Cuando un jasid va a su Rebe, no solo lo hace como quien se dirige ante una persona sabia. Su apreciación es, que el Rebe se encuentra en un nivel de “conocimiento Divino superior” y le dirá el consejo adecuado para él, como es visto desde arriba en los planos espirituales. Con palabras simples: El Rebe posee "Ruaj HaKodesh", Inspiración Divina y por su intermedio puede dar respuestas aún en temas mundanos, económicos, científicos, etc que suponemos que son áreas que no conoce todos sus detalles. Así dice el Rebe Maharash, cuarto Rebe de Jabad:
“Para responderle a un jasid en una audiencia privada, el Rebe debe poseer Inspiración Divina” (Likutei diburím tomo 3, página 900). Al Alter Rebe, primer Rebe de Jabad, le preguntaron: Llegan personas al Rebe y le piden consejos en todo tipo de temas, ¿Acaso realmente posee Inspiración Divina? Y con su humildad respondió el Rebe. “Quien se encuentra siempre sumergido dentro de la pureza y se dirige en los caminos de Hashem, su primer pensamiento es como un relámpago que le dan del cielo”. "Ruaj HaKodesh", es un nivel determinado de profecía, siendo uno de los fundamentos de la fe. Es este el sexto de los trece principios de Maimónides. Esto está escrito en el libro Iad HaJazaká, comienzo del capítulo 7 de las leyes de los fundamentos de la Torá: “Uno de los fundamentos de la fe es saber que Di-s hace profetizar a los hombres”. A continuación detalla Maimónides las características necesarias para tener dicho mérito, y quien hace todo esto – “inmediatamente se posa sobre él, el Ruaj HaKodesh”. En los momentos del Beit HaMikdash existía, la profecía estaba muy difundida. Después de su destrucción era mucho muy difícil hallarla. Y así dijeron nuestros sabios de bendita memoria (Ioma 9:; Sotá 48:; Tosefta ídem capítulo 13, 4; Sanedrín 11.): “Después de que murieron los últimos profetas, Jagai, Zejaria y Malají, desapareció el "Ruaj HaKodesh de Israel”. En el libro ‘Ikarím’ (Maamar 3, final del capítulo 11) se explica, que también en tiempos del segundo Templo no llegaron al mismo nivel de profecía como en los días del primer Templo. A pesar de que “había jasidím y hombres mas aptos para la profecía que en el primer Templo”, pero “no había allí profecía, ya que no se encontraba el Arca Sagrada”. En ‘Avodat HaKodesh’ (Jelek IV, capítulo 24) se explica, que a pesar de que los últimos profetas, brindaron sus profecías después del ocultamiento del Arca, esto fue, pues “ya que recibieron su profecía y la luz estaba todavía chispeando”, y por lo tanto era su profecía “por medio de ejemplos y parábolas y por debajo del nivel de los primeros profetas”.En el Talmud y así también en registros sobre generaciones posteriores son nombrados grandes de Israel quienes tuvieron el mérito, que se pose en ellos la inspiración Divina. De todas formas, la etapa de los profetas había concluido y después de esta, no hubo Inspiración Divina como existía anteriormente y lo que existió nunca estuvo en un nivel, que tenga aunque sea una mínima proporción con respecto a la profecía que existió en los tiempos de antaño. Así también explican otros dichos agregados de nuestros sabios de bendita memoria sobre cosas que “fueron anuladas”, “se interrumpieron” o “desaparecieron” después de la destrucción del Templo, como la humildad, temor al pecado, etc.
Hacia la redención comienza un despertar especial de la profecía e Inspiración Divina. Así aparecen a partir del año 4976 (1215-1216 de la era común) grandes justos en los que la Inspiración Divina se posa en ellos. Como Rabí Shmuel HaJasid, Rabí Elazar Baal HaRokeaj, Najmánides, el Raabad (al que le apareció el "Ruaj HaKodesh en la casa de estudios). Rabí Ezra el profeta y Rabí Iehudá hajasid (sobre el que está escrito, que su hubiese vivido en los días de los profetas - hubiese sido profeta). Cuando nos acercamos aún mas a la llegada del Mashíaj, somos meritorios de una revelación renovada de Ruaj HaKodesh, entre los justos del jasidismo, comenzando por el Baal Shem Tov y el Maguid de Mezritch hasta otros grandes del jasidismo. A ellos se le preguntaron cosas que en el pasado se acostumbraba a preguntar solo a los profetas, y respondieron respuestas que solo la Inspiración Divina puede decirlas. La cúspide de la revelación de la profecía será con el Mashíaj y su comienzo aún antes de la redención, como marca Maimónides (Leyes de retorno capítulo 9, ley 2) que el Mashíaj “es un gran profeta, cercano a Moshé Rabenu”.
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