Viene Mashíaj - La única web en español sobre la llegada del Mashiaj. El objetivo de la vida, hacer de este mundo una morada para Di-s. La llegada del Mashiaj es uno de los 13 principios de fe del pueblo judío. El Rebe de Lubavitch ha anunciado lo inminente de este fenómeno y está en nuestras manos lograrlo. ¿Como? Estudiando sobre el Mashiaj y la Gueulá. Creada y editada por Centro Leoded - Jabad Argentina
יחי אדוננו מורנו ורבינו מלך המשיח לעולם ועד
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Dvar Maljut - El Rebe de Lubavitch en la parshá Tetzave 5752 - Que merezcamos el encendido de la Menorá y el prendido del Ketoret a través del Cohen Gadol en el Beit HaMikdash

1. Tanto el comienzo como la conclusión de la lectura de la Torá de esta semana mencionan el encendido de la
menorá (candelabro) en el Santuario. Significativamente, en la conclusión de la lectura de la Torá, el encendido de la menorá está junto con la mitzvá de ketoret, la ofrenda de incienso: “Aarón quemará incienso cada mañana cuando limpie las lámparas. Y quemará incienso por la tarde cuando encienda las lámparas”.
Como se menciona con frecuencia, el uso de la palabra betojam (dentro de ellos) en el versículo: “Y me harás un Santuario y habitaré dentro de ellos”, implica que Di-s mora, no solo en los Santuarios físicos y en los Batei HaMikdash que se han construido, sino también dentro del santuario espiritual que existe en el corazón de cada judío. En consecuencia, todas las diferentes tareas llevadas a cabo en  el Santuario tienen paralelos en nuestro servicio Divino.
La relevancia del encendido de la menorá y la presentación de la ofrenda de incienso en el contexto anterior, se puede entender por el análisis de su lugar en la Parshá Tetzavé, una lectura de la Torá que se dedica casi exclusivamente al tema de los Cohanim, los descendientes de Aarón que realizan las tareas sagradas. Esta lectura de la Torá contiene una larga explicación de las vestimentas de los Cohanim y una descripción de las ofrendas que se hicieron cuando los Cohanim fueron consagrados al servicio del Santuario.
Es de destacar, que la mención de estos servicios Divinos en esta lectura de la Torá es problemática por naturaleza. Al parecer, el encendido de la menorá debería haber sido mencionado en la Parshá Trumá con la descripción de su estructura. De manera similar, parecería que la descripción de la construcción del mizbeaj (altar) del incienso, y por lo tanto, la presentación de la ofrenda de incienso, debería haberse incluido en esa lectura de la Torá, junto con la descripción del Arca, la menorá, la mesa para el "pan de las caras" (también llamado pan de la proposición), el altar exterior y los demás elementos estructurales del Santuario.
Las preguntas anteriores se pueden resolver de la siguiente manera: El altar del incienso y su ofrenda se mencionan como el elemento final de la construcción del Santuario y los preparativos para su servicio para enfatizar su importancia especial. De hecho, encontramos que la Presencia Divina no descansó en el Santuario hasta que se trajo la ofrenda de incienso.
¿Cuál es la razón de esta singularidad? Nuestros sabios explican que las ofrendas en el altar exterior del patio del Santuario se relacionan con el cuerpo de un judío, mientras que la ofrenda de incienso que se trae al altar interior se relaciona con el alma de un judío.
Este concepto también se refleja en las enseñanzas que se pueden extraer de los nombres hebreos utilizados para describir estos dos diferentes servicios. La palabra hebrea para ofrenda es korbán, que tiene su raíz en la palabra karov, que significa "cerca". En contraste, la raíz de la palabra ketoret se relaciona con ketar, que en arameo significa "vínculo" o "conexión". Al traer una ofrenda, un judío se acerca a Di-s. Sin embargo, a través del incienso, un judío y Di-s se fusionan en unidad total.
Por lo tanto, después de que la Torá describe los preparativos necesarios que hacen posible que la Presencia Divina habite en el Santuario, y por lo tanto dentro, del pueblo judío, menciona por último, la ofrenda de incienso que permite establecer un vínculo de unidad entre ellos.
Más particularmente, el vínculo establecido por la ofrenda de incienso se refiere a la conexión del alma con Di-s a nivel de iejidá, una unión esencial sin paralelo. La conexión a este nivel se refleja en que:
a) El altar del incienso era de un codo por un codo, lo que refleja la conexión con el nivel del alma asociado con la unidad.
b) Había once especias usadas en la ofrenda de incienso. Nuestros poderes conscientes están estructurados en un conjunto de diez. El número once, en contraste, se relaciona con una dimensión del alma y de Di-s que trasciende este conjunto, el nivel descripto por la frase: "Tú eres uno, pero no en un sentido numérico".
c) Cuando la ofrenda de incienso era traída, el Cohen que hacía la ofrenda estaba solo con Di-s. No se permitía a nadie estar en el Heijal y entre el Ulam y el Mizbeaj (ver Rambam, Temidim uMusafim 3:3). Y en un sentido más amplio, este concepto se refleja en el hecho de que cuando el Cohen Gadol (la máxima autoridad) entraba en el Kodesh HaKodashim (el lugar más sagrado del Santuario) en Iom Kipur (el día más sagrado), traía una ofrenda de incienso. Esto representaba una fusión de la iejidá del tiempo, Iom Kipur, con la iejidá del lugar, el Kodesh HaKodashim, y la iejidá del alma, el Cohen Gadol.
Como se mencionó anteriormente, la ofrenda de incienso está asociada con la menorá. La menorá representa al pueblo judío como se refleja en el versículo: "La vela de Di-s es el alma del hombre". Y al alma judía se le da el potencial de brillar con luz, a través de la Torá y sus mitzvot como está escrito, "pues la vela es una mitzvá, y la Torá, luz”.
El encendido de la menorá estaba destinado a traer y extender esta luz hacia al mundo en general. Esto se refleja en la construcción de las ventanas del Beit HaMikdash que fueron diseñadas con su lado interno más estrecho que su lado externo. Esto indicaba que el objetivo de la ventana no era traer luz del exterior, sino permitir que la luz de la menorá irradiara hacia el mundo. En un contexto similar, nuestros sabios describen a la menorá como "testimonio a todos los habitantes del mundo de que la Presencia Divina descansa en Israel".
Basados en lo anterior, podemos apreciar la conexión que comparte la menorá con la ofrenda de incienso y con la Parshá Tetzavé. Es a través de la menorá que el vínculo interno establecido a través de la ofrenda de incienso se irradia en todo el mundo en general.
Un concepto similar se aplica a la Parshá Tetzavé. El nombre Tetzavé se relaciona con la palabra tzavtá que significa "conexión". Para enfatizar la importancia de difundir la conexión entre Di-s y el pueblo judío en todo el mundo, la Parshá Tetzavé comienza con la descripción del encendido de la menorá. Aunque el enfoque principal de esta lectura de la Torá está en los Cohanim, al comenzar con el encendido de la menorá, se destaca y enfatiza el propósito principal del servicio de los Cohanim, revelar la Presencia Divina en el mundo en su totalidad.
Estos conceptos deben estar en paralelo con nuestro servicio Divino todos los días. Cada día, la persona surge como "una nueva creación". Por lo tanto, todos los días, debemos renovar el vínculo interno que compartimos con Di-s según lo expresado en nuestra lectura en el libro de oraciones, de los versículos concernientes a la presentación de la ofrenda de incienso. De manera similar, mencionamos cómo esta ofrenda era traída en conexión con la limpieza y el encendido de la menorá. Esto indica cómo el vínculo entre nosotros y Di-s debe extenderse a nuestros asuntos mundanos, haciendo que se lleven a cabo con el espíritu de "Todos tus actos serán en aras del cielo" y "Conócelo a Él en todos tus caminos".
Vemos un fenómeno similar a esto, en nuestras plegarias cotidianas. Al recitar el Shemá Israel, un judío debe estar en un nivel espiritual de tal magnitud, que está dispuesto a "entregar su alma a Di-s". Esta conexión se continúa en el Shemoné Esré (la plegaria central), cuando se encuentra ante Di-s con la anulación de una persona en presencia de su rey.
Después de la conclusión de las plegarias de la mañana, desviamos nuestra atención a nuestras actividades mundanas. En medio de estas actividades, es imposible mantener el mismo nivel de apego a Di-s experimentado durante la oración. Sin embargo, en medio de nuestra participación en los asuntos mundanos, la conexión esencial establecida con Di-s al principio del día, sigue teniendo un efecto residual - y ese efecto es evidente en la conducta de uno. Y así, nuestros vínculos de unión con Di-s forjan una unión eterna.
2. Como se mencionó anteriormente, la halajá (ley de la Torá), según lo definido por Rambam en Mishné Torá y por Rabí Moshe ben Iaakov de Coucy (1198-1274) en su obra "Smag", Sefer Mitzvot Gadol, es que la ofrenda de incienso se realiza entre la limpieza de los cinco primeros recipientes de aceite y la limpieza de los dos últimos de la menorá. En este sentido, debemos entender por qué en la lectura diaria, recitamos el orden de las funciones de los Cohanim de acuerdo con la opinión de Aba Shaul, una opinión minoritaria, que sostiene que:
"La limpieza de las cinco recipientes de la menorá precedía al salpicado de la sangre de la ofrenda diaria de Olá. El salpicado de la sangre de la ofrenda diaria de Olá precedía a la limpieza de los restantes dos recipientes de la menorá. La limpieza de los dos recipientes de la menorá precedía a la ofrenda de incienso".
Según este punto de vista, la ofrenda de incienso se traía después de que se haya completado por completo la limpieza de la menorá.
El Beit Iosef intenta reconciliar esta diferencia de ideas, explicando que la resolución de Rambam sigue el principio de que en una diferencia de opinión entre los sabios, se acepta la opinión de la mayoría, por ello Rambam define la halajá de acuerdo a la opinión de los sabios y no de Aba Shaul. Por otra parte: "Dado que el mundo encontró" que "Abaie hacía un recuento del orden de las funciones cotidianas de los Cohanim bajo la autoridad de la tradición y en consonancia con la opinión de Aba Shaul", parecería que él (Abaie) sostenía que la halajá sigue esta opinión. Por lo tanto, no querían cambiar ese orden.
Esta explicación sigue sin resolver la incógnita: Rambam seguramente conocía el tratamiento de Abaie sobre el asunto y aún dictaminó que la halajá sigue la opinión de los sabios. Además, en nuestra lectura del orden de las ofrendas en el Beit HaMikdash en la sección Avodá en las plegarias de Musaf de Iom Kipur, se acepta la opinión de los sabios y decimos que la presentación de la ofrenda de incienso precede a la limpieza de las dos lámparas finales.
Dentro del contexto de la aplicación de estos conceptos en nuestra tarea espiritual personal, estas dificultades se pueden explicar de la siguiente manera: a) La expresión hebrea utilizada por Beit Iosef para la frase "Dado que el mundo encontró" es "motzu haolam". La palabra olam (עולם) se relaciona con la palabra helem (העלם), que significa "ocultamiento". Es decir, esta perspectiva refleja el ocultamiento de Di-s que prevalece en el tiempo del exilio. Esto también se refleja en el nombre Abaie que nuestros sabios explican como un acrónimo de las palabras hebreas (אשר בך ירוחם יתום) "Asher beja ierujam iatom" que significa "En ti, un huérfano se consolará". Porque en el momento del exilio, los judíos son como huérfanos, "los hijos que han sido exiliados de la mesa de su Padre".
En este tiempo del exilio, es difícil que el vínculo interno con Di-s representado por la ofrenda de incienso sea revelado en el mundo en general junto a la influencia de la menorá que es su revelación. Por lo tanto, en nuestras oraciones diarias, estos dos servicios no están acoplados. Sin embargo, en Iom Kipur, cuando cada judío es elevado a un escalón espiritual superior y experimenta, en el microcosmos, la conexión con Di-s establecida por el Cohen Gadol en el Kodesh HaKodashim, existe la posibilidad de que los dos servicios se fusionen. En este momento, el vínculo interno de un judío con Di-s puede irradiarse al mundo en general. Además, el vínculo interno establecido en Iom Kipur no es autónomo y también afecta nuestra conducta durante todo el año.
3. De forma notable y fantástica, la parshá Tetzave, que está asociada con estos dos servicios (incienso y candelabro), siempre se lee en el mes de Adar. Una de las razones para esto es que en Rosh Jodesh Adar se emite un pronunciamiento, recordando a la gente que haga su donación anual de medio shekel para comprar las ofrendas para el Beit HaMikdash. Por lo tanto, este es un mes en que se renuevan los servicios asociados con los dos temas mencionados anteriormente. Además, esta renovación se caracteriza por la alegría, como afirman nuestros sabios: "Desde que Adar entra, aumentamos nuestra alegría".
En particular, hay una conexión con la fecha actual, el undécimo día de Adar. Porque como se explicó anteriormente, el número once está asociado con el nivel de iejidá, el nivel más profundo del alma. Del mismo modo, Shabat se asocia con la misma calidad que se refleja en la declaración de nuestros sabios de que todos los días de la semana poseen "un compañero" con la excepción de Shabat. Y por lo tanto, el pueblo judío fue designado como el compañero de Shabat, ya que también los judíos son "uno" entre las naciones.
La influencia positiva del undécimo día de Adar se ve reforzada por el servicio del décimo día de Adar. Diez se refiere a la expresión completa de nuestros diez poderes del alma, es decir, los poderes espirituales que están bajo nuestro control consciente. Esto crea un escenario para la revelación del undécimo potencial, la calidad de iejidá que es de naturaleza trascendente.
Que todos internalicen el vínculo interno con Di-s simbolizado por la ofrenda de ketoret. Y podemos hacer esfuerzos, en el espíritu del encendido de la menorá que esparce la luz, para compartir estos conceptos con los demás. Cada individuo debe tratar de influir en al menos otros diez judíos y, si es posible, extender su influencia a cada miembro de nuestro pueblo.
Estos esfuerzos, la internalización de los servicios del Beit HaMikdash en el corazón de cada judío, un "santuario en el microcosmos", acelerarán la llegada de la era en que mereceremos la revelación del tercer Beit HaMikdash. Que esto tenga lugar en el futuro inmediato.

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