Además, hay en este día de Rosh Jodesh Kislev una conexión única y extraordinaria con el objetivo final de la tarea del pueblo judío, llevar a cabo la llegada de la Redención definitiva. En este sentido, el Rebe anterior señala que la palabra lehavi tiene otra traducción además de la original que es "incluir" en la declaración de nuestros sabios en la Mishná del tratado de Berajot que trata sobre la mitzvá del recuerdo de la salida de Egipto: "Col iemei jaieja lehavi" "Todos los días de tu vida vienen a incluir", donde la adición de la palabra "Todos" viene a incluir el recuerdo de la salida de Egipto también en la Era del Mashiaj". La palabra lehavi tiene un significado adicional que es "traer". Por lo tanto, la declaración puede leerse como "todos los días de su vida deben ser para traer la Era del Mashíaj".
Lo anterior es particularmente relevante en nuestra época, pues se han completado todo los servicios y tareas necesarias para lograr la llegada de Mashíaj y nuestros esfuerzos deben dedicarse a prepararnos para dar la bienvenida al Mashíaj en la práctica realmente.
El concepto general de Rosh Jodesh está enfatizado en su propio nombre que se relaciona con la palabra hebrea Jidush que significa "novedad" o "innovación". Cada mes, la luna experimenta un "nuevo nacimiento" luego de haber tenido una progresiva disminución y ocultamiento total a partir de la segunda quincena del mes hebreo. Este momento de nacimiento incluye en potencia, el crecimiento posterior de la luna. En este contexto, podemos entender el nombre de Rosh Jodesh, literalmente, "cabeza del mes". Así como la cabeza contiene toda la energía vital de todo el cuerpo, Rosh Jodesh contiene todo el potencial espiritual para todos los días del mes que se inicia.
Esto debe reflejarse en la tarea espiritual del judío, ya que los judíos "establecen su calendario de acuerdo con la luna" y "serán renovados en el futuro, tal como la luna se renovará". Esto implica que cada judío debe:
A) Experimentar una renovación personal
B) Producir desarrollos nuevos en todo el mundo
Estos dos conceptos están interrelacionados. Un judío a través de su servicio espiritual en el mundo en general, puede alcanzar nuevos niveles de desarrollo personal. Esto se revelará de manera definitiva en la Era de la Redención.
Significativamente, el Mashíaj, que marcará el comienzo de esta era, será un descendiente del rey David, y el rey David y su reino están asociados con la luna. Debemos decir que en cada Rosh Jodesh se revela la chispa de Mashíaj de cada judío, que es el nivel de Iejida de su alma. Esta revelación produce una renovación en la existencia de cada judío y en todos los elementos de su servicio que se efectúan atravesados por este nivel de Iejida. Lo fundamental es, que esto conduce a la revelación y llegada del Mashíaj tal cual es, realmente, una alma en un cuerpo, un rey de la Casa de David.
El renacimiento de la luna está precedido por un proceso de auto-disminución. Este proceso se alude en el versículo: "Y serás recordado, porque tu lugar estará vacío" (Shmuel Alef 20:18). Esto implica que el camino para recibir atención especial es haciendo un lugar vacío, es decir, la auto-disminución. Del mismo modo, la disminución de la luna hasta la medida en que está totalmente oculta permite su renacimiento en un nivel superior.
El mes de Kislev comparte una conexión intrínseca con estos conceptos, ya que Kislev representa una fusión de los conceptos de ocultamiento y revelación. El nombre Kislev (כסלו) es una combinación de כס Kis y לו Lev. כס Kis se asocia con ocultamiento y cubrimiento, mientras que Lev לו refleja el concepto de revelación, pues Lev לו es numéricamente equivalente a 36 (seis veces seis) que refleja el nivel máximo de la expresión emocional, cómo nuestros seis atributos emocionales están interconectados con éxito. (36 también es el valor numérico de la palabra hebrea Ele אלה literalmente "estos", que significa algo visible, 36 son los tzadikim de cada generación, 36 son las velas de Janucá, 36 son las horas que Adam vivió con luz hasta su primera noche en Motzaei Shabat).
El concepto de revelación "Lev" se relaciona con la revelación final que vendrá en la Era de la Redención. El concepto de Redención también se refleja en las festividades jasídicas del mes de Kislev y con Janucá en la conclusión del mes, que está asociada con la inauguración del altar en la época de los Jashmonaím y alude también a la inauguración final del altar que tendrá lugar en la Era de la Redención.
La conexión con la Era de la Redención también se refleja en las ocho velas de las luces de Januca y los ocho días de la festividad de Januca. La menorá (candelabro) en el Beit HaMikdash tenía siete luces; de manera similar, las fiestas de Pesaj y Sucot se celebran durante siete días, ya que desde la semana inicial de la Creación en adelante, el orden natural se ha estructurado en un sistema de siete elementos. Ocho, en contraste, refleja la trascendencia de este orden asociado con la Era de la Redención.
De manera similar, en las últimas generaciones, el mes de Kislev se ha asociado con festividades que fueron emergiendo que sirven como precursores de la venida de la Redención: Iud Tet Kislev (19 y 20 de Kislev), que es el Rosh HaShaná del Jasidismo, que marca la Redención de Alter Rebe, y Iud Kislev (10 de Kislev), que señala la Redención del Miteler Rebe. Estas festividades están asociadas con Pnimiut HaTorá, la dimensión interior de la Torá, el nivel de Iejidá de la Torá y están relacionadas con la llegada del Mashíaj, el nivel de Iejidá del mundo en su totalidad. Porque es a través de la difusión de las enseñanzas del Jasidismo que vendrá el Mashíaj. Y así, el mes de Kislev se ha designado como "el mes de la Redención".
2. La renovación del pueblo judío en la Era de la Redención se puede entender dentro de la explicación del concepto de la infancia. En este contexto, encontramos una expresión en las palabras de un gran sabio, el "Ribesh" (Rabí Itzjak bar Sheshet, alumno del Ran y el Rif): "Yo rezo con la mente (o intención) de un niño. Un niño no es consciente de las diversas manifestaciones de la Divinidad; Él es consciente solo de la esencia de Di-s. Este es uno de los grandes principios del Jasidismo la diferencia entre Etzem (esencia) y Guilui (manifestación o revelación), el primero es el núcleo, el segundo es el exterior o derivado.
De hecho, un niño posee una ventaja sobre un sabio de la Torá. Un sabio de la Torá, ya que tiene una concepción de las manifestaciones de Di-s simbolizadas por las Sefirot, debe esforzarse para relacionarse con la esencia de Di-s. Y en el proceso de esta lucha, aunque en última instancia también se relaciona con la esencia de Di-s, el sabio siente la maravillosa experiencia que surge mientras sube por encima de todas las diferentes manifestaciones de la Divinidad. Ya que comprende estos niveles diferentes, se apega a ellos. Un niño, por el contrario, no tiene ninguna conexión con estos niveles o manifestaciones de Divinidad, su enfoque es directamente a la esencia de Di-s. Él no es consciente de nada más.
Este concepto se refleja en el término que un niño usa para describir a Di-s: "El Altísimo", literalmente, "El de arriba". El uso de este término, sin embargo, no implica que Di-s se encuentre solo por encima y no en este plano. Porque cada niño sabe que la presencia de Di-s también está aquí. En realidad, el término "El de arriba" se utiliza para dar a entender que Él está completamente por encima de nuestro marco de referencia. Para un niño, esto no es una apreciación intelectual abstracta, sino una comprensión verdadera de la vida real.
Un niño no sabe la diferencia entre los términos esencia, naturaleza, manifestación, trascendencia, pero un niño tiene una conciencia real de Di-s. Esto es lo que quiso decir el Alter Rebe con la afirmación de que, para los niños: "La luminaria está revelada" y por ello incluso los niños saben que hay un Di-s "disponible".
Debemos explicar lo anterior dentro del contexto de la terminología jasídica: Un erudito de la Torá comparte una conexión con las dimensiones reveladas de la Divinidad y, por lo tanto, el vínculo que establece se efectúa a través de su comprensión intelectual de las manifestaciones de Di-s. En un nivel más profundo, puede adjuntar su voluntad y su cualidad de deleite de Di-s. Tiene incluso un vínculo más profundo, la conexión de Iejidá, que es el aspecto del alma que es uno con Di-s. Pero por encima del nivel de Iejidá, está la esencia del alma y la esencia de Di-s, y este es el nivel en el que un niño se relaciona con él.
Esta relación infantil con Di-s puede ser lograda por todos los judíos y se refleja en la declaración que se hace inmediatamente al despertar cada mañana, Mode Ani, "Te reconozco/agradezco". En esta plegaria, la palabra "Mode", "agradezco", precede a la palabra Ani: “yo”. Antes de que una persona sienta su “yo”, se entrega en reconocimiento a Di-s, yendo más allá de la concepción individual de sí mismo e identificándose con su verdadera realidad, la esencia Divina de su ser.
Esto refleja un vínculo esencial, una conexión que trasciende los niveles de conocimiento consciente. La relación de este nivel con los niños también se destaca por el hecho de que despertarse por la mañana, es como nacer de nuevo. Este reconocimiento sirve como base fundamental para nuestro servicio espiritual durante todo el día que comienza: Desde esta conexión esencial a la Divinidad, se procede a establecer una base de conexión consciente con Di-s. Esto se refleja en la recitación de las bendiciones de la mañana, la plegaria de la mañana y la manera en que, desde esta plegaria, se procede a estudiar y luego a la actividad laboral, transformando el mundo en una morada para Él.
3. Estos conceptos de "Esencia" y "Manifestación" se aplican en paralelo, en relación con el nacimiento y crecimiento de la luna hasta su llenado. Estos a su vez están relacionados con la Redención, ya que nuestros sabios asocian la dinastía de David con la luna, señalando que la generación del rey Shlomo (Salomón) fue la decimoquinta generación después de Abraham, al igual que el decimoquinto día del mes, la luna brilla por completo. Dado que Mashíaj será "un descendiente de David y Shlomo", la renovación del pueblo judío en la Era de la Redención se refleja en el renacimiento y el crecimiento de la luna.
El brillo pleno de la luna el día quince del mes refleja un nivel de perfección con respecto a su poder de revelación. La esencia de la luna, su propio ser, sin embargo, se refleja en su renacimiento a principios de mes.
Así lo leímos en la Haftará (lectura de los profetas) de la semana pasada que culmina con la proclamación de: "Ieji Adoni HaMelej David Leolam!", "Que viva mi amo, el rey David, por siempre!". La eternidad del reino de David se extiende en el reino de Salomón y llega a la perfección por medio del rey Mashíaj que es de la simiente de David y Salomón. El sentido de esta proclamación de "Ieji/Que viva..." es la revelación de la existencia del Mashíaj y luego a través de ella, viene la revelación del Mashíaj a los ojos de todo el mundo, por medio de sus acciones".
Dado que la Redención se relaciona con la esencia del pueblo judío, ella está simbolizada por el renacimiento de la luna. La singularidad de la Era de la Redención, es que en esta era, la esencia llegará a la revelación; Las cualidades esenciales del pueblo judío serán abiertamente evidentes. Nuestro vínculo esencial con Di-s impregnará cada aspecto de nuestro funcionamiento consciente, en la medida en que se refleje en nuestro pensamiento, habla y acción, las tres vestimentas del alma.
En este sentido, Rosh Jodesh Kislev, es el renacimiento de la luna en el mes de la Redención, un mes asociado con la fusión del ocultamiento y la revelación como se explicó anteriormente (Kis + Lev), Rosh Jodesh Kislev es representativo del renacimiento final y renovación de nuestro pueblo en la Era de la Redención. La esencia no necesita ser expresada en revelación y puede permanecer oculta. Sin embargo, desde el punto de vista del mundo en general, hay una ventaja en su revelación.
Esta conexión entre Kislev y la Redención también se refleja en el hecho de que las festividades del mes de Kislev están asociadas con el aceite; Janucá se asocia con el milagro del aceite en la Menorá y Iud y Iud-Tet Kislev se asocian con Pnimiut HaTorá (la dimensión interior de la Torá) que es comparada al aceite y sus propiedades. La conciencia de Di-s establecida a través de Pnimiut HaTorá es un microcosmos de la era de la Redención y una preparación para el derramamiento de conocimiento Divino que acompañará a la Era de la Redención. Luego, "el mundo se llenará con el conocimiento de Di-s como las aguas cubran el lecho marino".
Todas las revelaciones de la Era de la Redención dependen de nuestra tarea en la actualidad en el momento del exilio. En consecuencia, dado que la Era de la Redención estará marcada por una renovación esencial de nuestro ser, también debe ser precedida por la revelación de esa esencia judía en la mayor medida posible en el momento del exilio.
Una conexión a este concepto se puede encontrar en el versículo (מצאתי דוד עבדי), "Hallé a David Mi siervo", que es una referencia al Mashíaj. Matzati, "lo hallé", está relacionado con la palabra metziut, que significa "ser" o "existencia", la esencia misma del ser de Mashíaj que está por encima de toda definición o limitación. Esta es la primera etapa de la revelación de Mashíaj. Luego, el versículo continúa: (בשמן קדשי משחתיו) "Lo ungiré con aceite santo", así como el aceite penetra a través de todas las sustancias, así también, la revelación de Mashíaj impregnará cada dimensión de la existencia.
Hay un paralelo a esto en la tarea de cada individuo. Incluso antes del despertar espiritual del nivel de Iejidá que se expresa en el bitul (anulación) y en el reconocimiento agradecido a Di-s, existe la esencia del alma. Cuando esta esencia despierte, motivará un enfoque del servicio completamente diferente, un enfoque que refleja esta conexión fundamental con la Divinidad. A nivel personal y reflejado en el mundo en general, esto es la llegada del Mashíaj.
Como se mencionó anteriormente, “todos los días de tu vida deben estar dirigidos a traer la Era de Mashíaj". Cada momento que la persona está despierta en su vida y de hecho, incluso durante el tiempo en que duerme, porque él también está vivo, debe dedicarse a este objetivo. Esto implica no solo la actividad consciente de uno, el pensamiento, el habla y las acciones, sino también su propia esencia. El núcleo de nuestro ser, debe centrarse en este objetivo.
En este contexto, podemos hablar de "respirar el aire del Mashíaj". La esencia de la vida de una persona se refleja en sus procesos de respiración. De hecho, la palabra hebrea para “respirar”, neshimá (נשימה) comparte las mismas letras que la palabra hebrea para “alma”, neshamá, (נשמה). Este es el servicio espiritual que es necesario en la actualidad, conectando el núcleo de nuestro ser con el núcleo de Mashíaj. Esto finalmente despertará un patrón de conducta que permeará cada dimensión de nuestro ser.
El despertar del núcleo de nuestro ser, debe reflejarse en una preocupación por la existencia fundamental de cada judío. Esto debe expresarse en los esfuerzos para proporcionar a nuestros hermanos judíos las necesidades requeridas para celebrar las fiestas del mes de Kislev con felicidad y alegría. De manera similar, debemos ayudar a que cada judío tenga los medios para cumplir con la costumbre que siguieron los Rebes de entregar a Januca guelt (dinero de Januca) a los miembros de su familia.
Estas acciones provocarán la llegada de la Redención verdadera y completa en este mes, el mes de la Redención. Seremos meritorios de ver no solo la esencia, sino también la revelación de Mashíaj en todo el mundo.
En los últimos tiempos suceden en todo el mundo (Rusia, China, India y más países) revoluciones extremas, pero positivas. Estos cambios que tienen influencia directa a todo el mundo (pues son gobiernos que conducen a la mayoría de la población mundial) son con bondad Divina, con paz y tranquilidad, sin guerras ni derramamientos de sangre, un fenómeno que no tiene antecedente en la historia de la humanidad. Estas revoluciones son señales de la Redención, como está escrito: "Si observaste reinos enfrentándose unos a otros, aguarda los pies del Mashíaj" (Bereshit Raba 44,4). El contenido de "reinos enfrentándose" se refiere a las revoluciones en el mundo, solo que ahora, el "enfrentamiento" es por medio de paz y tranquilidad. Vemos como el mundo se refina progresivamente y se hace apto y digno para la llegada del Mashíaj.
Esto se reflejará en la manera en que el Mashíaj "rectificará al mundo entero, [motivando a todas las naciones] a servir a Di-s juntos", como está escrito, "y daré a los pueblos un lenguaje claro para que todos invoquen el nombre de Di-s y Lo sirvan con un solo propósito".
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