trasladarla a Israel. Desde el momento en que se estableció el gobierno de Israel, este implementó la política de hacerse responsable de todos aquellos judíos que viven en países extranjeros y que pueden correr peligro. Nosotros sentimos que es la responsabilidad del Estado de Israel, ya que este es el estado de la nación judía. Y dado que tiene el poder y la capacidad de intervenir en el extranjero cada vez que sea necesario, también, tiene el derecho y el deber de hacerlo. Así fue como pusimos manos a la obra y empezamos a movilizar a los judíos de Túnez. Enviamos allí a personas para que los convencieran de que se fueran. Pero enseguida, nos dimos cuenta que teníamos un problema: había una figura de gran autoridad que estaba instruyendo a los judíos para que no se fueran de Túnez. No se trataba de una autoridad local ni tampoco de alguien del gobierno de Túnez, sino nada más ni nada menos que ¡del rabino de la comunidad! El rabino Rabí Nisan Pinson. Él era el que alentaba a los judíos a que se quedaran en Túnez.
Enseguida, nos dimos cuenta de que la autoridad de Rabí Pinson emanaba del Rebe de Lubavitch, el líder del movimiento Jabad, del cual el Rabí Pinson formaba parte. Así fue como llegamos a la conclusión de que teníamos que ir a ver al Rebe para explicarle la situación, para que él entendiera lo que estaba ocurriendo y, entonces, alentara a los judíos a que se fueran de allí.
Efraim Halevy |
Finalmente, llegó mi turno, entré y me reuní con el Rebe. Los dos hablamos, él y yo, y nadie más estuvo presente en aquel encuentro. Hasta donde recuerdo, la reunión duró cerca de dos horas. Empezamos tratando el tema de la situación de los judíos de Túnez; de inmediato, el Rebe me dijo que él había sido el que dio la directiva de no irse de Túnez. Él tenía su propia red de inteligencia, que constaba de varias fuentes, incluyendo al gobierno estadounidense. El Rebe había chequeado su información y había llegado a la conclusión de que los judíos de Túnez no corrían peligro, por eso, les había aconsejado que no se fueran. El Rebe dijo: “Yo creo que tenemos que fortalecer, en la medida en que sea posible, cada comunidad judía en el mundo entero. Yo reconozco el rol del Estado de Israel y personalmente apoyo la aliá, y he dado instrucciones a ciertas familias para que hagan aliá, pero no podemos eliminar así como así una comunidad judía existente”. Le expliqué al Rebe por qué en Israel veíamos la situación de otra manera muy diferente. Pero al final, cada uno se quedó con su opinión: él estaba convencido de que los judíos no corrían ningún peligro especial, y yo insistía en que sí corrían peligro. A partir de nuestra conversación, se hizo evidente que él tenía un enorme conocimiento sobre el área de inteligencia y de espionaje y que además contaba con una amplia red de conexiones: con la Casa Blanca y con el Departamento de Estado. También, las tenía en otros lugares del mundo con todo tipo de autoridades influyentes. Era obvio que frente a mí estaba un hombre de mundo, no el rabino de una pequeña corte jasídica. Él era también un gran visionario, y no abandonó esa gran visión ni siquiera un instante. Y esto quedó expresado no solo en la teoría, sino también en la práctica; demostrado en la acción de enviar a sus emisarios por todo el mundo para que sirvieran a la nación judía.
No cabe duda de que en muchos países del mundo los emisarios de Jabad juegan un rol fundamental en la continuación de la existencia del pueblo judío y en la continuación de la existencia de la nación judía como un todo. Cuando yo oficié de embajador de Israel en la Unión Europea, en Bruselas, me reuní con los emisarios de Jabad que trabajaban allí. Y también, con los de Riga y los de Sydney. Creo que si Jabad no existiera, la situación de las comunidades judías en todo el mundo sería muchísimo peor. Porque esta inmensa contribución que hace Jabad no la hace ningún otro movimiento en todo el mundo. Y en mi opinión, esta es una enorme bendición. Extraído de www.jabadoeste.org
No cabe duda de que en muchos países del mundo los emisarios de Jabad juegan un rol fundamental en la continuación de la existencia del pueblo judío y en la continuación de la existencia de la nación judía como un todo. Cuando yo oficié de embajador de Israel en la Unión Europea, en Bruselas, me reuní con los emisarios de Jabad que trabajaban allí. Y también, con los de Riga y los de Sydney. Creo que si Jabad no existiera, la situación de las comunidades judías en todo el mundo sería muchísimo peor. Porque esta inmensa contribución que hace Jabad no la hace ningún otro movimiento en todo el mundo. Y en mi opinión, esta es una enorme bendición. Extraído de www.jabadoeste.org
Colabora con nuestra web y dona a través de PayPal