al auténtico reproche y a la crítica sincera. El Rebe anterior dice: “Ama la crítica, ya que ella te elevará a tu auténtico nivel”. En las reuniones jasídicas se acostumbra reprochar una al otro y estos reproches provocaron maravillas, cuando emanaban de un verdadero amor y sinceridad. Por el contrario, una crítica que posee una ofensa hacia el prójimo y no tiene tras ella un amor verdadero, el daño es mayor a su beneficio (Igrot kodesh Tomo 4): “Sobre el tema del reproche, hay quienes se equivocan sobre esto en gran manera. A veces a pesar que su intención es positiva para ayudar, no solo que no componen, sino que arruinan. Los auténticos jasidím, cuando quieren reprochar al prójimo, dirigen el reproche hacia si mismo, con la esperanza que también los oyentes escuchen y entiendan el mensaje. Así acostumbraban a hacer los santos hermanos Rabí Zushe y Rabí Elimelej, quienes se reprochaban uno al otro por los graves pecados que "cometían" figurativamente y de esta forma hacían retornar a muchos hacia el buen camino.
Un jasid estudió cierta vez las leyes que hablan de cuando un animal no puede ser comestible y llegó a la ley que dice “una aguja que se encuentra en el estómago”. Preguntó el jasid: Esta aguja, no tiene ningún problema. Tampoco el estómago no tiene ningún problema, ¿Por qué cuando se encuentran se presenta un problema? Sino que la ‘aguja’ ejemplifica a la persona que clava y exige con fuerza, tanto a él como a los demás. Esta persona es casher, ya que a pesar de que exige con fuerza de los demás, también exige de sí mismo. Por otro lado, el ‘estómago’ insinúa a una persona cómoda tanto para sí como para los otros. También él es casher, ya que a pesar de no exigir de sí de acuerdo a sus posibilidades, tampoco exige nada de los demás. Pero “una aguja que se encuentra en el estómago”, concluyó este jasid, ejemplifica a una persona cómoda hacía sí pero exige de los demás…Y dice el Rebe anterior (Igrot kodesh Tomo 2): “Al precepto de ‘reprochar reprocharás’ se le antepone lo dicho ‘no odiarás a tu prójimo en tu corazón’, ya que es esto una condición primordial para el reproche. Y después está dicho ‘y no cargarás sobre ti pecado’, o sea, que si el reproche no causó nada, seguro que tu eres culpable (y no él), ya que las palabras no salieron del corazón.
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