no da frutos. Sobre ello dicen nuestros Sabios: “¿De dónde sabemos que en el futuro los árboles no frutales también darán frutos?”. Nos enseña el texto: “y el árbol del campo dará su fruto”. Es decir, hay aquí una promesa, que habrá un cambio en la naturaleza del mundo, ya que incluso los árboles no frutales darán frutos.
Situaciones como esta, así como otras descripciones que encontramos en las palabras de los Sabios sobre las grandes transformaciones que tendrán lugar en el mundo en los días del Mashíaj despiertan un interrogante sobre lo que estipula el Rambam. ¿Cómo establece el Rambam de forma categórica: “que no se te ocurra la idea que en los días del Mashíaj se anulará algo del sistema de funcionamiento del mundo, o que alguna innovación entonces tendrá lugar en la creación distinta a su Bereshit, comienzo, - sino que el mundo se conducirá cual su costumbre”.
La pregunta se torna más fuerte a partir del hecho que el propio Rambam establece trece principios de la fe, entre los que se encuentra la fe en la resurrección de los muertos, fenómeno que implica una anulación sin igual de las reglas de funcionamiento del mundo. Más aun, el Rambam establece que quienquiera niegue la resurrección de los difuntos no tiene parte en el Mundo Venidero.
¿Cómo puede compatibilizarse lo antedicho con lo que él mismo dice que en los días del Mashíaj no cambiará aspecto alguno del sistema del mundo y que “el mundo se regirá de acuerdo a su costumbre”, siendo que la resurrección de los muertos, es un suceso que implica un cambio extraordinario en el orden natural de la existencia?.
Debemos diferenciar entre el enfoque básico a partir de la ley de la Torá, de lo que sucederá en los días del Mashíaj, con los sucesos que tendrán lugar en una época posterior de los mismos días del Mashíaj.
La definición básica de la Torá es que el Mashíaj llevará al pueblo judío a la integridad plena de una vida de Torá y Mitzvot. Esta es la misión que a partir de la ley debe llevar a cabo el Mashíaj. Generar las condiciones que posibiliten al pueblo de Israel a estudiar la Torá y cumplir sus preceptos en la medida más plena y perfecta. Para alcanzar la plenitud en el cumplimiento de la Torá y sus preceptos se requiere que las naciones del mundo no perturben al pueblo de Israel a cumplir su función; que se reconstruya el Sagrado Templo y que todos los judíos se reúnan en la Tierra de Israel y pueden vivir libremente. En este aspecto no hay necesidad de milagros y maravillas, incluso tampoco la necesidad de volver a los días del Génesis. Para ello es suficiente que el mundo se maneje con sus reglas naturales, sólo que se conduzca como un mundo equilibrado y justo. En eso consiste justamente la misión del Mashíaj, y es así como el Rambam define conceptualmente a los días del Mashíaj con relación a esta misión del Mashíaj.
Sólo que a continuación de esta etapa tendrá lugar un segundo período, cuando efectivamente se cumplirán literalmente todas las promesas de la Torá y las palabras de los profetas. Tendrán lugar sucesos novedosos en la creación, los árboles no frutales darán frutos y revivirán los muertos. Esta etapa no está relacionada con la llegada del Mashíaj, sino con un momento posterior, independiente.
Sin embargo, el desarrollo de todos estos sucesos depende de nosotros. Si seremos merecedores, todo se desarrollará con mayor rapidez, acompañado de grandes milagros y atravesando muchos atajos. Nuestra gran esperanza es que sí seamos merecedores y tengamos el privilegio que el Altísimo nos muestre de inmediato ya en el comienzo de la redención, milagros y maravillas, y que no haya separación entre las dos épocas. (El Rebe de Lubavitch - Likutei Sijot Tomo 27, Pág. 191)
Colabora con la difusión de Mashíaj y dona a través de PayPal a la cuenta vienemashiaj@gmail.com