2 aviones de combate F16 realizaron misiones de disuasión sobre varias ciudades y lograron inhabilitar los radares. El régimen de Erdogan tenía información parcial previa sobre la intención de derrocarlo y grandes fuerzas policiales junto a unidades especiales y la mayoría de la fuerza aérea pudieron prevalecer sobre los rebeldes que se habían apoderado de una importante base aérea y fueron bombardeados. Hubo una apoyo de miles de habitantes al régimen que ya de antemano habían constituido grupos paramilitares y el poder retornó a Erdogan.
Con el aplastamiento de la revolución, el régimen comenzó a actuar con agresividad: Casi 10000 soldados fueron detenidos y junto a ellos 163 generales y almirantes de los 358 que existen entre los mas altos cargos militares, entre ellos, el comandante naval de la flota del Mar Negro, el comandante del batallón occidental y el brigadier mayor de la fuerza aérea. 8500 policías fueron exonerados, la guardia presidencial fue disuelta, unidades y bases militares fueron clausuradas. El régimen actúa totalitaria también contra la población civil y decenas de gobernadores o intendentes fueron destituidos, cientos de jueces y decenas de miles de trabajadores estatales y maestros fueron echados de sus empleos, miles de decanos y profesores de las universidades fueron excluidos y decenas de instituciones académicas y sanatorios fueron cerrados. El régimen anunció la anulación de vacaciones y asuetos para los 10 millones de empleados públicos y estos días continúa su accionar destructivo sobre la población civil.
No hay necesidad de elaborar palabras para describir el antisemitismo y la hostilidad del régimen turco contra Israel en los últimos años. Después del episodio de la "Flotilla Mármara", el líder turco amenazó que su país irrumpirá con fuerzas militares el "bloqueo" sobre Gaza y también abrirá una guerra global contra Israel, Erdogan inclusive amenazó con una guerra a la que se sumarían Siria e Irán a apoyarlo. Estas violentas amenazas fueron acompañadas con el corte de relaciones económicas y estratégicas con Israel, subiendo la tensión militar en el mar Mediterráneo y en el espacio aéreo de Medio Oriente.
Por la bondad de Di-s no se deterioró la situación, en especial en mérito de las revueltas en el mundo árabe, que disolvieron el ejército sirio y transformaron a Turquía en el enemigo de Irán y Siria. Turquía comenzó a bombardear Siria y ahora es amenazada por sus viejos aliados. El conflicto exterior complicó el poder del tirano turco y no hay duda que esto junto a todos los acontecimientos recientes en el país, provocaron un daño grave al régimen que sigue sumando enemigos en su propio ejército, en los funcionarios del estado y en la economía del país. El conflicto externo y la lucha interna en Turquía terminaron beneficiando a Israel.
El Rebe de Lubavitch enseña que una de las señales de la próxima llegada del Mashíaj es al igual que en la salida de Egipto, las guerras civiles entre los enemigos de Israel. En aquel tiempo los primogénitos de Egipto que en la Cabala simbolizan los poderes de la maldad golpearon al resto de las fuerzas del mal que simbolizaban el faraón y su establishment. Los "primogénitos" de la actualidad, ellos mismos atacan al resto de las fuerzas del mal y provocan al mundo árabe e islámico su desintegración en guerras internas que suceden ante nuestros ojos. Este proceso milagroso nos enseña hasta cuando debemos aumentar en el estudio de la Torá y el cumplimiento de las mitzvot y en el reconocer los tremendos milagros que suceden hoy en día.
(Traducción libre de un artículo de Rab. Abishai Ifergun, decano de la Ieshiva de Jabad en Kfar Saba y anteriormente miembro del ejército de defensa de Israel en funciones secretas)
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