"Estamos manteniendo este cordero aquí para faenarlo y ofrecerlo como sacrificio a Di-s". Los egipcios rendían culto al cordero. Este era su deidad idólatra. No obstante, Di-s exigió que el cordero fuera mantenido en las casas de los judíos durante cuatro días y que las preguntas de los egipcios fueran respondidas con franqueza diciendo: "¡Lo degollaremos y ofrendaremos a Di-s!"Esta firmeza interior y la abnegada entrega por parte de los judíos para dar cumplimiento a la Voluntad de Di-s –mesirut néfesh– sin temor a los egipcios, fue lo que produjo finalmente la redención y Exodo de Egipto.Nuestro Sabios, así, cuentan que cuando llegó el momento del Exodo los judíos estaban "desnudos de mitzvot" que ameritaran salvarlos y de hecho, incluso se blandía contra ellos, en el Cielo, la acusación de que"tanto estos (los hebreos) son idólatras y aquellos (los egipcios) son idólatras" intentando entorpecer su liberación. Por eso les dio Di-s la mitzvá de la ofrenda de Pesaj y en mérito de esta mitzvá –sumado al mesirut néfesh implícito en su cumplimiento– el pueblo de Israel fue redimido de Egipto. Respecto de la Redención futura, la profecía declara: "Como en los días de tu salida de Egipto Yo les mostraré maravillas".Esto significa que el Éxodo de Egipto sirve de modelo para la futura Redención.Las mismas condiciones que produjeron el Exodo de Egipto, ellas mismas son las que forjarán asimismo la futura Redención. Tal como la salida de Egipto fue el resultado de la firmeza interior y el mesirut néfesh, del mismo modo la futura Redención llegará por medio de nuestra actitud de fortaleza interior y mesirut néfesh. Si todas las mitzvot deben cumplirse con determinación y firmeza interior, con más razón debe observarse así ciertamente la mitzvá de amor al prójimo que constituye el principio fundamental de toda la Torá, debe cumplirse con entereza y vigor, sin dejarse amedrentar por ninguna persona que pretenda "enfriar" el ardoroso amor de un judío por su semejante.La causa del presente exilio diaspórico es la falta de amor al prójimo; al comportarnos afectuosamente con nuestros pares y juzgándolos siempre para bien, revocamos la causa originaria del exilio y aceleramos la Redención. La mejor manera de llevar ese amor al prójimo de la teoría a la práctica concreta es tratando de devolverlo a la genuina forma de vida judía. Por lo tanto, debemos hablar con nuestro prójimo y dedicarnos a él, interesándolo acerca de la Torá y sus mitzvot. Esto debe hacerse con determinación.Por cierto, para ser escuchado es preciso hablar de un modo cordial y amable pero, al mismo tiempo, con firmeza.Lograr en nuestro interior que las palabras "surjan del corazón", para que en consecuencia "entren al corazón del otro".Lo mismo es válido para el día de hoy. Si actuamos con vigor y mesirut néfesh y no nos dejamos afectar por el mundo que nos rodea, todos nuestros adversarios resultarán neutralizados y la futura Redención llegará pronto en nuestros días.
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