la Torá suministra un sentido de estabilidad, equilibrio y eternidad también en cada uno de los detalles de la vida que están bajo las variables del cambio, tiempo y espacio.
La Torá nos enseña sobre el significado de cada momento, de cada nuevo día, cada nuevo mes, cada nuevo año y guía al hombre sobre cómo observar los cambios del tiempo, qué debe aprender de ellos y cómo debe aprovecharlos. La Torá navega en la psiquis del alma del hombre y define sus fronteras, ella enseña como prevalecer sobre sobre su instinto animal, lo guía y le enseña cuándo utilizar el intelecto (por ejemplo, en el estudio de la Torá) y cuando utilizar el sentimiento (el amor a Di-s, el amor al prójimo), y todo como parte del cumplimiento del objetivo único de la existencia.
Este también es el mensaje de la entrega de la Torá en el desierto justamente, ¡la Torá infunde estabilidad y sentido eterno también en un desierto! Y con esto, Di-s expresa que la paz y la tranquilidad no se buscan en el bienestar material, no en una casa amplia, no en el dinero y no en los demás provechos. Si revelamos el significado verdadero de la vida, "La recepción y aceptación de la Torá", ¡encontraremos paz y tranquilidad también en un desierto desolado!
Esto se aplica también al exilio y a la Redención. El significado profundo del exilio es la falta de tranquilidad que habita en nuestra alma. La falta de claridad en nuestra vida. Como consecuencia de este estado, vienen también la confusión, la inconformidad, el fracaso en parte de las metas, las amenazas personales y las amenazas nacionales, los miedos, los pánicos, las dudas. Hay un atributo común en toda la humanidad: La esperanza. La esperanza en un futuro mejor, esperanza a la paz, la riqueza y a un mundo perfecto.
El significado de la fe en la llegada del Mashíaj y la Redención es transformar a esta esperanza en una fe fuerte y potente sobre que un futuro así vendrá. El camino para llegar a esta fe, es por medio de hacer prevalecer el espíritu por sobre la materia, el alma sobre el cuerpo. Esta misma alma Divina que nunca "había transitado" el exilio, el ocultamiento Divino en la Creación y se encuentra en un estado de tranquilidad constante, con una tranquilidad similar a la del Mundo por Venir, es la que puede traer e infundir en nosotros la estabilidad espiritual de la fe en la llegada de la Redención. La revelación del alma y su imposición sobre el cuerpo por medio de una vida diaria en el camino de la Torá es la que nos sacará del exilio y más aún, nos extraerá el exilio de nuestro interior, de nuestra vida y existencia.
Culminamos con un relato sobre la tranquilidad verdadera.
Reb Mordejai "Motl" de Kalushin era un jasid adinerado y respetado, alumno de Rabí Itzjak de Vorki, que se dedicaba a las necesidades de la comunidad. En su testamento escribió: "Desde el día en que me hice hombre, no descansé ni paré. Poco a poco, el éxito me iluminó, con gran esfuerzo y trabajo duro. Muchos eran mis enemigos, los cuales me miraban con odio y me perseguían con codicia. Mucho sufrí de ellos, "Me he cansado de mis suspiros y no encontré tranquilidad" (Irmiahu 45:3). Fui a lo de mi maestro y rabino y le conté sobre mi mala suerte y mi sufrimiento.
Me dijo a mi el Rebe: "Por ello fuiste creado" (Pirkei Abot Capítulo 2 Mishná 8). Y siguió diciéndome en nombre del Maharal de Praga, que todo hombre fue creado para cumplir todas las mitzvot, pero hay una mitzvá que es para cada hombre su objetivo principal y general acorde a su propia alma. Tu también a esto fuiste destinado, a dedicarte a las necesidades de la comunidad. No aflojes y no descanses. Luego de un tiempo me encontré otra vez con el Rebe y le comenté sobre toda la carga y perturbación que me provocaban las necesidades públicas. Entonces el Rebe me pronunció el versículo: "Vio un lugar de descanso, que era bueno, y la tierra, que era agradable, y él inclinó su hombro para soportar (cargas)" (Bereshit 49:15) y me dijo: Solo si inclinas tu hombro para soportar y entiendes que está es tu función y misión en el mundo, entonces, encontrarás en tus actos una buena calma y tranquilidad.
Me dijo a mi el Rebe: "Por ello fuiste creado" (Pirkei Abot Capítulo 2 Mishná 8). Y siguió diciéndome en nombre del Maharal de Praga, que todo hombre fue creado para cumplir todas las mitzvot, pero hay una mitzvá que es para cada hombre su objetivo principal y general acorde a su propia alma. Tu también a esto fuiste destinado, a dedicarte a las necesidades de la comunidad. No aflojes y no descanses. Luego de un tiempo me encontré otra vez con el Rebe y le comenté sobre toda la carga y perturbación que me provocaban las necesidades públicas. Entonces el Rebe me pronunció el versículo: "Vio un lugar de descanso, que era bueno, y la tierra, que era agradable, y él inclinó su hombro para soportar (cargas)" (Bereshit 49:15) y me dijo: Solo si inclinas tu hombro para soportar y entiendes que está es tu función y misión en el mundo, entonces, encontrarás en tus actos una buena calma y tranquilidad.
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