Un cuento de jasidim para Tisha BeAv

En los días del primer Rebe de Jabad, Rabí Shneor Zalman, el "Alter Rebe" (1745-1812), vivía un hombre que con orgullo se consideraba a si mismo, un gran erudito de la Cabalá. Un día, le surgieron algunas preguntas durante sus estudios de los textos místicos judíos. Para resolverlas decidió viajar al Alter Rebe para ver por sí mismo, si era tan sabio como decía la gente. En el camino a Liozna se encontró con Reb Shmuel Munkes, un pícaro jasid del Alter Rebe. Los dos conversaron y cuando descubrieron que se dirigían en la misma dirección acordaron viajar juntos. Después que el cabalista reveló el motivo de su viaje,
Reb Shmuel exclamó: "¡Qué suerte que nos hemos conocido, yo también voy al Alter Rebe en una búsqueda espiritual !”. Mientras viajaban juntos, Reb Shmuel, que tenía poca tolerancia para la arrogancia y la vanagloria, dijo que le gustaría confiar una dificultad propia en la comprensión de la Cábala. "Tal vez por su bondad puede resolverlo para mí. Está escrito en uno de los libros de mística: "En el principio estaba diseminada y dispersa. Luego fue unida en forma circular. A continuación, el círculo se extendió en líneas, en diferentes direcciones, hasta que asumió una forma triangular, con un punto en el centro. Por último, combinando los elementos de fuego y agua, se completó y fue muy bueno". El erudito tuvo que admitir que estaba desconcertado. "Me gustaría mucho entender que significa esto". Reb Shmuel suspiró, y luego continuó. "¿Sabes qué? Siendo que tu conocimiento en estas materias es mucho más grande que el mío", dijo respetuosamente, "te agradecería mucho si haces esta pregunta por mí cuando estés en presencia del Alter Rebe. Puedes entrar en su oficina antes que yo". El hombre aceptó, con la promesa de incluir la pregunta entre sus propias cuestiones que le plantearía al Alter Rebe. De hecho, estaba tan impresionado con la complejidad de la pregunta, que decidió preguntarla incluso antes de las suyas.

Cuando el Alter Rebe escuchó cuál era el problema, se rió: "Usted está describiendo a los kreplaj !", afirmó definitivamente. "¿Qué? No lo entiendo", dijo el visitante confundido. Explicó el Alter Rebe. En principio hay harina, encima de la fuente. Amasar todo junto hasta que se forma una masa circular y firme. A continuación, extender la masa y cortar en cuadrados, doblar cada cuadrado para que tenga tres esquinas, y llenarlo con la carne en el centro. Cocer en agua que se había calentado sobre el fuego. Va a terminar frente a un plato muy sabroso". El arrogante erudito se retiró en silencio de la sala, muy avergonzado.
Cuando Reb Shmuel, el próximo en el turno para la audiencia con el Alter Rebe, entró en la habitación, el Alter Rebe miró y dijo: "Esto fue obra tuya, ¿no es cierto?".

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