"Sea Tu voluntad, Señor nuestro Di-s y Di-s de nuestros padres, que se reconstruya el Gran Templo pronto en nuestros días..." (Pirkei Avot 5:20). A primera vista, parece ser una plegaria a Di-s para que envíe al Mashíaj. Uno se pregunta qué hace en medio de la vigésima Mishná del quinto capítulo de Avot, siguiendo a la instrucción de "sé audaz como el leopardo, liviano como el águila, veloz como el ciervo y poderoso como el león para cumplir la voluntad de tu Padre en el Cielo". Pero Rabí Iehudá ben Temá nos está instruyendo acerca de una verdad que se encuentra en el corazón
de la creencia del judío en el Mashíaj y la Redención. Creer en el Mashíaj no es meramente creer que algún día vendrá. Es esperarlo cada día, cada hora, cada momento. Significa que no importa qué estemos discutiendo, el tema se traslada a Mashíaj ante la más tenue provocación.Significa que mientras analizamos la necesidad de ser "de andar ligero" para cumplir la voluntad de Di-s, uno se ve sobrecogido por un inmenso anhelo de poder cumplir instantáneamente todas las mitzvot, muchas de las cuales son implementables sólo cuando el pueblo judío está radicado en la Tierra Santa y el Gran Templo se alza en Jerusalén. Significa que en medio del estudio de un tema de la Tora, irrumpe un espontáneo ruego de las profundidades del corazón: "Sea Tu voluntad que se reconstruya el Gran Templo pronto en nuestros días".Para comprender mejor por qué la ansiedad constante por su inmediata concreción es inseparable del concepto judío mismo de Redención, debemos examinar primero el centralismo de Mashíaj y la Redención en el judaísmo propiamente dicho. En su introducción al décimo capítulo del tratado talmúdico de Sanhedrín, Maimónides enumera los trece principios de la fe judía. Los dos principios finales tratan la era del Mashíaj: la creencia de que surgirá un líder que llevará al mundo entero a reconocer y servir al Creador, introduciendo una era de paz universal y perfección Divina. ¿Por qué se incluye la creencia en el Mashíaj entre los fundamentos de la fe judía? Obviamente, el concepto de Mashíaj es parte importante del judaísmo. La Torá habla de ello, los profetas están llenos de referencias al tema. ¿Pero no sería concebible que uno crea en el resto de la Torá sin aceptar su visión de un mundo futuro perfecto?La Torá detalla un exigente código de conducta, gobernando cada hora del día, cada fase de la vida y cada aspecto de la experiencia humana. Lleva toda una vida de labor comprometida y cada partícula del esfuerzo espiritual, emocional e intelectual del hombre. La Torá no es un ideal abstracto, sino uno práctico, un plan maestro para la vida, como esta escrito: "Pues la mitzvá que Yo te ordeno este día", declara, "no está más allá de ti ni te es remota. No está en el cielo... ni del otro lado del mar... Más bien, es algo que está muy cerca de ti, en tu boca, en tu corazón, para que puedas hacerla". Si la Torá no es nada más que algo teórico, entonces uno no espera un mundo libre de envidia, celos y odio en ningún momento del futuro próximo. Pero si la Torá refleja la esencia del hombre, uno no solamente cree en un "futuro" Mashíaj, sino que comprende que el mundo es capaz de responder instantáneamente a su convocatoria. Esto explica por que la creencia en Mashíaj implica no solamente la convicción de que él "eventualmente" llegará, sino el anticipo ansioso de su inminente arribo. En las palabras de Maimónides: "El Duodécimo Principio concierne a la era del Mashíaj: creer y validar su venida; no pensar que es algo del futuro - aun cuando se demore, uno debe esperarlo...". Y en su Mishné Torá, Maimónides declara: "Quien no cree en él, o quien no aguarda su llegada, no solamente niega a los profetas, niega a la Torá misma". Cuando Mashíaj es una posibilidad tan real, que pase otro momento sin que tenga lugar la Redención es mucho más irreal que la perspectiva de su concreción inmediata. Mashíaj significa que la verdadera naturaleza de la creación finalmente saldrá a luz. Que el "mal" no es sino la hueca distorsión de esta verdad y no tiene realidad perdurable alguna. Que el hombre se liberará del odio y la ignorancia. Que cada ser humano cumplirá su papel Divinamente ordenado como se plantea en la Torá, transformando el mundo en un lugar imbuido con la sabiduría, bondad y perfección de su Creador. Mashíaj significa que la Torá es en serio.
de la creencia del judío en el Mashíaj y la Redención. Creer en el Mashíaj no es meramente creer que algún día vendrá. Es esperarlo cada día, cada hora, cada momento. Significa que no importa qué estemos discutiendo, el tema se traslada a Mashíaj ante la más tenue provocación.Significa que mientras analizamos la necesidad de ser "de andar ligero" para cumplir la voluntad de Di-s, uno se ve sobrecogido por un inmenso anhelo de poder cumplir instantáneamente todas las mitzvot, muchas de las cuales son implementables sólo cuando el pueblo judío está radicado en la Tierra Santa y el Gran Templo se alza en Jerusalén. Significa que en medio del estudio de un tema de la Tora, irrumpe un espontáneo ruego de las profundidades del corazón: "Sea Tu voluntad que se reconstruya el Gran Templo pronto en nuestros días".Para comprender mejor por qué la ansiedad constante por su inmediata concreción es inseparable del concepto judío mismo de Redención, debemos examinar primero el centralismo de Mashíaj y la Redención en el judaísmo propiamente dicho. En su introducción al décimo capítulo del tratado talmúdico de Sanhedrín, Maimónides enumera los trece principios de la fe judía. Los dos principios finales tratan la era del Mashíaj: la creencia de que surgirá un líder que llevará al mundo entero a reconocer y servir al Creador, introduciendo una era de paz universal y perfección Divina. ¿Por qué se incluye la creencia en el Mashíaj entre los fundamentos de la fe judía? Obviamente, el concepto de Mashíaj es parte importante del judaísmo. La Torá habla de ello, los profetas están llenos de referencias al tema. ¿Pero no sería concebible que uno crea en el resto de la Torá sin aceptar su visión de un mundo futuro perfecto?La Torá detalla un exigente código de conducta, gobernando cada hora del día, cada fase de la vida y cada aspecto de la experiencia humana. Lleva toda una vida de labor comprometida y cada partícula del esfuerzo espiritual, emocional e intelectual del hombre. La Torá no es un ideal abstracto, sino uno práctico, un plan maestro para la vida, como esta escrito: "Pues la mitzvá que Yo te ordeno este día", declara, "no está más allá de ti ni te es remota. No está en el cielo... ni del otro lado del mar... Más bien, es algo que está muy cerca de ti, en tu boca, en tu corazón, para que puedas hacerla". Si la Torá no es nada más que algo teórico, entonces uno no espera un mundo libre de envidia, celos y odio en ningún momento del futuro próximo. Pero si la Torá refleja la esencia del hombre, uno no solamente cree en un "futuro" Mashíaj, sino que comprende que el mundo es capaz de responder instantáneamente a su convocatoria. Esto explica por que la creencia en Mashíaj implica no solamente la convicción de que él "eventualmente" llegará, sino el anticipo ansioso de su inminente arribo. En las palabras de Maimónides: "El Duodécimo Principio concierne a la era del Mashíaj: creer y validar su venida; no pensar que es algo del futuro - aun cuando se demore, uno debe esperarlo...". Y en su Mishné Torá, Maimónides declara: "Quien no cree en él, o quien no aguarda su llegada, no solamente niega a los profetas, niega a la Torá misma". Cuando Mashíaj es una posibilidad tan real, que pase otro momento sin que tenga lugar la Redención es mucho más irreal que la perspectiva de su concreción inmediata. Mashíaj significa que la verdadera naturaleza de la creación finalmente saldrá a luz. Que el "mal" no es sino la hueca distorsión de esta verdad y no tiene realidad perdurable alguna. Que el hombre se liberará del odio y la ignorancia. Que cada ser humano cumplirá su papel Divinamente ordenado como se plantea en la Torá, transformando el mundo en un lugar imbuido con la sabiduría, bondad y perfección de su Creador. Mashíaj significa que la Torá es en serio.
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