La canción de Moisés en la parshá Haazinu de la Torá |
la del águila sobrevolando su nido lleno de pichones (Devarim 32:11). En esta metáfora, Di-s, el águila, viene a despabilar a sus pichones, revolotea sobre ellos, despliega sus alas y finalmente los pone sobre ellas en un vuelo redentor a través del cielo. En este versículo hay dos sinónimos para "alas": canaf, de valor numérico 150 y evrá, 208. Estas palabras juntas suman 358, el valor numérico de Mashíaj. El águila llevando al pueblo judío sobre sus alas es el Mashíaj, llevando a cabo su misión Mesiánica Divina .
En la porción de la Torá Itró (Shemot 19:4) Di-s también se refiere a la redención de Egipto como "sobre las alas de las águilas". Reforzando la idea que el águila y sus alas tienen implicación claramente mesiánica.
Antes que el águila tome a sus hijos sobre sus alas primero debe despertarlos. El águila es un ave enorme y poderosa y si se posa repentinamente sobre su nido puede llegar a aplastar a sus frágiles pichones. Por eso, nuestro versículo describe al ave sobrevolando sobre su nido, dirigiéndose hacia sus hijos como la más delicada de las criaturas, manifestando un perfecto balance y estabilidad.
El verbo rajef, "sobrevolar", es muy raro en la Torá, siendo una de sus pocas apariciones en el segundo versículo de Bereshit: "...y el espíritu de Di-s sobrevuela sobre las aguas". Explican nuestros sabios que este es el espíritu del Mashíaj sobre las aguas de la teshuvá-retorno, produciendo el despertar de la conciencia de las almas para retornar a Di-s. Estas dos expresiones de "sobrevolar" son absolutamente complementarias. Ambas apuntan hacia el despertar del pueblo judío a la realidad mesiánica de retornar a Di-s.
En la Cábala y en el Jasidismo, el revoloteo de las águilas es llamado "tocar y no tocar". El águila es capaz de hacer ambas acciones simultáneamente, permitiendo a sus pichones despertar poco a poco, de acuerdo con la capacidad de cada uno de captar su presencia. El poder de tocar es el de involucrarse, de inspirar al prójimo. No tocar, por su parte, le permite al otro ejercer el libre albedrío, de tal manera que su alma pueda despertarse por si misma en su deseo de ascender hacia Di-s. El águila –Mashíaj- nos inspira y a la vez, paradójicamente, nos permite incorporar lentamente la nueva realidad mesiánica de acuerdo a nuestro propio ritmo individual.
En hebreo, "tocar y no tocar" es noguea veeino noguea, formando sus iniciales la palabra nun, letra de valor 50, aludiendo al quincuagésimo Portal del Entendimiento al cual aspiraba Moshé y recibió por cierto sólo al final de su vida. Uno de sus secretos es el de tocar y no tocar, el sentido esencial de que Di-s está totalmente involucrado en la realidad mientras que simultáneamente nos permite elegir libremente con nuestra propia voluntad.
La palabra hebrea para "águila" es nesher, nun-shin-reish. Las dos letras finales forman la palabra shar, del verbo "cantar". De todas las palabras del canto Haazinu, shar es la sílaba esencial de nesher.
Existen dos tipos de canto: el verbal (que incluye la poesía) y la melodía. En hebreo el "canto", que incluye la poesía, es llamado shir, representado por la shin y reish de nesher. Melodía, por su parte, se dice nigún, que comienza con nun, la primera letra de nesher. Por lo tanto nesher es el acrónimo de los dos tipos de canto.
Enseñan nuestros sabios que cuando el águila se acerca a su nido bate sus alas para crear un canto, preparando delicadamente a sus pichones para su arribo. Para despertar las almas del pueblo judío y junto con ellos al mundo entero, cada persona con su propia chispa del Mashíaj debe poseer el poder de la poesía y la melodía inherente al águila. Nuestro verso describe al águila incitando (a los pichones en) su nido. Nuestros sabios enseñan que el Mashíaj está sentado en el nido del Jardín del Edén, esperando para redimir al mundo. La palabra hebrea para "nido" es ken, que está asociada con tikún, "rectificación" y también con kinián, "posesión". La posesión más perfecta es la nueva Torá del Mashíaj, el canto de las alas del águila, que comienza a resonar a medida que se va aproximando a su cría. Esta nueva Torá del Mashíaj dará lugar a nuestra rectificación, como el águila que se aproxima suavemente a su nido, tocando y no tocando, despertando a sus hijos que la esperan.
La palabra para "pichones" en nuestro versículo es gozalav, "sus pichones", cuya raíz es guimel- zain- lamed. Estas tres letras son un acrónimo de una frase muy conocida y básica del judaísmo: Gam Zu Letová, "Esto también es para bien". El pichón esperando ser elevado sobre las alas mesiánicas debe ser despertado a la conciencia de que todo lo que nos sucede es para bien, y que llevará finalmente a la redención verdadera y completa. Extraído de www.dimensiones.org
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