la denominada de "los talones de Mashiaj",se constituye como la más baja. No obstante, esta generación también denominada "huérfana" recibirá al Mashiaj y merecerá la suprema revelación de la redención. A los profetas no se les concedió este privilegio, ni a los tanaím, ni a los emoraím, ni a ninguna otra generación. Conociendo nuestro nivel real, no podemos evitar hacer la famosa pregunta del Talmud: "¿Es merecedora esta generación?"
Subido sobre los hombros de un gigante, un enano puede ver más lejos aún que el gigante. Así también nuestra generación que se ve muy disminuida en comparación a las de nuestros antepasados, puede alcanzar el mayor de los niveles espirituales con el acumulativo de todo el estudio de la Torá y entrega a Di-s de ellos. De manera opuesta al mal, que una vez que la persona recapacita y revierte su conducta, lo negativo se desintegra y desaparece, la bondad es eterna y se incrementa de generación en generación. Por lo tanto, nuestra generación rebosa con la bondad reunida a lo largo de la historia. Cada generación tuvo su misión. A las generaciones anteriores les fueron asignadas misiones complicadas, difíciles y los recursos para enfrentarlas. Ellas trajeron inmensa santidad al mundo, aclarando la oscuridad del exilio. Gracias a ellas, solo restan tareas menores que nuestro bajo nivel espiritual puede realizar. Cuando nuestra sociedad, complete su finalidad, vendrá el Mashiaj, no por mérito propio sino en virtud de todos los que nos precedieron.
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