Cuando somos activistas y trabajamos para hacer de este mundo una morada para el Creador, debemos tener confianza en nuestros ideales y
no debemos vacilar en hacer algo de ruido. Esto es especialmente cierto en “en los dobladillos y en el borde”, en los extremos recónditos o en las fronteras de la existencia, donde producir un cambio positivo es el factor que lleva al desenlace de la Redención.
(De las enseñanzas del Rebe de Lubavitch)
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