la mitzvá de Bikurim, debemos decir que hay relación entre ambos contenidos. Esta conexión puede entenderse por medio de la explicación de la singularidad de la expresión de agradecimiento a Di-s asociada a la mitzvá de Bikurim. Al dar Bikurim, un judío revelan en su conciencia, que las bendiciones que recibe emanan de Di-s. Para enfatizar su agradecimiento por estas bendiciones, da el primer y mejor producto de su campo como una ofrenda a Di-s y además, hace una declaración pública de su agradecimiento antes de Di-s en el Beit HaMikdash.
El concepto de expresar gracias a Di-s es uno de los principios fundamentales de la vida judía. Así comenzamos cada día con una expresión de agradecimiento, Mode Ani (Te agradezco) en la que reconocemos y agradecemos el regreso de nuestras almas por parte de Di-s. Este, nuestro primer acto del día, sirve como base para toda nuestra conducta posterior, que incluye muchas bendiciones y expresiones de agradecimiento, por ejemplo, la bendición de Modim en las plegarias diarias o el Bircat HaMazón (Bendición por los alimentos), el agradecimiento después de las comidas.
La importancia de agradecer a Di-s se enfatiza aún más por la enseñanza del Baal Shem Tov de que la Creación del mundo se renueva a cada instante. Esto refleja la naturaleza ilimitada de la bondad de Di-s. La comprensión de esta idea debe suscitar una expresión de gratitud ilimitada y profunda por parte del hombre, porque se da cuenta de cómo la totalidad de la existencia depende de la bondad de Di-s en todo momento.
La mitzvá de Bikurim es única porque, al observarla, un judío expresa su agradecimiento a Di-s, no solo en su discurso, sino también en su obra. Aporta sus primeros frutos al Beit HaMikdash y “los coloca delante de Di-s, tu Di-s”.
Esta mitzvá de Bikurim expresa como toda la tierra pertenece a Di-s. Un judío no se contenta con simplemente reconocer este concepto; él demuestra este agradecimiento en sus obras dando sus primeros frutos a Di-s y haciéndolo de una manera que, incluso después, permanecen como propiedad consagrada al Creador. Al realizar este servicio, un judío aumenta su potencial para apreciar la bondad de Di-s y hace que estos sentimientos se internalicen más profundamente. Y así se da cuenta de que todo lo que posee en esencia le pertenece a Di-s y que está constantemente parado "delante de Di-s, tu Di-s".
Bikurim también se utiliza como una analogía para el pueblo judío. Porque los judíos son los primeros frutos de Di-s, por así decirlo. Es decir, así como los primeros frutos surgieron antes que todos los demás, también la existencia de los judíos precedió a la existencia del mundo en general como está escrito: "La concepción del pueblo judío precedió a todas las cosas". De hecho, el mundo entero fue creado en aras del pueblo judío, como nuestros sabios explican sobre la palabra Bereshit (Génesis). Más significativamente, cada judío, hombre, mujer o niño "tiene la obligación de decir: "El mundo fue creado para mí".
Así como los primeros frutos son traídos al Beit HaMikdash en Jerusalem, el verdadero lugar para cada judío es "delante de Di-s, tu Di-s, en el Beit HaMikdash. Porque el aspecto esencial de la existencia de un judío es su alma, que es "una parte real de Di-s de lo alto" e "Israel y el Santo Bendito Sea Él, son todos uno". En este sentido, no hay diferencia entre uno judío y otro.
Los conceptos anteriores afectan, no solo a nuestras vidas en general, sino a cada dimensión particular de ellas. Cada aspecto de nuestra existencia es un "Bikurim" para ser ofrecido a Di-s. Esto implica que un judío no debe concebir que su compromiso con Di-s implica solo el estudio de la Torá y el cumplimiento de las mitzvot. En cambio, cada aspecto de su conducta, ya que es la conducta de un judío, debe estar impregnado de Santidad y debe llevarse a cabo como corresponde a una persona que está en presencia de Di-s.
Cada pensamiento, palabra o acto -aunque exteriormente se asemeja a otros pensamientos, palabras o actos de este mundo- ya que es realizado por un judío es, de hecho, Bikurim, una ofrenda de primeros frutos para Di-s. Dado que un judío es totalmente uno con Di-s, cada dimensión de su vida debe contener un objetivo principal. Cada pensamiento, palabra o acción no es simplemente un intermediario que conduce a otra meta, sino que tiene una finalidad independiente y se relaciona con el objetivo especial de la Creación en su totalidad. Incluso cuando una acción parece insignificante por naturaleza, se le aplican todos los conceptos anteriores. Por lo tanto, para extender la analogía, cada acción se puede considerar figurativamente como Bikurim ofrecidos por un judío en el Beit HaMikdash. Dondequiera que vaya un judío, debe darse cuenta de que es "De Di-s, los pasos del hombre están planeados", por lo que llega a un lugar en un momento determinado para infundir Santidad en ese tiempo y ese lugar.
Al vivir su vida a la manera de Bikurim, un judío no solo agradece la bondad de Di-s, sino que además, él causa que las entidades físicas que ofrece a Di-s se consagren y sean santas. En contraste con una expresión verbal de agradecimiento a Di-s, donde los seres creados y Di-s siguen siendo dos cosas separadas, a través de Bikurim, las creaciones en este mundo material se impregnan de Divinidad. De esta manera, se revela cómo los judíos son los Bikurim del mundo entero, el propósito y el punto focal de la totalidad de la existencia.
De esta manera, podemos apreciar la relación entre Bikurim y la Torá y sus mitzvot como un todo. Bikurim expresa el propósito de la Torá y sus mitzvot; muestra como un judío aún existiendo como un alma dentro de un cuerpo en este mundo material, puede estar totalmente unido a Di-s, "Israel y el Santo, Bendito Sea Él, son todos uno".
Hay una dimensión adicional en el concepto anterior. La descripción de los judíos como Bikurim también se aplica con respecto a la Torá. Como se mencionó anteriormente, al explicar la palabra Bereshit, nuestros sabios declararon que el mundo fue creado en aras de dos entidades que se llaman Reshit, "principio", la Torá y el pueblo judío. Además, nuestro sabios amplían:
"Dos entidades precedieron la existencia del mundo, la Torá y el pueblo judío. No sé cuál de los dos fue el primero. Dado que la Torá dice: "Habla a los hijos de Israel", "Cuéntales a los hijos de Israel", vemos que el pueblo judío fue lo primero".
Dado que la Torá es una colección de mandamientos para el pueblo judío, se deduce que los judíos poseen una cierta prominencia incluso sobre la Torá misma. Sin embargo, esto no significa que la precedencia de Israel sobre la Torá no esté en absoluto relacionada con la Torá. Dado que los judíos y la Torá son uno, el nivel superior que posee el pueblo judío también se refleja en la Torá.
En otras palabras: Los judíos están conectados con la Torá que ella es "nuestra vida y la extensión de nuestros días". Simultáneamente, la Torá está asociada con el pueblo judío, porque como se mencionó anteriormente, la Torá es una colección de mandamientos que los judíos deben observar.
Por lo tanto, el concepto de la precedencia de los judíos sobre la Torá debe entenderse como una relación de causa y efecto, es decir, la Torá fue dada para el pueblo judío y por lo tanto, cuando hay un peligro para la vida de un judío, se desplaza la observancia de todas las mitzvot, porque el cumplimiento de la Torá es imposible sin los judíos. Por lo tanto, para la existencia de la Torá, es necesario que haya judíos que la acepten y la cumplan.
En contraste, existe la posibilidad de que los judíos existan sin la Torá, - Di-s no lo permita-, como nuestros sabios declararon: "Incluso cuando un judío peca, sigue siendo judío". Del mismo modo, a través de la teshuvá (Retorno a Di-s) que toca la esencia del alma de un judío, es posible para él alcanzar un nivel más alto de servicio a Di-s que a través de la observancia de la Torá.
Sin embargo, en esencia, un judío es uno con la Torá. Pues un judío es uno con Di-s, y la Torá y Di-s son uno. Esta unicidad se refleja en los textos de Maimónides que escribe que "el verdadero deseo de cada judío, incluso uno que exteriormente parece querer violar la ley de la Torá, es cumplir con todas las mitzvot y separarse de la transgresión".
Normalmente, este deseo esencial es revelado por la Torá misma. Es decir, a través del estudio de la Torá y el cumplimiento de sus mandamientos, el judío revela su naturaleza principal. Existe, sin embargo, la posibilidad de que la esencia del alma judía, el nivel que es más elevado que la Torá, sea revelado sin la intermediación de la Torá. Esto se produce a través del servicio espiritual de teshuvá.
En este contexto, podemos entender la enseñanza del Zohar: "Tres nudos conectan a uno con el otro, al Santo Bendito Sea, Israel y a la Torá". Frecuentemente surge la pregunta: Cuando tres entidades están conectadas con entre sí, solo hay dos vínculos, en este caso, un vínculo entre los judíos y la Torá y un vínculo entre la Torá y Di-s. ¿Por qué la cita mencionada anteriormente habla de tres nudos?
Entre las respuestas a esta pregunta está la explicación de que existe una conexión directa entre los judíos y Di-s que no requiere de la mediación de la Torá. Por el contrario, desde esta perspectiva, los judíos son más elevados que la Torá y conectan la Torá con Di-s en un nivel más profundo.
Esto implica dos estados de interrelación entre Di-s, la Torá y el pueblo judío. Hay un nivel que enfatiza la existencia de los judíos dentro de las limitaciones de nuestro mundo material. En este nivel, los judíos requieren que la Torá establezca su conexión con Di-s. Sin embargo, hay un nivel esencial en el que la esencia del judío es una con la esencia de Di-s. Desde esta perspectiva, los judíos están por encima de la Torá y por lo tanto, tienen el potencial de revelar nuevas dimensiones de la Torá.
Como se refleja en el potencial de la teshuvá, esta conexión esencial entre un judío y su fuente Divina existe no solo en los reinos espirituales, sino también en este mundo material. Y por lo tanto, cada judío, incluso una persona común que no ha estudiado la Torá, está obligada a decir: "El mundo fue creado para mí". Independientemente de su nivel de desarrollo personal, el judío está relacionado con la esencia de Di-s y, por lo tanto, él es el propósito de toda la existencia. Por lo tanto, un niño judío que no ha alcanzado la edad para estudiar la Torá y de manera similar, un adulto que -no por su culpa sino a causa de la Providencia omnisciente de Di-s-, creció sin estudiar la Torá, representan el Bikurim del mundo. Ellos están por encima de todas las cosas, incluso la Torá, y todo, incluida la Torá, fue creado por ellos.
Para resumir: Hay dos enfoques en nuestra relación con Di-s:
a) La relación ordinaria con Di-s establecida a través de la Torá y sus mitzvot. En este contexto, el estudio de la Torá es de fundamental importancia, ya que la observancia de las mitzvot depende de ello. Por lo tanto, estamos obligados a estudiar la Torá en cada momento de nuestro tiempo libre.
b) La relación extraordinaria entre los judíos y Di-s que está por encima de la Torá. Desde esta perspectiva, incluso cuando un judío, sin culpa propia, no tiene una conexión obvia con la Torá, comparte un vínculo con Di-s. Además, este vínculo interno finalmente lo acercará a la Torá.
El aspecto especial de Bikurim también se expresa en la declaración que se recita cuando el judío trae los Bikurim al Beit HaMikdash. En esa declaración, los judíos relatan la bondad de Di-s al pueblo judío desde las primeras etapas de su existencia. Aunque Laban deseaba destruir a Iaakov y los judíos sufrieron persecución y opresión en Egipto, Di-s preservó a los judíos, los redimió y los llevó a Eretz Israel. Significativamente, esto tuvo lugar antes de la entrega de la Torá. Dado que, como se explicó anteriormente, los judíos son, por naturaleza, Bikurim de Di-s, incluso antes de establecer un vínculo con Di-s mediante la Torá, se les concedió esta expresión única de favor Divino.
En base a lo anterior, podemos apreciar el significado interior de uno de los requisitos de las leyes de Bikurim. Nuestros sabios enseñan que es necesario llevar Bikurim en una canasta o contenedor (En términos jasídicos un "Keli", recipiente). Las personas ricas traían sus Bikurim en contenedores hechos de oro y plata. Por lo tanto, el contenedor no se consideraba secundario en importancia a los frutos. En consecuencia, después de la entrega del Bikurim, los Cohanim (quienes realizaban el servicio Divino) devolvían el contenedor al propietario. Por el contrario, los pobres traían sus Bikurim en cestas de mimbre. Al ser así, el contenedor se consideraba secundario en importancia a los frutos y, por lo tanto, se consagraba y santificaba junto con ellos.
Estas leyes se pueden explicar de la siguiente manera. La revelación de la posición de los judíos como Bikurim de Di-s requiere el involucramiento de ellos en el mundo, una conexión con un "contenedor". En un sentido personal, esto se refiere al servicio del alma dentro del cuerpo. Cuando este servicio se lleva a cabo con simples artículos mundanos, los elementos más bajos de este mundo, se revela una dimensión superior de revelación y el contenedor, es decir, los objetos mundanos con los que se realiza nuestro servicio, se unifican totalmente con ese servicio a la medida en que también permanecen "delante de Di-s, tu Di-s".
En base a todo lo explicado hasta aquí, podemos entender la conexión entre Bikurim y el pacto de compromiso total con la Torá.. Como se mencionó, Bikurim simboliza la calidad esencial del pueblo judío, que es la base de toda la Torá y las mitzvot. Dado que los judíos comparten un vínculo tan esencial con la Divinidad, Di-s establece un pacto con ellos que se expresa a través de la observancia de los judíos de la Torá y sus mitzvot.
En este contexto, podemos entender la conexión profunda entre Bikurim y la Parshá Ki Tavo. Ki Tavo, "cuando ingreses", señala la necesidad de que un judío se dedique a sus actividades, para apreciar que cada momento y lugar de su vida tiene el potencial de reflejar el objetivo especial de la existencia. A través de ese enfoque, genera el potencial para su vida y para que su entorno se conviertan en Bikurim, ofrendas de agradecimiento a Di-s.
2. El mes de Elul es un momento en que cada judío siente una cercanía individual con Di-s. Esto se refleja en la metáfora del Alter Rebe, que compara la relación de Di-s con los judíos en el mes de Elul, con un rey que sale al campo para saludar a su pueblo, recibiendo a cada uno con un rostro radiante y sonriente. El rey no establece ninguna pre-condición. En cambio, acepta a cada uno de sus sujetos tal cual es. En la analogía, esto refleja la voluntad de Di-s de aceptar a cada judío sin importar su nivel espiritual. Porque, como se explicó anteriormente, cada judío posee lo fundamental de la esencia Divina y comparte un vínculo con Di-s que trasciende la conexión establecida a través de la Torá y sus mitzvot.
En este contexto, podemos llegar a una comprensión más profunda del versículo para el cual el nombre de Elul sirve como un acrónimo: "Yo soy de mi Amado y mi Amado es mío". Este versículo comienza con la palabra "Yo" que indica que cada judío, como él existe dentro del contexto de su propio yo, tiene el potencial de entregarse a sí mismo a un vínculo de amor con Di-s. El desarrollo de tal apego a su vez evocará una expresión de amor Divino. Y dado que la relación comienza con el esfuerzo del judío ("Yo soy de mi amado"), no se considerará este favor Divino como "pan de la vergüenza", algo obtenido sin esfuerzo, como era la situación del alma en los mundos espirituales antes de descender a este mundo.
Cada judío debe tener en mente estas reflexiones mientras utiliza el mes de Elul para hacer un recuento y análisis de su servicio espiritual del año que termina y prepara su servicio del nuevo año. Porque cuando se da cuenta de la magnitud del potencial que posee, comprenderá la gran cantidad de posibilidades diferentes para su expresión. Esto es particularmente cierto en la actualidad, los últimos doce días del año. Por lo explicado en ocasiones anteriores, cada uno de estos doce días tiene el potencial de compensar y completar el servicio espiritual de cada uno de los meses del año que finaliza y prepararse para el servicio de cada uno de los meses del año nuevo que viene.
Y de este modo, nos prepararemos para el año 5752, cuyas letras en hebreo son iniciales de “un año de maravillas en todas las cosas” y "un año de maravillas que se entenderán".
Colabora con nuestra web y dona a través de PayPal a la cuenta vienemashiaj@gmail.comAsí como los primeros frutos son traídos al Beit HaMikdash en Jerusalem, el verdadero lugar para cada judío es "delante de Di-s, tu Di-s, en el Beit HaMikdash. Porque el aspecto esencial de la existencia de un judío es su alma, que es "una parte real de Di-s de lo alto" e "Israel y el Santo Bendito Sea Él, son todos uno". En este sentido, no hay diferencia entre uno judío y otro.
Los conceptos anteriores afectan, no solo a nuestras vidas en general, sino a cada dimensión particular de ellas. Cada aspecto de nuestra existencia es un "Bikurim" para ser ofrecido a Di-s. Esto implica que un judío no debe concebir que su compromiso con Di-s implica solo el estudio de la Torá y el cumplimiento de las mitzvot. En cambio, cada aspecto de su conducta, ya que es la conducta de un judío, debe estar impregnado de Santidad y debe llevarse a cabo como corresponde a una persona que está en presencia de Di-s.
Cada pensamiento, palabra o acto -aunque exteriormente se asemeja a otros pensamientos, palabras o actos de este mundo- ya que es realizado por un judío es, de hecho, Bikurim, una ofrenda de primeros frutos para Di-s. Dado que un judío es totalmente uno con Di-s, cada dimensión de su vida debe contener un objetivo principal. Cada pensamiento, palabra o acción no es simplemente un intermediario que conduce a otra meta, sino que tiene una finalidad independiente y se relaciona con el objetivo especial de la Creación en su totalidad. Incluso cuando una acción parece insignificante por naturaleza, se le aplican todos los conceptos anteriores. Por lo tanto, para extender la analogía, cada acción se puede considerar figurativamente como Bikurim ofrecidos por un judío en el Beit HaMikdash. Dondequiera que vaya un judío, debe darse cuenta de que es "De Di-s, los pasos del hombre están planeados", por lo que llega a un lugar en un momento determinado para infundir Santidad en ese tiempo y ese lugar.
Al vivir su vida a la manera de Bikurim, un judío no solo agradece la bondad de Di-s, sino que además, él causa que las entidades físicas que ofrece a Di-s se consagren y sean santas. En contraste con una expresión verbal de agradecimiento a Di-s, donde los seres creados y Di-s siguen siendo dos cosas separadas, a través de Bikurim, las creaciones en este mundo material se impregnan de Divinidad. De esta manera, se revela cómo los judíos son los Bikurim del mundo entero, el propósito y el punto focal de la totalidad de la existencia.
De esta manera, podemos apreciar la relación entre Bikurim y la Torá y sus mitzvot como un todo. Bikurim expresa el propósito de la Torá y sus mitzvot; muestra como un judío aún existiendo como un alma dentro de un cuerpo en este mundo material, puede estar totalmente unido a Di-s, "Israel y el Santo, Bendito Sea Él, son todos uno".
Hay una dimensión adicional en el concepto anterior. La descripción de los judíos como Bikurim también se aplica con respecto a la Torá. Como se mencionó anteriormente, al explicar la palabra Bereshit, nuestros sabios declararon que el mundo fue creado en aras de dos entidades que se llaman Reshit, "principio", la Torá y el pueblo judío. Además, nuestro sabios amplían:
"Dos entidades precedieron la existencia del mundo, la Torá y el pueblo judío. No sé cuál de los dos fue el primero. Dado que la Torá dice: "Habla a los hijos de Israel", "Cuéntales a los hijos de Israel", vemos que el pueblo judío fue lo primero".
Dado que la Torá es una colección de mandamientos para el pueblo judío, se deduce que los judíos poseen una cierta prominencia incluso sobre la Torá misma. Sin embargo, esto no significa que la precedencia de Israel sobre la Torá no esté en absoluto relacionada con la Torá. Dado que los judíos y la Torá son uno, el nivel superior que posee el pueblo judío también se refleja en la Torá.
En otras palabras: Los judíos están conectados con la Torá que ella es "nuestra vida y la extensión de nuestros días". Simultáneamente, la Torá está asociada con el pueblo judío, porque como se mencionó anteriormente, la Torá es una colección de mandamientos que los judíos deben observar.
Por lo tanto, el concepto de la precedencia de los judíos sobre la Torá debe entenderse como una relación de causa y efecto, es decir, la Torá fue dada para el pueblo judío y por lo tanto, cuando hay un peligro para la vida de un judío, se desplaza la observancia de todas las mitzvot, porque el cumplimiento de la Torá es imposible sin los judíos. Por lo tanto, para la existencia de la Torá, es necesario que haya judíos que la acepten y la cumplan.
En contraste, existe la posibilidad de que los judíos existan sin la Torá, - Di-s no lo permita-, como nuestros sabios declararon: "Incluso cuando un judío peca, sigue siendo judío". Del mismo modo, a través de la teshuvá (Retorno a Di-s) que toca la esencia del alma de un judío, es posible para él alcanzar un nivel más alto de servicio a Di-s que a través de la observancia de la Torá.
Sin embargo, en esencia, un judío es uno con la Torá. Pues un judío es uno con Di-s, y la Torá y Di-s son uno. Esta unicidad se refleja en los textos de Maimónides que escribe que "el verdadero deseo de cada judío, incluso uno que exteriormente parece querer violar la ley de la Torá, es cumplir con todas las mitzvot y separarse de la transgresión".
Normalmente, este deseo esencial es revelado por la Torá misma. Es decir, a través del estudio de la Torá y el cumplimiento de sus mandamientos, el judío revela su naturaleza principal. Existe, sin embargo, la posibilidad de que la esencia del alma judía, el nivel que es más elevado que la Torá, sea revelado sin la intermediación de la Torá. Esto se produce a través del servicio espiritual de teshuvá.
En este contexto, podemos entender la enseñanza del Zohar: "Tres nudos conectan a uno con el otro, al Santo Bendito Sea, Israel y a la Torá". Frecuentemente surge la pregunta: Cuando tres entidades están conectadas con entre sí, solo hay dos vínculos, en este caso, un vínculo entre los judíos y la Torá y un vínculo entre la Torá y Di-s. ¿Por qué la cita mencionada anteriormente habla de tres nudos?
Entre las respuestas a esta pregunta está la explicación de que existe una conexión directa entre los judíos y Di-s que no requiere de la mediación de la Torá. Por el contrario, desde esta perspectiva, los judíos son más elevados que la Torá y conectan la Torá con Di-s en un nivel más profundo.
Esto implica dos estados de interrelación entre Di-s, la Torá y el pueblo judío. Hay un nivel que enfatiza la existencia de los judíos dentro de las limitaciones de nuestro mundo material. En este nivel, los judíos requieren que la Torá establezca su conexión con Di-s. Sin embargo, hay un nivel esencial en el que la esencia del judío es una con la esencia de Di-s. Desde esta perspectiva, los judíos están por encima de la Torá y por lo tanto, tienen el potencial de revelar nuevas dimensiones de la Torá.
Como se refleja en el potencial de la teshuvá, esta conexión esencial entre un judío y su fuente Divina existe no solo en los reinos espirituales, sino también en este mundo material. Y por lo tanto, cada judío, incluso una persona común que no ha estudiado la Torá, está obligada a decir: "El mundo fue creado para mí". Independientemente de su nivel de desarrollo personal, el judío está relacionado con la esencia de Di-s y, por lo tanto, él es el propósito de toda la existencia. Por lo tanto, un niño judío que no ha alcanzado la edad para estudiar la Torá y de manera similar, un adulto que -no por su culpa sino a causa de la Providencia omnisciente de Di-s-, creció sin estudiar la Torá, representan el Bikurim del mundo. Ellos están por encima de todas las cosas, incluso la Torá, y todo, incluida la Torá, fue creado por ellos.
Para resumir: Hay dos enfoques en nuestra relación con Di-s:
a) La relación ordinaria con Di-s establecida a través de la Torá y sus mitzvot. En este contexto, el estudio de la Torá es de fundamental importancia, ya que la observancia de las mitzvot depende de ello. Por lo tanto, estamos obligados a estudiar la Torá en cada momento de nuestro tiempo libre.
b) La relación extraordinaria entre los judíos y Di-s que está por encima de la Torá. Desde esta perspectiva, incluso cuando un judío, sin culpa propia, no tiene una conexión obvia con la Torá, comparte un vínculo con Di-s. Además, este vínculo interno finalmente lo acercará a la Torá.
El aspecto especial de Bikurim también se expresa en la declaración que se recita cuando el judío trae los Bikurim al Beit HaMikdash. En esa declaración, los judíos relatan la bondad de Di-s al pueblo judío desde las primeras etapas de su existencia. Aunque Laban deseaba destruir a Iaakov y los judíos sufrieron persecución y opresión en Egipto, Di-s preservó a los judíos, los redimió y los llevó a Eretz Israel. Significativamente, esto tuvo lugar antes de la entrega de la Torá. Dado que, como se explicó anteriormente, los judíos son, por naturaleza, Bikurim de Di-s, incluso antes de establecer un vínculo con Di-s mediante la Torá, se les concedió esta expresión única de favor Divino.
En base a lo anterior, podemos apreciar el significado interior de uno de los requisitos de las leyes de Bikurim. Nuestros sabios enseñan que es necesario llevar Bikurim en una canasta o contenedor (En términos jasídicos un "Keli", recipiente). Las personas ricas traían sus Bikurim en contenedores hechos de oro y plata. Por lo tanto, el contenedor no se consideraba secundario en importancia a los frutos. En consecuencia, después de la entrega del Bikurim, los Cohanim (quienes realizaban el servicio Divino) devolvían el contenedor al propietario. Por el contrario, los pobres traían sus Bikurim en cestas de mimbre. Al ser así, el contenedor se consideraba secundario en importancia a los frutos y, por lo tanto, se consagraba y santificaba junto con ellos.
Estas leyes se pueden explicar de la siguiente manera. La revelación de la posición de los judíos como Bikurim de Di-s requiere el involucramiento de ellos en el mundo, una conexión con un "contenedor". En un sentido personal, esto se refiere al servicio del alma dentro del cuerpo. Cuando este servicio se lleva a cabo con simples artículos mundanos, los elementos más bajos de este mundo, se revela una dimensión superior de revelación y el contenedor, es decir, los objetos mundanos con los que se realiza nuestro servicio, se unifican totalmente con ese servicio a la medida en que también permanecen "delante de Di-s, tu Di-s".
En base a todo lo explicado hasta aquí, podemos entender la conexión entre Bikurim y el pacto de compromiso total con la Torá.. Como se mencionó, Bikurim simboliza la calidad esencial del pueblo judío, que es la base de toda la Torá y las mitzvot. Dado que los judíos comparten un vínculo tan esencial con la Divinidad, Di-s establece un pacto con ellos que se expresa a través de la observancia de los judíos de la Torá y sus mitzvot.
En este contexto, podemos entender la conexión profunda entre Bikurim y la Parshá Ki Tavo. Ki Tavo, "cuando ingreses", señala la necesidad de que un judío se dedique a sus actividades, para apreciar que cada momento y lugar de su vida tiene el potencial de reflejar el objetivo especial de la existencia. A través de ese enfoque, genera el potencial para su vida y para que su entorno se conviertan en Bikurim, ofrendas de agradecimiento a Di-s.
2. El mes de Elul es un momento en que cada judío siente una cercanía individual con Di-s. Esto se refleja en la metáfora del Alter Rebe, que compara la relación de Di-s con los judíos en el mes de Elul, con un rey que sale al campo para saludar a su pueblo, recibiendo a cada uno con un rostro radiante y sonriente. El rey no establece ninguna pre-condición. En cambio, acepta a cada uno de sus sujetos tal cual es. En la analogía, esto refleja la voluntad de Di-s de aceptar a cada judío sin importar su nivel espiritual. Porque, como se explicó anteriormente, cada judío posee lo fundamental de la esencia Divina y comparte un vínculo con Di-s que trasciende la conexión establecida a través de la Torá y sus mitzvot.
En este contexto, podemos llegar a una comprensión más profunda del versículo para el cual el nombre de Elul sirve como un acrónimo: "Yo soy de mi Amado y mi Amado es mío". Este versículo comienza con la palabra "Yo" que indica que cada judío, como él existe dentro del contexto de su propio yo, tiene el potencial de entregarse a sí mismo a un vínculo de amor con Di-s. El desarrollo de tal apego a su vez evocará una expresión de amor Divino. Y dado que la relación comienza con el esfuerzo del judío ("Yo soy de mi amado"), no se considerará este favor Divino como "pan de la vergüenza", algo obtenido sin esfuerzo, como era la situación del alma en los mundos espirituales antes de descender a este mundo.
Cada judío debe tener en mente estas reflexiones mientras utiliza el mes de Elul para hacer un recuento y análisis de su servicio espiritual del año que termina y prepara su servicio del nuevo año. Porque cuando se da cuenta de la magnitud del potencial que posee, comprenderá la gran cantidad de posibilidades diferentes para su expresión. Esto es particularmente cierto en la actualidad, los últimos doce días del año. Por lo explicado en ocasiones anteriores, cada uno de estos doce días tiene el potencial de compensar y completar el servicio espiritual de cada uno de los meses del año que finaliza y prepararse para el servicio de cada uno de los meses del año nuevo que viene.
Y de este modo, nos prepararemos para el año 5752, cuyas letras en hebreo son iniciales de “un año de maravillas en todas las cosas” y "un año de maravillas que se entenderán".