En las parshiot de esta semana, "Ajarei Mot-Kedoshim", aparece uno de los preceptos más elementales de toda la Torá y del jasidismo en particular: Amor al Prójimo (Ahavat Israel). Todos sabemos repetir un sinfín de maravillosas historias sobre este tema. Desde pequeños nos inculcaron que el amor al prójimo es la base de toda la Torá y también del jasidismo. El problema es que, en realidad, no siempre es así… No siempre sentimos por el prójimo el mismo amor que por nosotros mismos y tampoco nos comportamos con los demás como nos gustaría que se comportasen con nosotros.
Aparentemente, hay algo de razón en esto. ¿Cómo es qué la Torá demanda de todo judío amar al prójimo? ¿Cómo se le puede ordenar a alguien que sienta amor? ¡¿Es posible obligar a alguien a amar?! Y, además, ¿es verdaderamente posible amar a otro como uno se ama a sí mismo?
Todas estas preguntas no son (sólo) el producto de nuestro propio instinto, de nuestra parte menos positiva, sino que son preguntas que los más grandes sabios de la Torá de las primeras generaciones ya se plantearon. Rabí Moshe Ben Najman (Ramban o Najmánides) en su comentario de la Tora escribió firmemente: "El corazón del hombre no aceptará amar al prójimo como a su alma misma". Y si así opinan nuestros grandes sabios, ¿qué sucederá con nuestra generación?...
En una fascinante conferencia, nos explica el Rebe de Lubavitch como es que Rashi en su explicación justifica esas mismas preguntas, que tanto nos incomodan a todos.
"Ama a tu prójimo como a ti mismo" – Rabí Akiva dijo: "Es una gran regla de la Torá" (Rashi en Vaikrá 19:18)
Suena familiar, ¿no? ¿Sería posible que esta famosa frase nunca fuese entendida correctamente?
Una regla incluye ciertos detalles. Una gran regla incluye muchos detalles y el cumplimiento de esta se lleva a cabo cumpliendo todos ellos. Rabí Akiva explica esto, innovando que el mandamiento de "amarás a tu prójimo como a ti mismo", no es una mitzvá personal, no es una orden a un sentimiento del corazón, sino una regla (una gran regla) de la Torá que incluye en sí, mitzvot particulares que derivan de ella: No robar, no mentir y tener mucho cuidado de no lastimar a otro judío o de dañar sus pertenencias. La Torá nos ordena comportarnos de una manera práctica con amor y consideración con todo judío.
Luego de haber nombrado a Rabí Akiva, Rashi contesta la segunda pregunta: ¿cómo es posible amar "como a ti mismo"? Rabí Akiva es el mismo que considera que en caso de peligro "tu vida tiene prioridad" – o sea ¡que tu vida está antes que la vida de tu prójimo! Explica entonces Rabí Akiva, que "amarás a tu prójimo como a ti mismo", es amarlo "como" (en comparación) pero no exactamente como a ti mismo. Es así que cuando se trata de elegir entre la vida del prójimo o la propia – la vida propia siempre tiene prioridad.
Rabí Akiva es también el autor de la enseñanza de Pirkei Avot (Parte 3, 14) en la que menciona "Queridos son los miembros de Israel, pues son llamados hijos del Omnipresente" y si somos todos hijos del mismo padre, entonces somos todos hermanos…el amor fraternal es un amor natural, sin ningún esfuerzo. Rabí Akiva nos enseña que debemos sólo pensar, meditar y sólo entonces sentir que todos los hijos de Israel somos hermanos, a cualquier precio y en cualquier situación.
Así como no podemos reemplazar a nuestros hijos o hermanos, ¡tampoco podemos reemplazar a ningún judío! Aún cuando un judío se encuentra en la peor de las situaciones espirituales, sigue siendo un hermano, sigue siendo un hijo y hay que seguir amándolo y comportarse con él debidamente. Y eso mismo también nos enseña Rabí Akiva. El tratado de Baba Batra (10A) describe un altercado entre el malvado Turnus Rufus y Rabí Akiva. Le preguntó Turnus Rufus, el malvado, a Rabí Akiva: -"Si vuestro Di-s ama a los pobres, ¿por qué no los sustenta? Le dijo Rabí Akiva. ¿A qué es comparable este asunto? Es comparable a un rey de carne y hueso que estaba enojado con su esclavo, lo encarceló y ordenó que no lo alimentaran ni le dieran de beber. Y una persona se adelantó, lo alimentó y le dio de beber. Si el rey se enterara de esto, una vez que su ira disminuya, ¿no reaccionaría enviando un regalo a esa persona? Y somos llamados hijos, como está escrito: “Ustedes son hijos de Di-s, vuestro Di-s”.
Incluso cuando un judío se encuentra en una situación indigna, hasta tal punto en que el "Rey" – el Rey del Mundo, está enfadado con él, aún así, es considerado "hijo" y el Rey lo ama. Aún sigue siendo nuestro hermano y es por eso por lo que ¡también nosotros debemos continuar amándolo!
El amor al que nos referimos hasta ahora es el mismo que repara la causa del exilio (que fue causado por el odio sin razón, odio gratuito). Es ése ese mismo amor que nuestros grandes sabios y todos los Rebes intentaron introducir en nuestros corazones – amar a todo judío porque sí, amor sin razón, amor gratuito, solo por ser judío, como un hermano.
Terminaremos con una historia, que representa cómo el Rebe ama a cada judío del mundo como si fuese su propio hijo.
"Hace 50 años atrás, había un miembro de la Kneset que se identificaba con la extrema izquierda de la política israelí. Según su punto de vista, el comunismo era el futuro de la humanidad y en cada conflicto árabe-israelí, se ponía automáticamente del lado pro-árabe. Hacia el mes de Tishrei de 1968, dicho miembro de la Kneset dio un discurso que en su mayoría se dirigía en contra de los derechos de los judíos y a favor de los derechos de los árabes. El discurso contenía expresiones duras en contra de Israel e hizo enojar a muchísima gente. Unos días después, ese miembro de la Kneset fue acuchillado con una pequeña navaja en su abdomen por un "Preso de Tzion" (judíos que fueron encarcelados en sus países por su militancia sionista) y fue inmediatamente hospitalizado y días después dado de alta. Durante esos días, se encontraba en New York el periodista Eliahu Amikam z"l. Eliahu Amikam escribió en su columna habitual en el periódico "Iediot Ajaronot" la siguiente frase: "Lastima que la navaja no era lo suficientemente larga ni afilada…".
Después de unos días, en Hoshana Raba, cuando Eliahu Amikam llegó al reparto de "leikaj" del Rebe de Lubavitch – momentos en que todos pasan con rapidez y no hay tiempo para conversar con el Rebe, de todas formas el Rebe le deseó al igual que a todos un "Shaná Tova Umetuka" e inmediatamente agregó: -"Así no se debe escribir de ningún judío…!".
Cuando Eliahu intento explicarle al Rebe la gravedad de las expresiones de dicho miembro de la Kneset, lo derivo el Rebe a leer una conferencia que había dado un tiempo antes en la que aclara detalladamente que "Israel, por más que pecó, es Israel". La realidad verdadera de cada judío es que está lleno de mitzvot como una granada, incluso tratándose de los delincuentes. Sus transgresiones son superficiales, pero no parte de si mismo.
Así es como expresó el Rebe su inmenso amor por todo judío, sea quien fuere, incluso el más alejado.
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