Un príncipe se había alejado de la casa de su padre, el rey y anhelaba y añoraba muchísimo volver a verlo a él y a su familia. Un día, el príncipe recibió una carta de su padre, esto lo llenó de alegría y comenzó a deleitarse y fascinarse con ella. De tanto pensar en la carta, creció aún mas su nostalgia por el padre y decía desde lo profundo de su corazón: Ay ! Si pudiera volver a tocar la mano de mi padre aunque sea un instante, volver a abrazarlo y besarlo...". Mientras el príncipe sufría y se atormentaba extrañando a su padre, una idea surgió en su mente: "La carta está escrita por la mano de mi padre, la escritura del rey representa a su esencia, inteligencia y voluntad", entonces volvió la alegría a su corazón y pensó: "Tengo en mis manos un manuscrito de papá".
Esto es el estudio de la Torá del Jasidismo en los últimos instantes previos a la revelación del Mashíaj.
(Umebi Goel)
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