Hay lugares donde la Torá utiliza un lenguaje exagerado, como la descripción que hicieron los espías de la Tierra de Israel: “Ciudades grandes y fortificadas en el cielo” (y efectivamente, Rashi lo recalca de inmediato: “el texto utiliza un idioma exagerado”). Pero aquí el texto no parece hablar en una terminología de exageración, entonces, ¿Qué quiere decir que la Torá no está en el cielo?
¿Acaso se hubiera pensado que ella se encuentra ahí?. Estos versículos vienen a continuación de la Parashá anterior, donde la Torá profetiza sobre el exilio de pueblo judío. También ahí aparece el término “cielo”: “Si tu desplazado estuviere en el extremo del cielo”. La alusión es de un lugar alejado al máximo, similar a la distancia que hay entre el cielo y la tierra. Resulta entonces que en nuestra Parashá la Torá habla a judíos que se encuentran en el más lejano exilio, quienes podrían pensar que siendo que se encuentran tan lejos de la Tierra de Israel, hasta que para ellos, ella es como “el cielo”, deberían ellos primero escalar “al cielo”, o sea llegar a la Tierra de Israel, y recién entonces van a poder cumplir con la Torá y sus preceptos. Les dice a ellos la Torá; “ella no está en el cielo”; la Torá no se encuentra especialmente en la Tierra de Israel, sino que ella está cercana a todo judío, también cuando él se encuentre en el más lejano exilio.
En mayor profundidad, podría decirse, que estas palabras están dichas también al judío que se encuentra lejano en el sentido espiritual. Está inmerso en un exilio espiritual tan profundo, al punto que desde su perspectiva, una vida de Torá y la observancia de sus preceptos parecieran como “en el cielo” o “del otro lado del mar”. Sobre eso nos dice la Torá: “Puesto que esta Ley”, refiriéndose al precepto del retorno, la Teshuvá (sobre la que se trata en el versículo anterior: “Cuando retornes a Hashem tu D-s con todo tu corazón y toda tu alma”), no está lejos de tí. El retorno incluso para quien cayó y se alejo demasiado, no está en “el cielo” y “tampoco del otro lado del mar”, sino “que está muy cerca de tí la cosa”.
Sin embargo, al fin y al cabo este hombre se alejó tanto, ¿Cómo se le dice que el retorno está tan cerca de él? Esto es así porque en verdad la Torá y los preceptos no pueden ser lejanos de un judío. Cada judío está ligado en lo interno de su corazón con el Altísimo, con Su Torá y Sus preceptos, y ese es su verdadero ser.
Lo único que se requiere de él es quitar el ocultamiento que cubre sobre su verdadero ser y entonces habrá de revelarse que en esencia nunca estuvo lejos, sino que la Torá y los preceptos siempre estuvieron “muy” cercanos a él, -más cercano que nada que le sea cercano- siendo que está en su verdadera esencia. Lo que se requiere de él es sólo revelar el verdadero ser y ahí verá que le es de lo más fácil volver a Hashem, “y de inmediato ellos son redimidos”, en la verdadera y completa redención.