Brooklyn, N.Y A nuestros hermanos, hijos de israel en todo lugar Hashem esté sobre ellos, tengan vida!
Shalom y bendiciones!
Al acercarse el Tiempo de Nuestra Liberación, la Fiesta de las Matzot, envío aquí mi bendición a nuestros hermanos, hijos de Israel, en todo lugar, que la festividad traiga consigo para la vida cotidiana de todos y cada uno, una verdadera libertad de toda preocupación y perturbación, sea material o espiritual, elevando al sentido interior de la salida de Egipto en su condición de prologo para recibir la Torá, cosa que es la concreción de la promesa Divina, bendito Sea: “cuando saques al pueblo de Egipto serviréis a D´s sobre este monte”.
Tal como Hashem, Quien da la Torá, es infinito, así también los asuntos de la Torá y sus preceptos son infinitos y eternos. También las lecciones que se puede y debe aprender de la Torá y las mitzvot, son vigentes en todas las épocas y en todos los países. Especialmente
al tratarse de un precepto y tema general inherente a la fiesta de Pesaj -la salida de Egipto, que es mitzvá- precepto recordarla cada día. Una de las enseñanzas de la festividad de Pesaj es que en cada judío hay fuerza y posibilidad para transformar su estado y situación de un extremo al otro de manera concreta en poco tiempo. En el Tanaj ( la Biblia) y en las palabras de nuestros Sabios se encuentran descriptas en detalle las amarguras del exilio en Egipto, y el profundo descenso de los israelitas en esa época. Esclavizados en una tierra donde siquiera un solo esclavo no podía escaparse de ella, bajo el dominio absoluto de un faraón que se lava en la sangre de niños judíos, en una pobreza incomparable y hechos trizas por el decreto de trabajo esclavo destructor -un trabajo que quiebra el cuerpo y el alma - y he aquí se quebró el dominio del faraón y llegó la libertad al pueblo todo y la liberación con “el brazo en alto” y un “gran botín”. Así también con respecto a la liberación espiritual, también ella fue de un extremo al otro: los israelitas están inmersos en 49 portales de impureza hasta un nivel de idolatría y he aquí se les revela el Santo Bendito Sea con Su Magnificencia y Esencia; en apenas contadas semanas ya estaban todos parados frente al Monte Sinai en un nivel Superior de santidad y profecía, y el Santo Bendito Sea habla a todos y cada uno de ellos de manera individual sin intermediarios – ni siquiera a través de Moshe Rabeinu- y declara: Yo Soy Hashem tu Di-s”.
Las lecciones que extraemos de aquí son las siguientes: Sea cual fuese el nivel y la situación de un judío, como individuo o como comunidad, sea cual fuese su estado a los ojos humanos, el judío tiene la obligación de recordar la salida de Egipto cada día, y aspirar a, y actuar en aras de, una libertad y liberación completa, una liberación y “con el brazo en lo alto” y “con gran botín”, de todo tipo de subyugaciones y perturbaciones que hayan en su camino, a causa del tipo del propio “Mitzraim” (=estrecheces y limitaciones .n.d.t), hasta alcanzar convertirse en “Reino de sacerdotes y nación santa”, y recibir la Torá- todo esto“ como en los días de tu salida de la tierra de Egipto (mitzraim)”. Está prohibido detenerse o titubear en el camino, está prohibido darse por satisfecho con los logros iniciales, se debe continuar y elevarse a lo alto hasta que se escuche y se sienta “Yo soy Hashem tu Di-s”.
Estas lecciones son importantes y apropiadas al máximo para nuestros días, cuando se nota un movimiento, no sólo por parte de individuos, sino también de grupos y estratos de la sociedad judía que aspira a liberarse de la subyugación espiritual ,y a transitar el camino de la verdadera total libertad del miedo del ” qué dirá el gentil” El pagano, en su sentido literal, así como de las palabras paganas de un judío confundido, y del propio pagano que está en el fuero interior, el “instinto del mal”. A todos los convoca el Pesaj: No se detengan en vuestro camino y vayan hacia arriba con “el brazo en lo alto”. Y entonces es seguro que saldréis a la libertad “con nuestros jóvenes, y nuestros ancianos, con nuestros hijos y con nuestras hijas” y con un gran botín. Con bendiciones para un Pesaj Casher y alegre y que pronto en nuestros días se cumpla la promesa profética “como en los días de tu salida de la tierra de Egipto, Habré de mostrarle maravillas”, por medio de Mashíaj Tzidkenu.
/Firmado: Menajem Schneerson/
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