Viene Mashíaj - La única web en español sobre la llegada del Mashiaj. El objetivo de la vida, hacer de este mundo una morada para Di-s. La llegada del Mashiaj es uno de los 13 principios de fe del pueblo judío. El Rebe de Lubavitch ha anunciado lo inminente de este fenómeno y está en nuestras manos lograrlo. ¿Como? Estudiando sobre el Mashiaj y la Gueulá. Creada y editada por Centro Leoded - Jabad Argentina
יחי אדוננו מורנו ורבינו מלך המשיח לעולם ועד
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12 y 13 de Tamuz. La liberación de Rabí Iosef Itzjak Schneerson, el Rebe anterior de Lubavitch

La prisión de Shpalerki, S.Petersburgo en la actualidad
En 1927, el arresto y prisión del sexto Rebe de Lubavitch, Rabi Iosef  Itzjak Schneerson, Mashíaj ben Iosef, comenzó a medianoche del día quince del mes de Sivan. Muy tarde en la noche se realizó el procedimiento de recepción e inscripción en la cárcel, antes del amanecer fue llevado por las escaleras del hierro de los diferentes pisos de los sótanos de la cárcel. El Rebe describe el ambiente de terror de la cárcel y sus guardias, pero él estaba preocupado por una sola cosa: ponerse los tefilín. En la crónica del encarcelamiento detalla su lucha por los tefilín: “Dame cinco minutos”. Nos dirigimos hacia el lado derecho de la oscura entrada, alumbrado con pequeñas velas. Y comienzo a implorar al guardia, no solo pedir, sino implorar con toda su connotación, que me deje poner los tefilín. Además le digo, que me es difícil caminar rápidamente. No, me responde el guardia, y si me pongo terco me enviará a un pozo de aislamiento. Continúo implorando, dame cinco minutos, tres minutos. Y le explico que soy un judío observante, y solo me pondré los tefilín por unos minutos. Él fuma de una pipa y me cuenta que sabe bien que son tefilín. Él vivía en una pequeña ciudad, no lejos de una sinagoga, y sabe que son tefilín, de todos modos no accederá a mi pedido. No dirigimos, él adelante y yo atrás. Y como vi que no me daría permiso, decidí ponerme los tefilín mientras caminamos. Me puse el Tefilin de la mano y no alcancé a ponerme el de la cabeza y me golpeó y empujó hacia la izquierda, lugar donde se encuentra una escalera de hierro que se dirige hacia abajo. Y me caí por todos los escalones y gracias a Di-s no me rompí ni un brazo ni una pierna. Con gran esfuerzo subí todos los escalones. Mi dolor era grande. Sentí que en el momento de la caída se rompió la hebilla del cinturón que llevo durante muchos años. Y me parece que el hierro rasgó la carne de mi vientre, y mi corazón se estremece de dolor, un momento mas y me desmayaré. Pronto verá – grita el guardia – la buena porción que te dará el funcionario, jefe de la sexta división, y entonces te olvidarás de todos los deseos por tus tefilín. Cuando te encuentres tres o cuatro días entre las ratas, en la oscuridad y tinieblas, con el barro, entonces entenderás que en Shpalerki [nombre de la cárcel] no se pueden rezar oraciones de los judíos. Llegamos a la gran entrada, y ahora debo ir por tres escaleras, hasta llegar al tercer piso, lugar donde se encuentra el jefe de la sexta división, y allí me juzgará el jefe de la división por mis "delitos". Fui obligado a sentarme en uno de los escalones para descansar, porque mis intestinos me duelen mucho. Y siento un chorro de sangre de mi herida, caminar me resulta muy difícil”. Cuando llegó el Rebe ante el funcionario siguiente, trató nuevamente en ponerse los tefilín sin permiso. Y así cuenta: “en ese cuarto había solo una silla rota, y me senté sobre ella, y el funcionario buscó en mi bolso. Entonces le pedí con súplicas que me deje ponerme los tefilín ¡No! Me respondió el funcionario con ira y furia – y como mi asiento se encontraba tras él y los tefilín estaban en mi mano, no perdí ni un momento y me puse los tefilín de la mano y de la cabeza, dije Shemá Israel y comencé las bendiciones de la plegaria central, el "shmone esre". En ese momento terminó su trabajo, la búsqueda y la visita, y se dio vuelta y me vio vestido con los tefilín. Un instante quedó el funcionario boquiabierto, y me observó con grandes ojos, con ojos de estupefacción y pánico, inmediatamente se convirtió en un animal salvaje. Toda su sangre penetró en su rostro. Y con sus dos manos sostuvo la filacteria de la cabeza diciendo: rostro de diablo, te enviaré a aislamiento penal, desgarraré tu cara, ay, diablo como tu... Y cuando terminé la bendición y reina sobre nosotros Tu eres Hashem el único con bondad y misericordia, estuve obligado a quitarme los tefilín, por temor a que rompa la correa”. Los tefilín fueron tomados del Rebe, y en respuesta proclamó una huelga de hambre. Finalmente se rindió el gobierno y pasados varios días le fueron devueltos los tefilín. Aprendemos de esto, que los judíos de la generación del Mashíaj no le tememos a nada y esta postura es la que traerá de inmediato la Redención
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