Wedding - Zalman Kleinman |
Sin embargo, previamente, en la Parshá Toldot del mismo libro Bereshit, cuando la Torá describe el casamiento de Esav con Bosmat, apoda a Bosmat con el nombre de “Majalat”. Pregunta sobre ello el Midrash:
¿Acaso su nombre es Majalat? ¿No era Bosmat su nombre? Sólo que al casarse se le perdonaron a Esav todos los pecados, “Majalat” en hebreo proviene del término mejilá, que quiere decir perdón. El perdón de los pecados en el día del casamiento refleja la “nueva página” que se abre en la vida del hombre cuando toma una esposa. Pero, ¿Por qué eligió la Torá enseñarnos esto justamente con el casamiento de Esav el malvado? ¿No se relata acaso en la Torá también el casamiento de gente de mejor calibre, tanto antes como después de Esav? ¡Hubiera sido mucho más apropiado que este tema haya sido aludido en sus casamientos y no en el de Esav el malvado, específicamente! ¿Cuál es en realidad la causa para el perdón de los pecados en el día de la boda? Una de las razones para ello es que ese día es una especie de Iom Kipur personal del novio y de la novia. La fuerza de Iom Kipur es que “la esencia del mismo día expía”. La santidad que brilla en el Día del Perdón purifica al judío y revela la profundidad de su alma y su voluntad interior de estar ligado a Hashem y obedecer todos Sus mandatos. A través de ello se concreta el perdón de los pecados. También el día de la boda es un Iom Kipur personal. A partir de este día se dispone el hombre a cumplir el gran precepto de “Fructifiquense y multiplíquense”, el erigir un hogar que es una construcción para siempre. Con ello su alma Divina alcanza la perfección y logra el objetivo de su misma existencia. En un día como este se perdonan los pecados.
En este punto, posee Esav la exclusividad. Es el primer judío que aparece en la Torá cometiendo una transgresión. Esav integra la categoría de “judío renegado”. Es judío, aunque haya transgredido e incluso “renegado”. Todos los que lo antecedieron no poseían la clasificación legal de judío, o en relación a ellos no había lugar para hablar del perdón por sus transgresiones, ya que eran justos y piadosos (como Abraham y Sara, Itzjak y Rivka). Mientras que él, Esav, era el primer judío que cometía una transgresión.
Éste es el motivo por el que la Torá marca el perdón de los pecados en el día del casamiento justamente en la boda de Esav. Con ello nos enseña que un judío, aunque se trate del más gran transgresor, permanece judío en el interior de su alma y cuando llega un día especial como el del casamiento o cualquier oportunidad de replanteo en su vida, su alma despierta y se le perdonan sus pecados. ¿Por qué la Torá habla de nuestra espiritualidad utilizando la metáfora de una boda?
El casamiento del novio con la novia simboliza el lazo y la unión entre Hashem e Israel. Tal como el objetivo de la boda del hombre y la mujer es el “fructifiquense y multiplíquense”, engendrar otro judío, así también el objetivo de la unión entre el judío y Di-s es generar que haya otro judío ligado y unido a Di-s.
Por eso está escrito: “todo quien enseña Torá al hijo de su compañero, la Torá lo considera como que lo hubiera hecho nacer”. Cuando uno acerca a otro judío a la Torá y sus preceptos, cumple espiritualmente con el mandato de “fructifiquense y multiplíquense”, y también cuenta con el apoyo de que “le perdonan sus pecados”. No sólo que no se verá damnificado por su dedicación al prójimo, sino que incluso las transgresiones en su haber serán borradas y logrará elevarse espiritualmente más de lo que estaba.
El matrimonio entre Hashem y el pueblo de Israel será concretado con la llegada del Mashíaj luego de un largo noviazgo desde la entrega de la Torá hace más de tres mil años hasta este preciso instante.
Colabora con la difusión de Mashíaj y dona a través de PayPal al usuario vienemashiaj@gmail.com