Uno de ellos se puso de pie y contó: -"Ayer cuando entré en el museo de la ciudad pude ver, ni más ni menos, que el hacha con la que Caín mato a Abel". Mientras que todos reían, Hershale se puso también de pie y contó: -"Y yo, cuando entré en el mismo museo, vi la misma escalera del sueño de Iaakov".
Esta semana leeremos la parashá Vaietzé, que comienza con el relato de la huida de Iaakov a la casa de Laván el arameo. En el camino se detiene para dormir en el sitio donde en un futuro se levantará el Gran Templo y será para Iaakov una noche inolvidable. Al dormirse Iaakov sueña con una escalera interminable que va desde la tierra al cielo y ángeles suben y bajan de ella. Iaakov incluso es bendecido por Di-s para poder sobrellevar el largo camino que le esperaba por delante: Veinte años en la casa del peor estafador de la historia que es ni más ni menos que su tío, Laván el arameo.
El Talmud (Berajot 26B) incluso nos explica que antes que Iaakov se acostase a dormir, instituyó una nueva plegaria: Arvit (la plegaria vespertina). Contemplando levemente lo escrito en el Talmud nos percataremos de que no sólo Iaakov instituyó una plegaria en el sitio destinado al Beit Hamikdash, sino que también Abraham hizo lo mismo con Shajarit (la plegaria matutina) e incluso Itzjak lo hizo con la oración de la tarde, Minjá. Todas exactamente en el mismo lugar.
Pero, no todo lo que es parecido es igual. Existe algo único, interesante y elemental en la manera en que Iaakov se refiere al sitio del Beit Hamikdash. Mientras que Abraham nombró al lugar "Monte" ("En el monte de Di-s se revelará") e Itzjak lo llamó "Campo" ("Y salió Itzjak a hablar en el campo"), Iaakov es el único que llama al lugar del Templo "Bait", o sea, casa ("Y llamó el nombre del lugar Beit E-l").
¿Cuál es la diferencia entre monte, campo y casa? ¿Y qué nos enseña sobre nuestra vida cotidiana y la llegada de la Gueulá? Rabí Moshe Alshij, "Alshij HaKadosh" (1508-1593), explica extensamente en el principio de nuestra parshá, basado en el Talmud (Pesajim 88A) que las tres denominaciones diferentes representan a los tres Grandes Templos. El patriarca Abraham vió un "monte", visualizó que "Sobre la montaña de Tzion, que está desolada, andan los zorros" o sea, el primer Templo, que a pesar de todas sus virtudes, al fin y al cabo fue destruido y se tornó un monte en ruinas vacío. El patriarca Itzjak, por su parte, visualizó un "campo" – se asomó y observó como "Tzion será arada como campo" y con el paso del tiempo, el segundo Templo fue destruido y dejado en ruinas por los descendientes de "Esav, hombre de campo". A diferencia de ellos, Iaakov vio algo completamente diferente…el vió una casa, un hogar, un lugar establecido y habitado, un lugar pleno de vitalidad y actividad. Él pudo ver en su aparición la existencia eterna del tercer Templo, el hogar, ¡que nunca será destruido!
El profeta Ieshaiahu, en su descripción sobre las naciones que fluyen fuertemente a visitar Jerusalem y al Tercer Templo, se expresa con las siguientes palabras: "Venid y subamos al monte de Di-s, a la casa del Di-s de Iaacov; y nos enseñará sus caminos, y transitaremos por sus sendas" (Ieshaiahu 2:3) No se refiere a la casa de Abraham, ni tampoco a la casa de Itzjak, sino que justamente ¡a la casa de Iaakov!
¿Por qué solamente Iaakov vio el Tercer Templo? ¿Con qué derecho es llamado con su nombre? ¿Es mérito puro de Iaakov el flujo multitudinario de las naciones sobre Jerusalem?
El Alshij, nos sigue explicando que el punto de vista de los patriarcas sobre el futuro del pueblo de Israel esta basado en la naturaleza interna de cada uno de ellos. Abraham que simboliza la bondad (jesed), ve solo la bondad de Di-s para sus hijos. Abraham observa el período del Primer Templo en el que el pueblo pecó y transgredió gravemente las mitzvot y de todas maneras Di-s los perdonó y los absolvió y toleró todo hasta que…ya fue imposible y el Templo fue destruido. Itzjak mira todo a través de unos lentes de severidad (guevurá), ve el Segundo Templo en el que el pueblo pecó un solo y único pecado, el odio gratuito, sin razón. Y esa fuerza no deja nada por rescatar y convierte al Templo en un lugar desértico.
Iaakov, "Bejir HaAvot", el elegido de los patriarcas, utiliza la cualidad que contiene armonía, belleza y piedad (tiferet), una combinación perfecta de jesed y guevurá, una combinación que provoca una existencia verdadera y es por esa razón que consigue visualizar un Templo eterno!
El Rebe, en una de sus fascinantes disertaciones, nos explica que es así como uno debe conducirse en la vida personal. Abraham que era todo bondad dio a luz también a Ishmael. A diferencia de su padre, Itzjak que era todo fuerza y juicio, dio a luz también a Esav. Iaakov es el único de los patriarcas que todos sus hijos siguieron el camino de Di-s. ¿Cuál es el secreto para semejante resultado? Es muy simple, ¡su grado de belleza, armonía y piedad (tiferet)!
Frente a cada elemento de la Santidad se encuentra un elemento contrario que pertenece a las denominadas "klipot" (lit. cáscaras, lo contrario a santidad), frente al amor a Di-s se alzan todo tipos de amores extraños, frente el temor a Di-s se alzan todo tipo de temores naturales, raros y extraños. Sin embargo, frente a "tiferet", la "cáscara" no puede enfrentarse ya que siempre habrán allí dos fuerzas de Santidad (la combinación de bondad y fuerza) contra una sola del lado contrario. Y no te preocupes…la "cáscara" no puede aceptar en sí misma un comportamiento íntegro y unificado de amor y temor, ya que toda su existencia se basa en la separación, la distancia y la división.
Y es por eso que justamente el patriarca Iaakov tuvo el mérito de ver el Templo eterno, ya que fue él quien pudo contemplar a sus hijos y nietos estudiando Torá y quien gracias a su conducta tan especial, influye sobre las naciones del mundo y los atrae a convertirse al judaísmo, por ser una combinación eterna e invencible de amor y temor, una combinación que ninguna fuerza puede enfrentar.
Y respecto a nosotros, para construir un "hogar" (no un monte o un campo) hay que utilizar un grado de "tiferet". Como lo dijo ya el Rebe: "Debes hablar con firmeza y de manera agradable". Por un lado, ser fuerte en los principios y por el otro lado con una sonrisa y con el placer de la Torá. En nuestra vida privada, en nuestro hogar, en nuestra vida familiar, con los que nos rodean e incluso con nosotros mismos.
Culminaremos con un relato del Rebe del Shabat en la parshá Shemini 5729 (1969), que nos refleja cómo una postura firme trae un éxito milagroso.
Ese mismo año se iban a llevar a cabo elecciones en los Estados Unidos. Los dos partidos políticos más grandes (demócratas y republicanos) acordaron entre ellos dividir los barrios, de tal manera que eso damnifique a las instituciones judías. Cuando el Rebe se enteró de dicho plan, ordenó hacer todo lo posible para anular dicha división aunque las probabilidades de éxito eran mínimas ya que se habían puesto de acuerdo los dos contrincantes, una cosa para nada frecuente. El Rebe pidió que se haga el intento de todas maneras.
El dirigente comunitario que debía presentar la apelación llego tarde a la audiencia y no lo dejaron entrar… y es allí mismo donde sucedió el primer milagro: ¡otra persona ya había presentado una apelación sobre ese tema!
Después de esto, cuando el tema llegó al juzgado, nuevamente el funcionario se retrasó por unos minutos y llegó cuando las puertas ya habían sido cerradas… allí fue que ocurrió el segundo milagro cuando las abrieron para otra persona y fue así que ingresó también el!
Así quedaron las cosas por unos siete, ocho meses, hasta que la Corte Suprema intervino y anuló totalmente el plan de división, por más que se habían puesto de acuerdo los dos partidos, por más que ya otro juzgado había decretado lo contrario y por más que la Corte Suprema por lo general no se mete en este tipo de problemas. Cuando uno insiste y se mantiene firme, ¡siempre se puede tener éxito!
Basado en el Rebe de Lubavitch en su libro Likutei Sijot Tomo 15 Vaietze Sija 2
Colabora con la difusión de Mashíaj y dona a través de PayPal a la cuenta vienemashiaj@gmail.com