No hay mineros que hayan sobrevivido bajo tierra durante tanto tiempo, por lo que el gobierno chileno trajo expertos de todo el mundo para solucionar una serie de desafíos que enfrentaron, el mayor de los cuales fue cómo mantener a los mineros psicológicamente saludables evitando desesperanzas o caídas anímicas. ¿Cómo se puede dar a un hombre con la esperanza de la libertad en tan difíciles circunstancias? ¿Cómo se puede mantener optimista a un hombre cuando no ve a su familia, no puede respirar aire fresco, o ver la luz del día durante tan largo tiempo?.
Pregunte a los judíos. Hemos quedado en un pozo, en una mina de extracción de espiritualidad por miles de años. También nosotros, recibimos comunicaciones esporádicas desde "arriba", a veces un poco de suerte, a veces un pequeño milagro que no podemos explicar. Sin embargo, aquí estamos. Cada judío en su lugar en el mundo, luchando por la supervivencia de su alma, porque todos sabemos en el fondo que este mundo es demasiado oscuro y esa no es la forma que debe tener. Creemos en un mayor bienestar y en vivir por un propósito más elevado. Incluso si todo el mundo a nuestro alrededor dice: "Mira a tu alrededor, esto es todo, este es el mundo real, es oscuridad, es el mal, es fuerte como una roca y no se puede cambiar, no hay esperanza, no hay nada más por ahí ".Estamos tercamente en desacuerdo. Sabemos que hay un lugar fuera de esta mina rocosa, donde todo tiene un sentido perfecto: Un lugar donde nadie muere, se enferma o se hiere, donde nadie sufre y todo el mundo tiene todo lo que necesita. Donde no hay odio más o guerra y donde todos y todo es bueno. Un lugar que llamamos nuestro hogar. El judío es obstinado y sostiene que el mundo que vemos alrededor nuestro, no puede ser el mundo que Di-s quiere y crea. Tiene que haber algo más. Y aunque nuestros padres y abuelos nacieron también, atrapados en esta mina, en este exilio espiritual, somos conscientes de la situación. Y es esta misma convicción, que nos permite desafiar la realidad muy dura que enfrentamos y nos da poder para excavar nuestro camino a nuestra libertad espiritual y llegar a la redención final (Gueulá).Incluso después de dos mil años de exilio, expulsados de nuestra tierra, a pesar de que muchos de nosotros pudimos haber olvidado la lengua hebrea y pudimos no estar completamente conectados a nuestro judaísmo, todos buscamos la luz. Seguimos esperando y aferrados a nuestra postura inquebrantable de una libertad posible. Es de público conocimiento que los mineros atrapados bajo tierra no sabían cuando saldrían, se hablaba de 3, 4 o 5 meses y para mantener el espíritu, no les habían dicho aún cuánto tiempo iba a tardar la misión de rescate, solo les anunciaron esto cuando la fecha fue inmediata. Aunque los judíos sabíamos que había una fecha específica, que el Mashiaj finalmente iba a venir, no sé nos había informado una fecha exacta. La Torá nos dice que nuestro patriarca Iaacov quería revelar a sus hijos la fecha, pero Di-s le impidió hacerlo, para que no pierdan la esperanza. Y así fue en el transcurso de la historia no querían decirnos cuando sería la fecha de la llegada del Mashiaj. Pasaban los años, parecía que sin muchos cambios, pero cuando surgió el Jasidismo, comenzamos a saber que la llegada de la luz del Mashiaj se acercaba. Como la operación de rescate en las minas de San José donde la sonda, un agujero de 11 centímetros iniciales de diámetro comenzaba a ser ampliada. Cada paso llevaba a los mineros más luz, aire fresco, mejor abastecimiento y traía a ellos un paso más cerca de su libertad. Hoy en día una centímetro extra de luz de la Torá, el estudio de su dimensión interior (el jasidismo) y los temas de Mashiaj nos acercan a la inmediatez de la redención. Debemos visualizar que un mundo espiritual existe fuera de la mina de exilio. Hoy en día, desde que el Rebe de Lubavitch nos anunció la llegada del Mashiaj en 1991, a cada momento la redención se hace más real y tangible. Esto inspira a nuestra esperanza de rescate y de libertad del galut (exilio) y nos alienta también a cavar la parte más difícil, la final. Cada pequeña plegaria, clamor y demanda trae la redención. Concretemos el mágico momento que la sólida roca que separaba a "rescatistas" de "mineros" se desintegró y los brazos de uno se unen a los brazos del otro. Mashiaj ya !!
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