La siguiente es otra parábola de Reb Duved de Olaye. Un hombre tiene que rescatar a ciertas personas de la
prisión. Se ha decidido que sólo hay un modo posible
de llevar esto a cabo.
El liberador tiene que entrar en la prisión sin atraer la
atención. Debe permanecer allí relativamente libre para
actuar durante cierto período. La solución escogida
es que entrará como convicto. Por consiguiente, genera las condiciones para que lo capturen, enjuicien
y sentencien. Como otros que han caído
víctimas de
este sistema, se lo envía a la prisión que es su meta. Cuando llega, sabe que se le ha despojado de cualquier posible dispositivo
que lo pudiese haber ayudado en una eventual fuga. Todo lo que posee es un plan, su ingenio, su habilidad y conocimiento. Por lo demás,
tiene que arreglárselas con equipo improvisado, adquirido en
la misma prisión. El mayor problema es que los prisioneros sufren de psicosis
carcelaria. Esto les hace pensar que su prisión es
el mundo entero. Otra característica es el olvido de partes
esenciales de su pasado. Por consiguiente, casi no poseen memoria
alguna de la existencia, perfil y detalle del mundo exterior.La historia de los compañeros de prisión de este hombre
es una historia carcelaria. Sus vidas son vidas carcelarias. Piensan
y actúan en base a ello. Por ejemplo, en vez de acumular pan como provisión para la
huida, lo moldean y hacen piezas de dominó con los cuales juegan. Saben
que alguno de estos juegos son diversiones, pero otros los consideran
reales. A las ratas, que podían entrenar como medio de comunicación
con el exterior, las tratan como animales domésticos. Beben
el líquido de limpieza que contiene alcohol, el cual les produce
alucinaciones placenteras. Considerarían una triste pérdida,
incluso un crimen, si alguien lo usase para drogar y dejar inconscientes
a los guardianes, haciendo posible la huida.
El problema se agrava, ya que los desdichados han olvidado el significado
de algunas de las palabras normales que hemos estado usando. Si les
pides una definición para palabras tales como "provisiones",
"viaje", "huida", obtendrías una
lista de significaciones como "rancho carcelario",
"caminar de un bloque de celdas a otro", y "evitar
el castigo por parte de los guardianes".
"El mundo exterior" sonaría
a sus oídos como una extraña contradicción: "Ya
que éste es el mundo, este lugar donde vivimos -dirían-,
¿cómo puede haber otro fuera?".
El hombre que está trabajando en el plan de rescate, al principio,
sólo puede actuar mediante analogías.
Hay pocos prisioneros que acepten sus analogías, ya que a
ellos les parecen locos balbuceos. Cuando dice
"necesitamos provisiones para nuestro viaje de huida al mundo
exterior", por supuesto, a ellos les suena como el absurdo
siguiente: "Necesitamos provisiones
-alimentos para usar en la prisión- para nuestro viaje
-trasladarnos de un bloque de celdas a otro-
de huida -evitar el castigo de los
guardianes- al mundo exterior -a la prisión exterior..."
Algunos de los prisioneros de mente más seria, es factible que afirmen
que quieren entender el significado de sus palabras, pero ya han olvidado
el lenguaje del mundo exterior.
Cuando este hombre desaparece, algunos de los prisioneros hacen de sus
palabras y actos un culto carcelario. Lo utilizan para consolarse
a sí mismos y para encontrar argumentos contra el siguiente
libertador que se las ingenie para llegar hasta ellos.
Sin embargo, una minoría,
de vez en cuando, escapa.