como Di-s dijo a Moshé cuando Se le reveló en la zarza ardiente, era que "cuando saques a esta nación de Egipto, serviréis a Di-s en este monte"; que el pueblo judío reciba la Torá en el Monte Sinaí. La redención final representa la implementación más absoluta y plena de la Torá, el "plano maestro para la Creación" de Di-s, en el mundo. Así, "el primer redentor, él es el redentor final"; la Torá de Moshé es la esencia del mundo perfecto del Mashíaj. Sin embargo, cuando Moshé rogó que Di-s enviara al Mashíaj e hiciera del Exodo la primera y final redención, Di-s no aceptó su súplica.
El pueblo judío debía antes ser sacado de Egipto y recibir la Torá, una tarea que sólo Moshé puede lograr.Luego pueden embarcarse en su misión de "perfeccionar el mundo como reino de Di-s" por medio de la Torá, hasta su concreción absoluta a través del Mashíaj. La relación entre Moshé y Mashíaj se refleja en el valor numérico de sus nombres. El de "Moshé" es 345, y el de "Mashíaj", 358. De modo que la diferencia entre Moshé y Mashíaj es 13; dicho de otra manera, Moshé más 13 suma Mashíaj.Trece es el valor numérico de ejad, palabra que es clave en la fe judía. Cada mañana y noche de su vida, el judío recita el versículo Shemá Israel, Ado-nai Elo-he-nu, Ado-nai ejad - "Oye Israel, Di-s es nuestro Señor, Di-s es ejad".El pueblo judío es llamado "una nación ejad en la tierra" porque revela el ejad de Di-s en el mundo. Y la era del Mashíaj es descripta como "el día en que Di-s será ejad, y Su nombre ejad".La pregunta es porque la unicidad de Di-s no puede expresarse con el término "Iajid" (único) y no con "Ejad" (uno).La enseñanza jasídica explica que, ejad representa una unidad más profunda que iajid. Iajid es una unidad que no puede tolerar pluralidad; si otro ser u elemento se introduce en la ecuación, el iajid ya no es más iajid. Ejad, por otra parte, representa la fusión de elementos diversos en un entero armonioso. La unidad de ejad no es socavada por la pluralidad; de hecho, emplea la pluralidad como ingredientes de unidad. Di-s no precisaba crear un mundo para ser iajid. Él era singular y exclusivamente uno antes de que fuera creado y perdura así después. Fue para expresar Su calidad de ejad que creó al mundo, al hombre, le otorgó libre albedrío y le dio la Torá. Creó existencias que, al menos en su propia percepción, son distintas de Él y les dio las herramientas para orientar sus vidas a la máxima armonía con Su voluntad. Cuando un mundo plural y diverso escoge, por propia iniciativa, unirse a El, la unidad Divina asume una expresión nueva y más profunda: Di-s es ejad. Moshé reveló la sabiduría y voluntad Divina al hombre. Pero ésta era una revelación, una explosión de luz desde Arriba. No era algo que el mundo entendió o aceptó, sino algo impuesto a él por fuerza de una verdad superior. Era una exhibición del Divino iajid, de la exclusiva realidad de Di-s.Moshé quiso que Di-s enviara al Mashiaj para sacar al pueblo judío de Egipto, que el Exodo condujera al inculcado del Divino ejad en el mundo. Pero una unidad de ejad, por definición, debe venir de abajo, cuando un mundo diverso escoge, por propia iniciativa, fusionarse en una entero integral. Moshé podía proveer la llave, la fórmula, pero el proceso debía desplegarse en el curso de la historia en la que el mundo absorbió la verdad Divina para llegar al objetivo de la Creación.