derivadas de cada una de las letras que constituyen el nombre de este mes: Elul. Estas aluden a diferentes versículos bíblicos, cada uno de los cuales identifica a un tipo específico de servicio al Altísimo. El primer punto a trabajar es la Teshuvá, el retorno a Di-s. Esto se ve aludido en el versículo: "y Hashem, tu Di-s, circuncidará tu corazón y el corazón de tu simiente" (Et Levavjá Veet Levav = Elul). Nos habla de la circuncisión del corazón, la que quita el "prepucio" que tapa y obstruye el amor natural existente entre Hashem y todo judío. Este es el acto de la Teshuvá. A continuación que la persona 'circuncida' lo que tapona su corazón y abre su alma al servicio del Altísimo, llegamos a la etapa donde debe bajarse a los detalles. Este trabajo se divide en tres pilares sobre los cuales se sostiene el mundo- el estudio de la Torá, el Servicio (la Plegaria) y los actos de benevolencia. El estudio de la Torá está señalizado en el versículo referido a las ciudades de refugio: "hizo llegar a su mano y dispondré para ti" (Iná Leiadó Vesamtí Lejá = Elul). También la Torá constituye un refugio', como está escrito: "las palabras de la Torá dan refugio", puesto que ella protege al hombre frente al instinto del mal.
La plegaria está referida en el versículo "Yo soy de mi amado y mi amado es mío" (Ani Ledodí VeDodí Li = Elul). La esencia de la plegaria consiste en la conexión entre el hombre y el Altísimo por medio del amor.
Este vínculo se ve reflejado en este versículo que destaca la comunión entre el "yo" (el hombre) y "mi amado" (el Altísimo). El tercer pilar es el de los actos de benevolencia, referenciado en el versículo: "Un hombre a su compañero y regalos a los pobres" (Ish Lerehu Umatanot Laevionim =Elul). En el mes de Elul el hombre debe fortalecerse en el estudio de la Torá, la Plegaria y los actos de bien y enmendar todo lo que requiere arreglo en estos campos. En eso radica la labor a llevar a cabo en este mes.
Sin embargo para que todo este accionar de Teshuvá se vea coronado por el éxito, se requiere de la redención. Ante todo liberarse de todo lo que perturba y molesta al hombre en su servicio a Di-s. El judío debe asumir la actitud de sentirse libre para servir a Hashem, y que todas las diferentes perturbaciones no tengan valor alguno. Y de aquí nos dirigimos también a la verdadera y completa redención del Mashíaj, la que también se encuentra señalizada por la palabra Elul: "Cantaré a Hashem y proclamaron diciendo" (Ashira LaHashem Vaiomru Lemor = Elul). Este versículo está dicho en relación al Cántico del Cruce del Iam Suf, el mar rojo, que también alude al Cántico del futuro, cuando el pueblo de Israel cantará cuando tenga lugar la verdadera y completa redención. El sentimiento de la redención del Mashíaj que el judío percibe estando aún en los últimos días del exilio, constituye una preparación y el portón introductorio para la llegada de la propia redención, realmente pronto.