qué medidas drásticas se suponía que había que tomar y en varios casos la vida volvió lentamente - más o menos - al camino por el que iba. Con muy pocas excepciones. En ese momento, había un niño, que tomó el furor por el Mashíaj muy a pecho; de hecho, él se obsesionó con esto. Todos sabemos que nada es bueno o saludable cuando se lleva al extremo y que obviamente, no era lo que el Rebe estaba esperando de nosotros. Este fue el caso de este muchacho también. Su fuerte dedicación al tema y su obsesión afectaron negativamente su salud, hasta su estabilidad emocional (Di-s libre). Los familiares estaban muy perturbados y escribieron al Rebe sobre el problema (al parecer, tanto acerca de la causa y las consecuencias).
El Rebe respondió: הלא זה היתה כוונתי הידוע "Halo ze haitá kavanatí basijá haiaduá", "De hecho, esta fue mi intención en la famosa Sijá (conferencia pública)".
En el año 5741 (1981), el jasid Rajamim “Rami”
Antian organizó una colonia para los niños de Tzefat, Israel, bajo el lema “Yo creo con fe completa en la llegada del
Mashíaj”. Cuando culminó la colonia, uno de los niños se compenetró tanto
en la esperanza de la llegada del Mashíaj, que no paraba de hablar del tema,
hasta tal punto, que subía al techo de
su casa en la noche para buscar al Mashíaj. Los padres del niño que recién
comenzaban a acercarse a las fuentes de la Torá temieron que su hijo había
comenzado a perder la razón.
En el año 5751 (1991), luego de la famosa Sijá
del 28 de Nisan, Rami recordó aquel episodio y le envió al Rebe la historia y
culminó sus palabras escribiendo: “Yo
pregunto, ¡Amo del Universo! ¿No es suficiente, que luego de dos mil años de
“que no vemos tus señales”, a un niño judío se le consume el alma de la
esperanza en la llegada del Mashíaj? ¿Acaso no es apropiado ya que venga la
Gueulá a través del Rey Mashíaj?”.
Le contestó el Rebe: “Esto argumenté en la famosa charla (del 28 de Nisan), lo mencionaré en
lugar de reposo sagrado de mi suegro, el Rebe”.